Por Marcelo Bellucci
La población de chicos y adolescentes que se da cita en Internet crece todos los años y con la misma urgencia, suben los riesgos de vulnerabilidad. Una encuesta difundida ayer y realizada por Microsoft con el apoyo del INADI, revela cuáles son las principales amenazas que acechan a los menores en la Web.
La misma consta de unos 500 casos y la principal vía de consulta fue el portal de Internet MSN. Además, en el servicio mensajería Messenger aparecía un aviso para responder las preguntas, lo mismo que en el sitio del INADI en la red Facebook. Lo valioso es que se trata de datos recientes –tiene menos de 20 días– y son de la Argentina.
Entre los descubrimientos alarmantes se lee que uno de cada tres menores (en rigor el 35%) admite haber conocido en persona a un contacto con el que sólo mantenía una relación virtual. La complicación de tener una cita con el amigo que exhibe un avatar de Buzz Lightyear es que no siempre es tan inocente como se presenta.
Lo peor del caso es que el 69% asegura que si bien existen pautas claras en el hogar para saber a quien confiarle información, 4 de cada diez (37%) adolescentes comparten algún dato personal como edad, colegio, teléfono, dirección o nombres de la familia, con gente que no conoce en la vida real.
En cuanto a los contenidos, en la franja de los menores de 17, hay un 38% que publica fotos suyas en alguna red social como Facebook, Fotolog, Windows Live y el 21% sube también videos. De ellos, el 66% lo hace para compartirlas con amigos, 6% para conocer gente y 5% porque todos lo hacen.
Sobre los trances de exponerse sin evaluar consecuencias, Jorge Cella, gerente de Seguridad y Privacidad de Microsoft apunta que “hay que pensar que cuando los datos personales son entregados en la Web, pasan a ser públicos”.
En cuanto a la forma en que se comparten los datos, el 20% decidió dar información falsa si un desconocido o un “amigo virtual” solicita en un sitio algún dato personal. Sólo el 32% abandonó la conversación y el 35% indicó que no deseaba o no podía compartir ese tipo de datos por Internet.
Sobre este punto, los expertos en seguridad recomiendan siempre entregar datos verdaderos. En caso de que el sitio no resulta confiable o su autenticidad sea dudosa, lo indicado es no ingresar.
Las consultas que apuntan a la privacidad muestran que el 20% de los encuestados dice que alguna vez alguien usó sin su consentimiento su mail o su perfil en las redes sociales. Pero de ellos el 30% no actuó al respecto, el 22% lo denunció y el 19% avisó a sus amigos. El 25% de los menores de 17 años lo habló con sus padres.
Y mientras el problema crece, Cella apunta que “el robo ocurre porque entre los adolescentes es común que se presten la clave unos a otros”. Como ocurre con los chimentos, el dato pasa de una mano a otra y llega un momento que trasciende el circulo íntimo.
Este tema trae aparejado el conflicto de la suplantación de identidad. Algo que a simple vista parece menor. “Los encuestados que sufrieron que otros les usen la cuenta de mail o de red social tuvieron como reacción crear otro perfil, sin hacer la denuncia”, dice Cella. Y agrega “esto demuestra que entre la familia, la escuela y las instituciones comprometidas hay que trabajar en el tema”.
Entre los descubrimientos alarmantes se lee que uno de cada tres menores (en rigor el 35%) admite haber conocido en persona a un contacto con el que sólo mantenía una relación virtual. La complicación de tener una cita con el amigo que exhibe un avatar de Buzz Lightyear es que no siempre es tan inocente como se presenta.
Lo peor del caso es que el 69% asegura que si bien existen pautas claras en el hogar para saber a quien confiarle información, 4 de cada diez (37%) adolescentes comparten algún dato personal como edad, colegio, teléfono, dirección o nombres de la familia, con gente que no conoce en la vida real.
En cuanto a los contenidos, en la franja de los menores de 17, hay un 38% que publica fotos suyas en alguna red social como Facebook, Fotolog, Windows Live y el 21% sube también videos. De ellos, el 66% lo hace para compartirlas con amigos, 6% para conocer gente y 5% porque todos lo hacen.
Sobre los trances de exponerse sin evaluar consecuencias, Jorge Cella, gerente de Seguridad y Privacidad de Microsoft apunta que “hay que pensar que cuando los datos personales son entregados en la Web, pasan a ser públicos”.
En cuanto a la forma en que se comparten los datos, el 20% decidió dar información falsa si un desconocido o un “amigo virtual” solicita en un sitio algún dato personal. Sólo el 32% abandonó la conversación y el 35% indicó que no deseaba o no podía compartir ese tipo de datos por Internet.
Sobre este punto, los expertos en seguridad recomiendan siempre entregar datos verdaderos. En caso de que el sitio no resulta confiable o su autenticidad sea dudosa, lo indicado es no ingresar.
Las consultas que apuntan a la privacidad muestran que el 20% de los encuestados dice que alguna vez alguien usó sin su consentimiento su mail o su perfil en las redes sociales. Pero de ellos el 30% no actuó al respecto, el 22% lo denunció y el 19% avisó a sus amigos. El 25% de los menores de 17 años lo habló con sus padres.
Y mientras el problema crece, Cella apunta que “el robo ocurre porque entre los adolescentes es común que se presten la clave unos a otros”. Como ocurre con los chimentos, el dato pasa de una mano a otra y llega un momento que trasciende el circulo íntimo.
Este tema trae aparejado el conflicto de la suplantación de identidad. Algo que a simple vista parece menor. “Los encuestados que sufrieron que otros les usen la cuenta de mail o de red social tuvieron como reacción crear otro perfil, sin hacer la denuncia”, dice Cella. Y agrega “esto demuestra que entre la familia, la escuela y las instituciones comprometidas hay que trabajar en el tema”.
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