Entrevista a Karina Nazabal. Diputada del Frente para la Victoria. A diferencia de las experiencias iniciadas en Quito y Curitiba, en la Argentina, los cartoneros no son reconocidos como trabajadores. Incorporarlos como servidores públicos en el marco de una solución al problema de la recolección y disposición final de residuos es el desafío. Los riesgos sociales y políticos de un modelo al borde del colapso.
Por
Felipe Deslarmes
Karina Nazabal es diputada del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires. Comenzó a abordar la problemática de los cartoneros en 2001 a raíz de una investigación universitaria y siguió, luego, vinculada al tema desde el ángulo de la violencia de género y la niñez. Cuando en 2010 llegó a la legislatura de la Provincia de Buenos Aires, se integró a la Comisión de Medio Ambiente y se vinculó con la abogada María Tognetti, que venía trabajando el tema en la Ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, pelea por la aprobación de un proyecto de ley que reconozca como servidores públicos a los cartoneros. La iniciativa, denominada Ley de Gestión Social para la Recolección Diferenciada en la provincia de Buenos Aires, permitiría, subraya Nazabal, que se valore los saberes adquiridos por quienes se dedican a esta actividad, que los ayude en la relación con sus hijos y, además, abriría la posibilidad de apoyar con financiamiento la tarea que realizan.
–¿Cómo se está tratando el tema en Latinoamérica?
–En Colombia, un juez obligó a los estados provinciales a incorporar en las licitaciones a las cooperativas de cartoneros, que allí, además, están sindicalizadas. En Ecuador, se generó un marco normativo donde todas las empresas recolectoras deben ser del Estado; incluso en Quito, asignan recorridos directamente a cartoneros. Brasil tiene varias experiencias, como las de Curitiba y Londrinas, donde, desde hace más de cuatro años, el municipio tiene recorridos con un entramado súper efectivo… Ahí también se hizo una ley de envases con bonos, donde las empresas que generan más residuos urbanos sólidos (RSU) deben pagar más... y lo hacen con unos bonos válidos sólo si tienen la firma de alguna cooperativa de recuperadores.
<>–¿Cartoneros como controladores?
–Claro. Establecen lazos muy fuertes con el Estado y funcionan como un servicio a la comunidad controlando a las empresas e informando al Estado.
–Hace unos años, realizó un viaje a Italia y España, ¿cómo se están manejando allí?
–Me asombró el tratamiento que dan a la basura en Barcelona, donde además tienen una ley de envases muy interesante. Las empresas deben pagar por la basura que generan. No puede ser que para un producto chiquito hagan envases enormes. Inmediatamente pensé si podríamos tener una ley así. La hicimos y ya está presentada. Pensando qué lugar tendrían los cartoneros, empezamos a tratar con algunas cooperativas. Vimos que hacía falta sumar una ley específica que reconociera ese trabajo. Muchos programas y leyes hacen mención a la informalidad que implica, pero nadie lo atiende. ¿Por qué? porque es un negocio millonario...
–¿Qué tratamiento le dan en Barcelona?
–Tienen una planta que transforma los RSU en energía que está al lado de hoteles cinco estrellas, y te aseguro que ni se nota. Les tomó 17 años llegar a eso. La Argentina debería tener ese nivel de tratamiento de residuos... pero incorporando a las cientos de miles de familias que viven de recuperar materiales, desde hace décadas. Por eso, pedimos reconocerlos como “servidores públicos”. Están dando un aporte concreto a los municipios, a la provincia y al país evitando que se entierre material reciclable. Porque mientras que ellos abren las bolsas y separan lo recuperable de forma productiva, están resolviendo una situación que los estados no están mirando. ¿Por qué ahora que pensamos en reciclar lo haríamos con empresas, dejando de lado a quienes lo vienen haciendo desde hace años?
–Como si estuviéramos dispuestos a pagar a una empresa, pero no a quienes vienen haciéndolo de forma independiente...
–No sólo pagarles. Pareciera que no estamos dispuestos ni siquiera a dejar que lo hagan. Entonces, caemos en la trampa: ya tienen una propuesta de hacer pequeñas plantas de transferencia, como ocurre en el Complejo Ambiental Norte III. Pretenden que los cartoneros se metan en medio de la basura a recuperar. Vulnera al máximo al trabajador. Lo que debería hacerse es un programa serio de separación domiciliaria y que el cartonero pase y se lleve su bolsita limpia... y no que vaya todo al Ceamse y que ahí deban ingresar a buscar entre la basura.
–¿Indefinidamente?
–Eso pretenden. Saben de la existencia de este proyecto de ley y de otros, del trabajo que se está haciendo desde Medio Ambiente, en Nación. Contaron con que el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, podría deshacerse de las cooperativas. Saben que, indefectiblemente, habrá que separar y recuperar y quieren hacerlo con empresas.
–Macri siempre intentó facilitar ése negocio a empresarios...
–Pero le metieron un recurso de amparo porque había licitado un servicio de contenedores.. Justamente, una de las consignas que reclamábamos era: “contenedores no”. Pasa la empresa, levanta y tienen que andar corriéndolos. El rol del cartonero en el circuito del tratamiento de la basura es fundamental. Hay que cambiar una ley de más de 30 años que plantea que cartoneros y recuperadores delinquen porque la basura es propiedad del Ceamse.
–A fin de año el proyecto se vence. ¿Cuáles son los obstáculos?
