domingo, 31 de marzo de 2013

LA LUCHA CONTRA EL OLVIDO

Por Soledad Lofredo         
 
Científicos argentinos avanzan en la investigación sobre el mal de Chagas, una endemia que afecta a tres millones de personas y que junto a la parasitosis y la malaria, integra el grupo de enfermedades llamadas huérfanas.
      
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) arrojó, hace pocas semanas, un dato que atemoriza: el 20% de la población de América latina está expuesta a padecer alguna de las afecciones llamadas “olvidadas”: las parasitosis, el mal de Chagas, la leishmaniasis y la malaria son las principales enfermedades –también conocidas como huérfanas– con mayor presencia en la región.
Según el informe, 127 millones de personas están en riesgo de contraer el Chagas, la malaria o la leishmaniasis. Además, la OPS estima que 26 millones de niños en edad escolar están expuestos a diversas parasitosis transmitidas por el suelo, que podrían evitarse con una eficiente campaña de prevención basada en la distribución de medicamentos.
Hoy, sólo en Argentina, casi tres millones de personas padecen Chagas, la que más preocupa. “Hubo una época en la que tuvo mucha atención, por la cantidad de millones de personas que estaban infectadas y en riesgo. Pero luego hubo una desatención de la enfermedad, que se fue haciendo cada vez más notoria y se fue perdiendo el concepto social, el colectivo, el compromiso con la idea de la prevención”, cuenta Carolina Carrillo, investigadora del Conicet y especialista en Chagas. “Sin embargo, tengo la sensación de que en estos últimos años, a partir de que cumplió 100 años de ser descubierta la enfermedad, empezó a generar un interés, una mirada más para tratar de recuperar la preocupación por estas enfermedades huérfanas; además, esto de decir que hay enfermedades olvidadas, de ponerles un nombre, quiere decir que ya se empezó a prestar atención, que está operando un cambio”, dice Carrillo.
La Enfermedad de Chagas Maza (EC), causada por el parásito Trypanosoma Cruzi, es una de las patologías menos atendidas a nivel mundial pese a ser la mayor causa de miocarditis infecciosa. Médicos e investigadores sostienen que los tratamientos empleados hasta la actualidad presentan resultados variables (según la fase de la enfermedad, dosis, duración del tratamiento, edad del paciente, lugar de residencia) y hasta efectos secundarios no deseados.
“Las drogas que actualmente están validadas para combatir el Chagas son el benznidazol y el nifurtimox, que históricamente son medicamentos relativamente efectivos para los casos agudos –cuando la enfermedad es diagnosticada a tiempo–, pero son poco eficientes para los casos crónicos”, cuenta la investigadora. “Hoy por hoy es lo que hay, no es lo mejor, porque si el Chagas se diagnosticara en casos agudos y en niños recién nacidos, sería más eficiente”. Sin embargo, otro de los mayores problemas de la principal endemia de nuestro país es que no discrimina, porque tiene que ver la distribución poblacional, no con la edad ni con el sexo.
Y a medida que avanzan las investigaciones, algunos mitos van siendo eliminados. “El problema no es sólo la vinchuca, aunque años atrás fue la vía de transmisión más directa, sino que ahora cobra más importancia la transmisión vertical –de madre a hijo– y la transmisión por transfusión sanguínea”, dice la investigadora. “Hubo un boom de Chagas en Estados Unidos, en Europa, Asia y hasta en Oceanía. Y eso muestra que la enfermedad ya no está asociada a una cuestión socioeconómica, sino a una falta de conocimiento y cultura. Y se ha esparcido por las grandes migraciones; así que no solamente dejó de ser rural, sino que ahora es urbana. Por todo esto está marcando un nuevo foco en la sociedad”, afirma, y reconoce que aunque la cantidad de investigadores que se especializan en Chagas sigue siendo pequeña, es “enorme el esfuerzo que está haciendo Argentina para volver a producir el benznidazol”, que había estado discontinuado.
 
El trabajo conjunto de lo público y lo privado. Desde marzo, un plan nacional de salud beneficia a un millón y medio de argentinos que está recibiendo gratuitamente el fármaco, dentro de los cuales hay unos 300 mil que sufren cardiopatías de origen chagásico.
A mediados del año pasado, el laboratorio Sanofi firmó un acuerdo con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) para realizar un desarrollo conjunto que podría resultar en una nueva molécula contra el Chagas.
Desde ese momento, el laboratorio puso a disposición del equipo de científicos argentinos más de 300 moléculas para ser testeadas en el modelo experimental y así poder comenzar con desarrollos clínicos. Además, lanzaron en conjunto la convocatoria para la presentación de proyectos de innovación tecnológica e investigación aplicada sobre Enfermedades Olvidadas, Huérfanas o Desatendidas, que apoyará con 800 mil pesos, y su elección “dependerá de la parte del desarrollo en el que esté; queremos favorecer el proyecto que esté más cerca de llegar a la sociedad”, asegura Cristian Von Schulz, director médico del laboratorio Sanofi. “Esta búsqueda depende de una cuestión que está en agenda de salud pública y también de las farmacéuticas para encontrar una solución en donde no la hay. Comenzamos un plan de desarrollo para combatir la enfermedad de Chagas, pero también lo tenemos en tuberculosis, malaria, dengue, enfermedades que afectan a países en desarrollo. Y la base científica la estamos buscando entre los investigadores argentinos”, cuenta Von Schulz. “Suele pasar muchas veces que hay una desconexión entre el mundo de la ciencia básica y el mundo de las corporaciones, por eso lo que nosotros tratamos de hacer es acercar esas dos bases. Justamente, porque hay cosas que suelen quedar en una publicación y las soluciones recién llegan en 10 años”, dice. “Aunque es claro que en los últimos años esto se pudo revertir”.
 
Convocatoria. Al llamado podrán postularse hasta el 12 de octubre consorcios de grupos de investigadores de Conicet y de otras instituciones asociadas dentro de las áreas de ciencias biológicas, médicas, clínicas, químicas, farmacéuticas y tecnológicas que aporten su conocimiento a enfermedades como Chagas, malaria, dengue, leishmaniasis, tuberculosis y fiebre hemorrágica argentina.
 
Fuente: Miradas al Sur

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