Si se suman los 4 puntos de rating promedio que tuvieron estos dos programas en Canal 7, más las cientos de miles de visitas en YouTube (casi tanto rating como el medido por Ibope), miles de links en Google y una sensación de que la calle se apropia de las frases pergeñadas por Diego Capusotto y Pedro Saborido, podría decirse que Peter Capusotto y sus videos llegaron al pueblo. Sin ánimo de estirar estos ocho programas, Saborido dice: “A Violencia Rivas capaz que no la volvemos a hacer”.
“El rock es esperar ese tren que está llegando, calmo y dispuesto, con una actitud provocadora y desafiante; de frente, buscando la emoción de vivir a medio metro de la muerte. Y en el último instante, saltar.”
Dicho popular acuñado por Peter Capusotto
A ellos no les interesa. Para Diego Capusotto (ex Cha Cha Cha y Todo x $2, actual hombre de radio para Lucy en el cielo con Capusottos, por FM Rock & Pop 95.9 FM, sábados y domingos a las 20) se trata de “un programa con mucho rebote, que excede los términos numerológicos, que sólo son estadísticas”. Incluso las de Facebook, ese otro termómetro social posmo que sube en función de la cantidad de amigos, fans y posts. En la red social de contacto virtual con mayor proyección, hay 80 perfiles públicos, 50 páginas (una de ellas con 200 mil fans) y más de 700 grupos relacionados con el programa, además de una aplicación llamada “¿Qué personaje de Peter Capusotto sos?”, con cinco mil usuarios activos mensuales e innumerables publicaciones que multiplican la obra por canales virtuales.
Pero este “boom” mediático de Peter Capusotto y sus videos también encuentra su correlato caminando las calles, peinándose en las peluquerías y hediendo en los vagones de subte. El presentador Peter Capusotto y sus personajes son un patrimonio cultural que abona con frustraciones, anécdotas y verdades cínicas un terreno que ya cosecharon Tinelli y Pergolini en los lustros anteriores: el aporte de sentencias inmediatamente aplicables al uso común del habla castellana. Hoy, el “está hablando del faso”, acuñado por el loco que investiga las referencias a la marihuana en canciones, equivale al “tomatelás” del Listorti de los ‘90 y al “¡qué buena pregunta, Mario!” de Di Natale de comienzos de siglo. Y al arribo de todo eso que ocurre en el programa como usos y costumbres del habla popular, de la charla de café y el chascarrillo multifunción, no hay rating que los mida. “Ya está –se podría decir–. Los números y las voces dicen que llegaron.”
–Pero, un momento, ¿llegaron?
Capusotto: –¿Llegamos? ¿Adónde? Creo que llegamos a donde tenemos que llegar. Lo más interesante es que haya gente que se pone a la par del programa y se lo apropia como hecho. Sentimos esa especie de complicidad de la gente en un medio como la televisión, que está forzado a siempre funcionar en un modelo comercial. Para nosotros es un hecho a festejar más que a medir con una mirada más narcisista, en términos de rating.
–Pero siempre tuvieron un reconocimiento más ligado al “culto”. ¿Qué pasa ahora, cuando además son “populares”?
Saborido: –No lo pensamos en esos términos porque no se puede hacer fuerza para que algo sea popular o de culto a priori. No depende de nosotros. Lo único que tratamos de mantener es que el programa guste de la misma manera y se vaya renovando. No me siento capaz de hacer algo que sea “popular”, si me lo propusiera, no sé si me saldría. Lo que hacemos es lo mismo de siempre, pero tal vez la gente comparte más códigos ahora.
–Siempre produjeron paracultura: productos artísticos y humorísticos que se reconocían con una lógica distinta a la normativa de la tele argentina. Algo que caminaba, pero por fuera. Cuando fueron abrazados por más público, con Peter Capusotto y sus videos, se confirmaron como contracultura, discutiendo sentidos y discursos “desde adentro”. Con este segundo boom, ¿corren el riesgo de pasar a ser “cultura” a secas?
Capusotto: –Es evidente que, estando dentro de un medio masivo como la televisión, las cosas empiezan a circular y a ser apropiadas. Es un recorrido normal que tiene que suceder cuando algo es medianamente intenso. Por eso decidimos hacer ocho programas cada tantos meses, para que no se constituya como una suerte de electrodoméstico narrativo, ¿no?
–Entonces, ¿qué es Peter Capusotto y sus videos?
Capusotto: –Definitivamente no es un producto para usar los 365 días porque lava bien siempre sino algo para usar cada tanto. El programa es un evento ligado a una cuestión celebratoria. No lo entiendo en términos de hecho cultural, simplemente me atraviesa y me convierte en anfitrión de alguna posible fiesta.
Saborido: –Esencialmente es algo que nos gusta hacer de una manera que siga divirtiendo, a nosotros y a la gente. Que sorprenda, eso buscamos, y por eso decidimos ahora hacer pocos programas. Preferimos sacar como un EP, con algo más comprimido que un disco. Mucha gente lo puede ver como soberbia, pero al contrario: hasta acá es lo que podemos hacer y que nos siga gustando, porque todas las cosas se gastan. Esa es la idea de los personajes nuevos, aunque tal vez salgan sólo dos veces. El lunes me divirtió Bombita, algo que está instalado, pero también Nico Nuca. A Violencia capaz no la volvemos a hacer. Nada es seguro sólo porque pegó.
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