El mandatario ecuatoriano Rafael Correa, dijo que le preocupan el espionaje y las operaciones políticas que revela Wikileaks, pero no lo que puedan decir las filtraciones sobre su país. También habló de la crisis mundial y del golpe fallido.
Sonriente y relajado, Rafael Correa parece haber disfrutado su día en Buenos Aires, que empezó temprano con un doctorado honoris causa en la UBA y continuó con un encuentro con miembros de la comunidad de su país, la inauguración de una calle en Puerto Madero que lleva el nombre de la heroína ecuatoriana Manuela Sáenz, la presentación de su libro (ver aparte), donde contestó preguntas del público, incluyendo las de Federico Luppi, Piero, Osvaldo Bayer y el economista Mario Rappoport. Al caer la noche, después de una conferencia de prensa con medios locales y extranjeros, concedió una entrevista exclusiva a Página/12.
–¿Qué opina de las filtraciones de Wikileaks?
–Es algo terrible, muy grave. Se ha traicionado la confianza de los países amigos de Estados Unidos. Vamos a esperar un poco más. Hemos pedido informes de inteligencia para ver hasta dónde llega la gravedad del asunto y en función de eso daremos las respuestas pertinentes.
–¿Va a cambiar la manera de hacer diplomacia?
–Por supuesto, después de lo que ha pasado debo ser mucho más cuidadoso para que no nos espíen, para que no estén cabildeando, para que no influyan sobre nuestra política exterior, etc.
–De los cables que pudo ver hasta ahora, ¿qué es lo que más le preocupa?
–Hasta ahora nada. Tal vez la ingenuidad de Estados Unidos de pensar que puede a través de esa querida amiga que es Cristina Fernández de Kirchner, pensar que puedan influenciar para que el presidente Correa sea más maduro, más moderado, más equilibrado en su relación con Colombia. Eso devela el apoyo incondicional que ha tenido Estados Unidos para Colombia, a pesar de haber sido Colombia el agresor en el bombardeo de Angostura. La ingenuidad de pensar que una querida amiga como Cristina iba a influenciar en mí, se iba a prestar a aquello, para tratar de resolver el problema con Colombia, y no resolverlo en base al litigio sino a través de concesiones de Ecuador. Nosotros no tenemos nada que temer, que saquen lo que quieran de informaciones sobre Ecuador, en todo caso lo que nos interesa más bien es lo que intentaron hacer con nosotros. Insisto, estamos recopilando esa información.
–¿Le llama la atención que hayan salido tantos cables de Argentina?
–No tenía esa noticia, no puedo opinar al respecto.
–La abstención de Ecuador y Bolivia en la votación de la OEA por el conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, ¿marca un quiebre en el ALBA?
–No, eso molesta un poco. Nunca se ha votado en la OEA, siempre se decidió por consenso, así que decidimos el mal menor, que fue abstenernos. Pero Nicaragua y Costa Rica son países cercanos, muy queridos por Ecuador, y lo que esperamos es que ese impasse se resuelva lo más rápido posible.
–¿Cambió algo con la crisis o el capitalismo se recompuso y es mas de los mismo?
–El capitalismo se recompuso y hay más de lo mismo. Por supuesto que hubo cambios. Obama tomó muchas de la mismas medidas que había tomado el gobierno ecuatoriano. Pero no se atacó la raíz del problema, que es el descontrol absoluto de los mercados en general y, en particular, de los mercados financieros. Es decir, vamos a una globalización pero sin mecanismos de gobernanza a nivel mundial. Entonces es un absurdo tener un mercado mundial sin mecanismo de gobernanza para ese mercado. Vamos a ser víctimas de ese mercado y es lo que estamos viviendo, porque no se ha atacado la raíz del problema. Se pueden inyectar miles de millones de dólares al sistema, pero no se va a resolver el problema si las sociedades están sometidas al mercado, y no el mercado sometido a las sociedades humanas.
–¿Qué cambió?
–Muy poco. Por ejemplo, los que vivían denostando al Estado tuvieron que recurrir al Estado para salir de la crisis. Pero insisto, son reformas dentro del sistema. El sistema en sí mismo debe ser cambiado en sus cimientos.
