miércoles, 25 de septiembre de 2013

ADRIAN SMITH: "ME ENCANTA VER UN PUBLICO APASIONADO"

El guitarrista, uno de los tres del grupo Iron Maiden, le contó a Clarín, entre otras cosas, que “la vida de esta banda en gira es bastante recatada."
Por Adriana Bruno.

Ese gesto concentrado, casi adusto, que asoma bajo la vincha eterna de Adrian Smith en cada uno de los recitales de Iron Maiden, no es exclusividad del escenario. El guitarrista, uno de los tres de la inoxidable banda de heavy metal que el viernes se presentará en el estadio River Plate, tiene la sonrisa difícil. Pero no imposible.
De modo que durante la entrevista que concedió a Clarínminutos antes de su show en Nashville, Estados Unidos, en el marco de la gira Maiden England, este hombre de 56 años se permite entusiasmarse un par de veces: cuando deja de ser “un Maiden” para ser estricta y solamente “un músico”.
Para Adrian Smith esta gira es más significativa que para sus compañeros: el vocalista Bruce Dickinson, los guitarristas Janick Gers y Dave Murray, el bajista Steve Harris y el baterista Nicko Mc Brain. Sucede que Maiden England es la reedición del Seventh Son of a Seventh Son, tour que marcó de alguna manera un gran paréntesis en la era dorada del grupo, hace ya 25 años. Los Maiden estaban en su mejor momento, pero faltaba poco para que Smith -motor escondido de buena parte de la evolución de la banda- se alejara, por desavenencias creativas con Harris. Un disco después, también se fue el frontman , Dickinson. Pero unos años más tarde (a Smith le tomó nueve), y convencidos de que, con sus más y sus menos, iban a estar mejor juntos que separados, ambos volvieron al redil, y Maiden renació... ya con tres guitarras, incluida la de Gers, que había entrado para reemplazar a Smith.
Maiden England los lleva a todos a la cima de su carrera, pero ya convertidos en un clásico del metal (y sí, eso es posible), y con más de tres décadas de experiencia encima.
Después de tantos años años con Maiden, ¿de qué está cansado?

Es al revés. Después de tantos años, logro disfrutar muchísimo el hecho de estar en gira, de tocar un día detrás del otro, frente a tantos públicos tan diferentes, de ir a lugares donde otras bandas no llegan, y por el solo hecho de saber que allí hay muchos fans nuestros.
Primero fue ASAP (Adrian Smith and Project), luego formó Psycho Motel, y en 2011 armó Primal Rock Rebellion. ¿Por qué tiene tantos proyectos por su cuenta? ¿se asfixiaría siendo solamente un Maiden?

Es posible que eso me sucediera hace veinte años, pero ya no. Encaro mis proyectos aparte básicamente, para que el tiempo en que no estamos girando con la banda, que suelen ser meses y meses, me resulte un tiempo productivo. Encuentro muy satisfactorio ese asunto de escribir algo y sentirme creativo.
El hecho de que este tour tome uno que ya hicieron en 1988 para reformularlo, ¿significa que Maiden ya no se propone hacer canciones nuevas?

¡No, no! Es importante para Iron Maiden hacer canciones nuevas, y es probable que más adelante haya un disco nuevo. Nos gustan los desafíos.
¿Cuánto hay de verdad y de chisme en los roces personales que hubo entre usted y el bajista Steve Harris? ¿El tiempo contribuye a limar esas asperezas o las acentúa?

Bueno... toda la tarea de componer una canción, de ir armándola, de ver cómo va a sonar cada instrumento, no deja de ser un trabajo. Ese es nuestro trabajo. Y como en todo grupo de trabajo, hay opiniones distintas, y es natural que cada uno ponga el mayor énfasis en sostener su propia mirada. A veces esto puede lograrse en total armonía, y otras no tanto. Pero con el tiempo se empiezan a manejar de otra manera esas tensiones, porque, bueno, uno aprende con la experiencia.
En la película documental “Flight 666”, de 2009, se los ve disfrutar mucho del público en toda América latina. Pero en Buenos Aires, con los fans agolpados en la puerta del hotel y prácticamente sin poder salir, se los observa casi fastidiados. ¿Qué recuerdos tiene de esa visita? ¿Cuál es el punto de euforia del fan ideal?

Me encanta ver un público apasionado. Eso siempre es bueno, pero mejor aún es que todo que ese amor se demuestre durante los recitales. En Sudamérica, en particular, es muy impresionante ver y escuchar cómo la gente corea todo el tiempo, saben qué acorde viene después del otro. Y no sólo en los hits sino en todos los temas. Eso resulta muy inspirador. Hace que uno se esfuerce en ofrecer la mejor interpretación posible. En mi caso, pienso también qué puedo hacer con la guitarra que ellos no sepan, qué puede sorprenderlos esta vez.
Más allá de los indiscutidos, como Maiden, Black Sabath, Judas Priest o Metallica, ¿hacia dónde cree que va el metal como género? ¿Qué futuro tiene?

Cada vez que veo una banda nueva tocar por la pura pasión de hacerlo, y entregar todo en ese momento que están sobre el escenario, creo que ahí está el futuro. No creo para nada que el metal se agote en los grupos más conocidos. Llegó como una forma de expresar algo, una fuerza de cambio, que estaba en la sociedad, en muchos lugares del mundo, y que sigue estando. Y el metal se quedará mientras eso siga estando.
Usted contó que decidió ser guitarrista cuando, muy joven, estuvo en un recital de Deep Purple y vio a Ritchie Blackmore. ¿Qué siente al pensar que algún adolescente, el viernes, en River, puede estar decidiendo lo mismo al ver a Adrian Smith?

Responsabilidad (se rie). Me siento muy halagado. Y creo que entonces todos estos años tocando y haciendo giras sirvieron para algo. Uno nunca olvida el primer recital que vio, y pienso que tal vez los chicos utilicen esa inspiración para alimentar su propia creatividad. Eso es lo mejor que a un músico le puede pasar.
Las giras de Iron Maiden son largas, intensas, requieren mucha energía, y ustedes ya no son criaturas aunque lo parezcan. ¿Cómo se preparan físicamente para tanto desgaste? Son casi atletas más que rockers.

Bueno, la vida de esta banda en una gira es bastante recatada. Cuando termina el show vamos a comer todos juntos, y esa es la mayor diversión fuera del escenario. Pero el único atleta es Bruce. Yo lo que hago es dormir. Duermo bien. Y me entretengo bastante con Internet. Gracias a Dios por Internet.
Fuente: Clarín. 

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