La palabra hambre apareció en España en el siglo X.Primero fue un sustantivo. Un hecho. Algo que servía para describir una rareza.El verbo vino después.El verbo que sintetiza una política.La consecuencia de una acumulación que produce hambre.La palabra hambrear, el verbo hambrear, surgió en el año 1495, exactamente a tres años de iniciado el saqueo de América.Aquello que sirvió de piedra angular para el desarrollo de un nuevo sistema económico y de relaciones sociales y políticas que con el tiempo fue llamado capitalismo.El encubrimiento de América fue el descubrimiento de Europa como potencia mercantilista basada en la explotación de los recursos humanos y naturales de América y Africa.No es casual que el verbo hambrear, entonces, haya sido contemporáneo al nacimiento del capitalismo.Después de más de cinco siglos de capitalismo y verbo hambrear no es casualidad la noticia que difunde las Naciones Unidas.Según el Programa Mundial de Alimentos, el hambre en el planeta alcanza a mil millones de personas.Mil millones de personas. Una cifra astronómica. Imposible de imaginar. No se puede poner una cara igual a la de un ser querido para intentar comprender la magnitud del número. Mil millones de personas. Tan grande es la cifra como los guarismos que intenta explicar los misterios de las profundidades negras del cosmos, las distancias del universo, lo inhumano por incapacidad de aprehensión.Sin embargo el sistema y el verbo que nacieron juntos son criaturas humanas.El capitalismo y su hermano verbo, el hambrear, son producciones históricas. De allí que aunque la cifra apabulle se haga indispensable rebelarse contra tanta naturalización del saqueo.Para los funcionarios de la ONU, el denominado flujo de ayuda “humanitaria” está encallado en su “mínimo histórico”, responsabilidad exclusiva de los países más ricos de la Tierra.Países cuyos estados destinaron cifras billonarias en dólares y euros para sostener a sus principales empresas.Decisiones que vuelven a marcar la hermandad de origen entre capitalismo y hambrear.“Con ‘menos del uno por ciento’ de las inyecciones económicas que han hecho los gobiernos para salvar al sistema financiero global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son víctimas de la hambruna", sostienen también desde las Naciones Unidas.“Este año tenemos más personas hambrientas que nunca. Muchas personas se despiertan en el mundo y no cuentan ni con una taza de comida”, dijo Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos.Para Sheeran, la situación se agravó por "dos tormentas que han coincidido y están golpeando: la crisis financiera internacional y el encarecimiento de los alimentos”.El sistema y el verbo, hermanos desde la cuna, parecen seguir invictos en la batalla contra sus creadores.
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