n un mundo en el que los medios y las nuevas tecnologías están cada vez más presentes, los pueblos originarios tienen mucho que decir. El “Parlamento Internacional de Comunicación Indígena y Plurinacionalidad”, organizado por la Coordinadora de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI), discutió estrategias continentales para “construir políticas públicas y Estados Plurinacionales”. Fue en noviembre pasado, en el hotel Bauen, en pleno centro porteño, donde Veintitrés entrevistó a tres de los principales referentes que participaron del encuentro. La cineasta Jeannette Paillan, mapuche del sur de Chile y coordinadora de CLACPI; Olimpia Parmar, wayauu e integrante de la Red Nacional de Comunicación y Educación Indígena de Venezuela, y Mario Bustos, de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), dieron sus impresiones sobre la situación en sus países y en Argentina, donde se produce un escenario contradictorio: la historia oficial niega la importancia de las comunidades preexistentes a la llegada de los europeos, a la vez que se consagran leyes de avanzada que protegen los derechos de los indígenas, como en ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
–¿Cómo ven la comunicación de los pueblos originarios en la Argentina?
Jeannette Paillan: –Siempre se tiene la idea de que Argentina desconoce la realidad de los pueblos indígenas. En el último tiempo se produce un proceso interesante, no solamente lo que están viviendo los pueblos indígenas, que ya llevan bastante tiempo en un proceso de organización, de madurez, de propuestas, sino también la apertura por parte del Estado, que al menos recoge las aspiraciones legítimas de los pueblos indígenas. La nueva legislación de medios que designa un porcentaje importante y reconoce el derecho a la comunicación a los pueblos indígenas en este país es interesante. Hemos seguido el proceso y creemos que hay ciertas limitaciones, tiene problemas la aplicación de esa legislación. Seguramente tiene que ver con que los argentinos hace muy poco tiempo se han dado cuenta de que tienen pueblos indígenas. Eso lleva su tiempo, un proceso de transformación social que traspasa la responsabilidad de los pueblos indígenas. Siempre sentimos que Argentina estaba mirando hacia Europa.
Mario Bustos: –Quería destacar la presencia de los hermanos mapuches y de otros pueblos de acá. Una presencia digna, fuerte, desde la espiritualidad, desde la creencia en nuestra cultura y nuestro idioma. Eso da cuenta de que son pueblos vivos. Es importante la dignidad con la que se demanda el reconocimiento de los derechos. En el Parlamento me encontré con espiritualidad, cantos desde lo profundo del territorio mapuche.
–¿Cómo es la situación en sus países en cuanto a la comunicación indígena?
Olimpia Parmar: –En Venezuela hay una ley de responsabilidad social en radio y televisión, aunque los pueblos indígenas no tenemos una participación activa en cuanto a la legislación. Sin embargo, la constitución dice que los pueblos indígenas somos autónomos, libres, capaces de generar nuestros propios modos de comunicación y de vida. Estamos viendo cómo incidir desde lo local para propiciar el debate con los estados, para que se puedan reconocer las nacionalidades, los medios de comunicación propios de los medios indígenas. La comunicación es un territorio que disputamos. Así como peleamos por nuestra tierra, peleamos por nuestros medios de comunicación. Reclamamos por derechos a través de una participación protagónica desde la organización propia de los pueblos originarios.
–¿Se abrieron instancias de participación a través de la constitución bolivariana?
O.P: –Te dicen que si no eres parte del concejo comunal no puedes participar, pero nosotros tenemos nuestra propia organización, nuestras propias costumbres y las ejercemos a nuestra manera. Más allá de si se cumple o no la ley, destaco que hay participación protagónica de organizaciones y movimientos indígenas que están trabajando en exigir el cumplimiento de los derechos. Queremos que las luchas no queden solamente en lo local, sino que trasciendan a esta sociedad, como pasa en la Argentina: que esta lucha no sea solamente de los indígenas que están allá arrinconados en la fronterita y ya. Sino que también esté aquí en la ciudad, que esté en los cines, en los medios de comunicación. Queremos trascender las luchas en la comunicación.
–¿Cómo es el panorama en Ecuador?
M.B.: –Se habla de un proceso de revolución ciudadana, con una Constitución que es de avanzada en relación con el ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas. En cómo se los garantiza, realmente hay muchas limitaciones y dificultades. Desde los pueblos indígenas hemos movilizado permanentemente para defender la tierra, el agua, el ejercicio de nuestros derechos. Hay 200 de nuestros hermanos que han sido criminalizados. Nos acusan de ejercer sabotaje terrorista. Los de los pueblos hemos tenido que desarrollar otras estrategias de comunicación, además de las propias que mantenemos como pueblos indígenas y que nos han permitido sostenernos como tales.
–¿Cuáles?
M.B.: –El manejo de medios y tecnologías de comunicación nos ha servido mucho, sobre todo para que nuestras demandas puedan trascender a nivel internacional. Hemos tenido casos en los que recién cuando trascendió internacionalmente, ahí se ha hecho público a través de medios de información del país. Tienen el poder de permitir o no que se expresen las voces de protesta y de dignidad que levantan nuestros pueblos y se conozcan en el conjunto de la sociedad. Por suerte, a través de redes de información alternativas, podemos trascender con nuestras demandas a nivel internacional y ejercer niveles de presión en la opinión pública, con la solidaridad de nuestros hermanos de otros lugares del continente.
–¿En Chile no hubo mejoras?
J.P.: –No logramos diálogo con el gobierno, ni bueno ni malo. No se logra esa conversación con el Estado ni con el gobierno de turno. No hay avances. Existe un cerco que a nosotros nos cuesta traspasar. En el caso mapuche tenemos experiencia en diferentes ámbitos de la comunicación, pero nos cuesta. Formamos parte de CLACPI porque solos es imposible traspasar ese cerco que nos tiene sesgados en el plano delictivo, del conflicto. En Chile se le llama ‘conflicto mapuche’, somos un problema a resolver (ver recuadro). Cada uno de los gobiernos ha intentado resolverlo a su manera. Con políticas asistenciales, con financiamiento del Banco Mundial, lo que tratan es de dividir el movimiento indígena, debilitarlo. Y encarcelar a los líderes. Generar conflictos internos entre las comunidades. E instalar megaproyectos, porque manda el mercado.
–¿Cuál es la respuesta mapuche?
J.P.: –Se vive un proceso de resistencia, no les ha sido fácil. Existe un movimiento que ha logrado mantener no sólo la resistencia, sino que, como ha dicho Mario, se ha intentado mantener digno. Y esta alianza internacional nos ha permitido que nuestra situación sea visible. Es la fórmula que hemos encontrado para que los gobiernos no sean impunes, para que los organismos internaciones de derechos humanos estén alerta. La dictadura continúa para el pueblo mapuche.
Fuente: Clacpi.
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