–¿Cuáles son sus objetivos para la Cumbre de Mar del Plata?
–Ojalá logremos acuerdos vinculantes, si no todo queda en una foto. Debemos lograr una cooperación mutua para mejorar indicadores cualitativos, no sólo los cuantitativos de la educación. Un meta es lograr currículum homogéneos para distintos países.
–¿Quién está frenando el Banco del Sur?
–(Se ríe.) No se lo puedo decir, pero sí se muestra falta de voluntad en algunos países.
–Alguno de los más poderosos?
–(Se ríe otra vez.) Se muestra falta de voluntad de algunos países
–Después de la refundación, ¿cómo se hace para seguir movilizando, para mantener a la militancia activa?
–Eso no se hace con una Constitución. Eso se hace con organización, y eso nos faltaba, siempre lo dijimos. Evo (Morales) vino de las organizaciones sociales, Hugo (Chávez) del movimiento Quinta República, lo nuestro fue casi espontáneo. Fuimos poder, fuimos gobierno sin esa estructura política. Tenemos un gran capital político, pero no lo hemos estructurado, no lo hemos movilizado. Por eso somos víctimas fáciles de minorías con gran capacidad de movilización. Entonces era un desafío, lo sabíamos desde el primer día de gobierno, pero estábamos sobrepasados por el trabajo de gobernar. Ahora, felizmente, en esta segunda etapa de gobierno, el de-safío era crear esa estructura política, organizada, con capacidad de movilización. Eso es precisamente lo que hemos empezado a hacer. El 14 de noviembre tuvimos la primera convención nacional de nuestro partido, Alianza PAIS. Y en eso estamos, nadie va a parar nuestra revolución ciudadana.
–Después del intento de golpe hace dos meses supongo que usted tiene mucho interés en fortalecer las instituciones del país.
–Bueno, eso es lo que venimos haciendo fuertemente. Lo que pasa es que éste es un nuevo Estado, no en función de las burguesías y las elites, esas elites que manejan los medios de comunicación que dicen que estamos desinstitucionalizando el país. El país estaba de-sinstitucionalizado. Lo estamos institucionalizando pero no en favor de esa gente. Mientras más fuertes son las instituciones, menos dependientes son de los liderazgos personales. Eso es lo que todos deseamos, pero mientras tanto y en todos los países, los liderazgos siguen siendo importantes.
–Usted mantiene una relación difícil con los líderes de la principal organización indígena.
–Es que hay una dirigencia indígena bastante intransigente con la que es imposible hablar. Y no queremos hablar con ellos porque son irrespetuosos, faltos de seriedad. Usted puede llegar a los acuerdos más claros, firmarlos y ellos bajan las escaleras y ya se están contradiciendo. Defienden intereses corporativos, el espacio que tienen en la educación bilingüe, cuotas de poder, no el bien común. Pero de ninguna manera eso significa que no tenemos el apoyo indígena. Tenemos un inmenso apoyo de los indígenas. Lastimosamente hay una dirigencia bastante intransigente, muy dura, que ha perdido el rumbo. ¿Cuál es su proyecto político? No entiendo, Incluso caen en ridiculeces. A mí me quieren llevar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y acusarme de genocidio, de etnocidio. de xenofobia, o sea odio a los extranjeros, cuando mi esposa es extranjera. Tienen propuestas inviables, como más escuelas, más hospitales, más edificación, pero no al petróleo, no a la minería, no a monocultivo, etcétera. Entonces, ¿cómo se logra lo que tanto piden si no tenemos capacidad de generar ingresos?
–Usted ha sido muy crítico con la burocracia de los organismos internacionales de crédito. ¿Eso lo puede perjudicar en su intento de atraer inversiones a Ecuador?
–Nosotros queremos inversiones siempre y cuando cumplan con normas éticas. El problema es pensar que toda inversión extranjera es buena. Hay inversión que destruye a nuestros países. También es un error creer que la inversión estatal compite con la inversión privada. Todas las fuerzas económicas son necesarias: local y extranjera, privada y estatal. Pero terminemos con el mito de que toda inversión extranjera es buena. Tiene que tener reglas muy claras, buenos controles, si no saca más de lo que da.
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