Un informe de Médicos del Mundo revela que son 15.523 las personas que viven en la calle. El 30 por ciento son porteños y el 19 proviene del exterior. El 44 por ciento no acepta vivir en paradores por problemas de “convivencia o maltrato”.
La cifra de 15.523 personas que viven en las calles porteñas se consolida como una problemática irresuelta en un nuevo estudio de la organización Médicos del Mundo. El informe también arroja datos sociales alarmantes sobre esta población desprotegida. Un equipo interdisciplinario relevó una muestra de 1006 casos a lo largo de 2009. El estudio permitió comprobar que un 79 por ciento del total ocupa la franja de 21 a 60 años, el 52 por ciento lleva más de un año viviendo a la intemperie, el 41 por ciento de los atendidos por la unidad móvil de la organización sufre algún tipo de adicción y el porcentaje más elevado de indigentes que duermen en las calles se concentra en el barrio de Flores. En la introducción al trabajo, el coordinador de la ONG, Gonzalo Basile, se pregunta: “¿Por qué la destrucción ecológica y la construcción desprotectora de un espacio público deshumanizado en la ciudad más opulenta y rica del país?”.
El número que ya supera las 15 mil personas en situación de calle ha sido denunciado por otras organizaciones como Proyecto 7 y le dio más fuerza a la iniciativa legislativa que presentaron varios diputados porteños a mediados de junio último. La contracara es la información que difunde el gobierno de Mauricio Macri: según sus datos del año pasado, en Buenos Aires hay sólo 1400 personas que no poseen ningún tipo de hogar.
El informe, denominado “Salud en la calle”, releva a todos aquellos que no tienen techo, desde los que duermen en plazas, parques o debajo de las autopistas hasta a quienes son alojados en albergues, hoteles o paradores en tránsito. No distingue límites entre unos y otros, ya que se trata de una población muy móvil, que puede acceder a un subsidio para pagar una pequeña pieza, pero también regresar al poco tiempo a la calle cuando se lo niegan.
“Las condiciones sanitarias sufridas por la población en situación de calle (chicos-adultos) en la ciudad de Buenos Aires son sumamente preocupantes y van empeorando con un número cada vez mayor de personas, que por motivos de procesos de exclusión y marginación social encuentran en la calle su única opción”, denuncia Médicos del Mundo.
El 79 por ciento de la población en esta situación tiene entre 21 y 60 años (34,6 por ciento de 21 a 40 y 44,4 por ciento de 41 a 60) y de los indigentes que atendió la ONG por distintos problemas de salud, el 79,9 por ciento son hombres y el 20,01 mujeres. También detectó que en 2009, con relación a 2008, aumentó un 4 por ciento la cantidad de consultas femeninas en atención de salud. El dato indicaría que ahora son más las que viven en la calle.
Contra lo que podría suponerse, no es mayoritaria la gente que proviene del Gran Buenos Aires y permanece en la ciudad durmiendo a la intemperie. El 29 por ciento tenía como último domicilio uno de la Capital Federal y el 12 por ciento sí llegó desde el conurbano. Cuando se les requirió a las 1006 personas relevadas que dijeran su lugar de nacimiento, también el mayor porcentaje correspondió a los porteños. Unos 288 casos, el 29 por ciento del total. Del territorio bonaerense son 125 (el 12 por ciento) y del resto del país, 323 (el 32 por ciento). Tucumán, Chaco, Jujuy, Santa Fe y Corrientes son, en ese orden, las provincias con más afectados por la problemática de situación de calle.
Del informe además se desprende que el 19 por ciento de los sin techo provienen del exterior, unos 192 casos. La mayoría holgada son bolivianos (60), y después peruanos (38), paraguayos (27) y uruguayos (22). Constituyen una rareza los ciudadanos iraquíes, armenios, cubanos, estadounidenses, canadienses y franceses que contabiliza la investigación. En cambio, no llama tanto la atención que todavía aparezcan ucranianos o rusos, como consecuencia de un proceso de inmigración que se produjo a partir de la crisis del 2001 y que, en varios casos, los arrojó a la calle.
El 30 por ciento de esta población en situación de riesgo no tiene DNI, por lo que se topa con dificultades para acceder a programas sociales y subsidios habitacionales donde se les requiere el documento de identidad. El 41 por ciento sufre algún tipo de adicción (alcoholismo, consumo de marihuana, paco, cocaína y psicofármacos) y entre ellos hay una cuestión que provoca elevado rechazo: los paradores que ofrece el gobierno de la ciudad. El 44 por ciento se niega a dormir en ellos por motivos como problemas de convivencia o maltrato, los horarios que tienen y que deben dividirse las familias para poder pernoctar, ya que la mayoría funcionan para hombres y mujeres por separado. Un 22 por ciento sí acepta concurrir, aunque las 1100 camas de que dispone el gobierno, tanto en lugares públicos como privados, resultan insuficientes.
Las personas sin hogar se concentran por las noches en zonas como Flores (13,6 por ciento), Congreso (8,3), Parque Lezama (5,3) y Once (4,7). Quienes duermen en la calle viven de la venta ambulante, de hacer servicios para el hogar, el cartoneo o el cada vez más extendido rebusque de limpiar vidrios, cuidar coches o repartir volantes. El 55,4 por ciento, no obstante, está desocupado y sólo el 37,7 dice recibir algún ingreso por aquellas actividades.
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