Por Michelle Bachelet.
Cuando era niña en Chile, escuché muchas veces un dicho que era común: “quien te quiere te aporrea” que significa algo así como “quien te quiere te trata mal”. Esta frase -aceptada entonces sin muchos cuestionamientos- hoy se ha convertido en lo que verdaderamente es: un silencio cómplice frente a la violación a los derechos humanos de las mujeres. Este 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer . En las últimas décadas hemos sido testigo de grandes avances: hoy 125 países cuentan con leyes específicas que penalizan la violencia doméstica, algo inimaginable hace 20 años. El Consejo de Seguridad ha reconocido la violencia sexual como táctica de guerra deliberada y planificada. Y el derecho internacional ha dado pasos sólidos para condenar y perseguir los delitos de violencia sexual durante y después de un conflicto. Sin embargo, este 25 de noviembre nos encuentra muy lejos de nuestros objetivos de lograr que millones de mujeres vivan libres de discriminación y violencia. Hay 603 millones de mujeres y niñas que viven en países donde la violencia doméstica no es considerada un delito. El feminicidio azota nuestros países a diario, en algunos bajo la más absoluta impunidad.Más de 600 mil mujeres y niñas son traficadas a través de las fronteras cada año, la gran mayoría con fines de explotación sexual.La pregunta es ¿qué más podemos hacer para enfrentar este flagelo? Existe la información, pero escasea la inversión sostenida y la voluntad política de los gobiernos nacionales y locales. Es el momento para que los gobiernos de todo el mundo asuman su responsabilidad frente a la violencia contra sus ciudadanas y lo hagan con acciones concretas, transparentes y medibles. Desde ONU Mujeres vamos a reforzar nuestros esfuerzos para colaborar con los gobiernos. Propondremos un programa de acción con 16 medidas concretas enfocadas en la prevención, protección y previsión de servicios públicos esenciales para proteger y erradicar la violencia contra las mujeres. Se requiere de liderazgo, leyes eficaces y una justicia inequívoca para enjuiciar a los culpables y poner fin a la impunidad. Estamos encabezando una iniciativa global para proporcionar a las mujeres y las niñas el acceso universal a instancias de apoyo a las víctimas. Atenciones durante las primeras 24 horas para su seguridad y la de sus hijos e hijas, lugares de acogida, apoyo psicosocial y acceso a la justicia gratuita y eficaz. Un papel fundamental tienen los hombres: líderes, jueces, empresarios, esposos, compañeros, hijos, hermanos, amigos.No basta con el empoderamiento de las mujeres, su liderazgo y decisión. Necesitamos involucrar a todos para detener, prevenir y tratar la violencia.La democracia, el futuro de nuestro países, el presente de nuestras familias, la convivencia de nuestros entornos, la educación de nuestras comunidades, nuestras economías y la paz del mundo se ven amenazadas cuando la violencia campea ante nuestros ojos , a vista y paciencia de todos nosotros, y como sociedad no somos capaces de dar una respuesta que salve la vida de las mujeres y sus hijos.
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