–Si no logramos que se apruebe este año, vamos a volver a plantearlo el año que viene, con tres ejes centrales. El primer reclamo de los vecinos es que, aunque acepten que es un trabajo, les molesta que los niños vayan en los carros. Hicimos un capítulo específico al respecto, explicando que no los llevan para hacerlos trabajar sino que porque no tienen dónde dejarlos... Tenemos cientos de historias de compañeros que para no sacarlos en invierno, los dejaron en sus casas, y cuando volvieron, estaban incendiadas con los chicos en un hospital. Además, está el vínculo y que los chicos siempre quieren ir al trabajo de sus padres. ¿Si trabajo en una oficina puedo llevar a mi hijo conmigo, pero ellos no? Otro apartado plantea el reconocimiento al saber que desarrollaron en la identificación de RSU.
–¿Hay resistencia dentro de la Legislatura provincial?
–Sí, algunos por desinformación; pero otros porque tienen intereses. Hay quienes dijeron: “No queremos cartoneros, ni recicladores informales”, pero están detrás de una política de residuos manejada únicamente por empresas, de las que serían socios. Además, hay cierta resistencia al movimiento cooperativo. Nos vinieron a decir directamente que por el tema de la separación se iban a juntar cinco empresas que funcionarían con lo que separen los municipios. ¿Y quién se lo va a llevar? Están proponiendo una ley que presiona a los municipios obligándolos a la separación. Y si la aprobaran hoy, no quedaría otra que contratar a una empresa porque no hay un sistema efectivo de separación y no hay relación con cooperativas de cartoneros.
–¿Qué propone?
–Que se sostenga un sistema de separación en manos de cartoneros, generando trabajo genuino, que fortalezca un entramado productivo en el distrito, que resuelva la recuperación y minimice lo que habría que enterrar. Pero si se destina ese dinero a pagar a una empresa en Pilar, además de llevarse el dinero, te deja un problema social impresionante. Cuando les pregunto qué esperan que haga con los cartoneros del municipio, me responden: “Que trabajen en las empresas”. Cuando le digo que la empresa queda en Pilar, te responde: “Que viajen”. Pero hay más. Cuando preguntás si en esas empresas habría trabajo para todas las familias, te responde: “Nooooo, imaginate que son empresas totalmente tecnologizadas”. Para algunos la solución es que el Estado les pague un subsidio a los cartoneros. Lo que no entienden es que la labor de los cartoneros es un trabajo. La discusión es esa.
–Recuerdo un institucional que hicieron para la televisión, muy duro, quejándose de que los caballos están en mala situación.
–Sí, muy duro. Si consiguen subsidios, que vengan a vacunar a los animales de los cartoneros, o que les den de comer y consigan un establo; el bombazo viene de cualquier lado.
–¿Cómo es el financiamiento que propone su proyecto?
–Propone un financiamiento desde lo productivo: herramientas, maquinarias, ropa, dispositivos de traslado; y por ser considerado un trabajador que presta un servicio a la comunidad, le corresponderían también ciertos cuidados vinculados a la salud. Planteamos un fortalecimiento de la tarea cooperativa, un incentivo para los recuperadores y el compromiso de ellos de cumplir horarios repitiendo días y un mismo recorrido. Es un tema que no se circunscribe a lo social. Es también ambiental, económico y político. No podemos permitir que quede en manos cuasimonopólicas.
–Sobre todo, teniendo en cuenta que desde el 2014 en el Ceamse no se podrá enterrar nada más…
–Al principio, hablábamos de los 17 años que les tomó a Barcelona llegar al nivel que tienen hoy. No creo que haya sido casualidad que no se haya hecho nada desde la creación del Cemase para prever la actual situación.
–¿Cuál sería el mayor riesgo de un manejo monopólico de la basura?
–Hay países donde la mafia está metida en el tema de la recolección y tratamiento y ante cualquier avance sobre temas en los que estén involucrados, te llenan de basura las calles. Como en Nápoles. ¿Cuánto podrías soportar sin arreglar? No habría presupuesto en salud que alcanzase. Es una decisión ideológica. Cómo algo que a uno deja de servirle y lo tira, a otro puede darle de comer. y para otro puede constituir un espacio de poder inmenso.
La región en foco
Los números de la basura en América latina
Según las Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Económica para América latina y el Caribe, la región latinaomericana genera a diario unas 436 mil toneladas de residuos –0,9 kilos/per cápita–, casi un 60% más que en 1995. Colombia es el país que más invirtió en reciclaje y aunque sólo los habitantes de Bogotá generan 6.700 toneladas por día, la ciudad tiene una organización que trabaja con los recicladores informales. Chile es el país que genera más basura, con unos 6,5 millones de toneladas al año y sólo recicla un 10% del total. En Perú, la producción de basura por habitante creció de 0,6 kg en 2008 a 1 kilogramo por día. En la Argentina, sólo el Complejo Ambiental Norte III recibe diariamente 11.300 toneladas. En Venezuela, se producen 24 mil toneladas diarias. Brasil tiene más de 12 programas de separación de materiales, concentrados en Curitiba –la capital ecológica de Brasil–, San Pablo, Porto Alegre, Sao José dos Campos, Santos y San Sebastiao. Sólo de basura electrónica, Brasil produce más de 360 mil toneladas al año, seguido por las 150 mil toneladas de México y las 100 mil de la Argentina.
Fuente: Miradas al Sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario