Nuevamente el debate sobre el papel de los medios y sobre la actitud que los diferentes sectores y actores de la sociedad pueden o deben tener frente al sistema masivo de medios. Una polémica sobre el poder, la educación y la construcción de sentidos.
Por Horacio Ghilini *
Es nuestra convicción dar cada vez más importancia a la relación Educación-Comunicación, es decir, Escuela-Medios Masivos. Estamos convencidos de que el docente está cada vez más necesitado de “manejar” las reglas de juego y tecnologías comunicativas, no desde el recurso didáctico de “usar” los medios, sino desde la necesidad de “reverlos”. Tanto en defensa de su rol como trabajador de la educación como fomentando el espíritu crítico, dándole batalla desde el aula al flagelo de la masificación.
Hace ya varios años nos decíamos con dolorosa ironía “los docentes enseñamos a leer a los niños, mas no sabemos leer nuestro propio recibo de sueldo”, en clara alusión a la necesidad de crecer en conciencia de nuestros derechos. Hoy, con una escuela que compite en desigualdad de condiciones con la televisión y con Internet, necesitamos aprender a leer el lenguaje audiovisual de las nuevas tecnologías. El hábito de nuestros educandos es “el videoclip y el zapping”.
En este contexto, invito a los docentes a confrontar, influir y construir –poniéndoles “valor agregado” a nuestras palabras– entre las llamadas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y su influencia en el aprendizaje dentro de la escuela. Confrontar con el modelo de exclusión, de una Argentina para pocos, de la eficiencia llevada al grado superlativo, de la especulación financiera, del neoliberalismo social donde “los más aptos sobreviven”, de la escuela de la competencia en contra de la solidaridad, del cientificismo sin trascendencia. Influir ante un gobierno que, cuando acierta, requiere respaldo; cuando duda, requiere aportes; y cuando se tienta con volver a las cómodas recetas del ajuste ortodoxo, requiere firmeza de los trabajadores. Construir con los compañeros, porque únicamente la organización vence al tiempo y no sólo trasciende a ministros, sino también nos trasciende a nosotros mismos.
De ahí que nuestra consigna en el plano de la cultura sea “agreguémosle valor a las palabras”. Y esto desde la doble acepción del concepto de valor, es decir, palabras valiosas y palabras valientes. Por ejemplo, educación liberadora es un concepto valioso, porque nos remite a replantearnos los fines de la educación y a salir de la trampa neoliberal, que la analiza exclusivamente desde la gestión. Pero al mismo tiempo, hablar de liberación requiere un grado de valentía, pues supone denunciar la opresión, la dependencia, la colonización pedagógica y la desinformación. Si anhelamos una Argentina sin excluidos es porque queremos una sociedad de pleno empleo. En consecuencia, es preciso que tomemos conciencia de que solamente lo lograremos a través del sostenimiento de un perfil productivo integrado, diversificado y de alto valor agregado.
Hoy en día se ha desplazado el centro de gravedad del control social desde la escuela hacia los medios masivos, en especial la televisión. Esto implica que los centros de poder invertirán más en la “TV basura” que en la educación. Es contra este antimodelo cultural que debemos confrontar. Para poder revertir esta situación debemos desde el sector educativo influir en la redacción de la próxima ley de radiodifusión. Necesitamos una ley que garantice el derecho a la información de los ciudadanos; así como tenemos una democracia política y queremos una democracia económica, también hay que plantearse la democracia al acceso a la información.
En este sentido, es importante recordar que hay sectores de poder que no quieren que el Estado ni la comunidad desarrollen conocimiento a través de la escuela, ya que esto es susceptible de ser conducido de un modo popular. Se les hace mucho más fácil controlar la sociedad a través de medios de comunicación concentrados y tecnologías difíciles de manejar. Entonces, la escuela tiene una competencia fuerte y la ley de radiodifusión tiene que contemplar esto, porque el rol de los medios masivos debe estar enfocado a ayudar al sistema productivo.
En definitiva, es imprescindible que los docentes nos apropiemos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, no sólo como recurso didáctico para utilizarlos en el aula, sino más bien para comprender los metalenguajes, la construcción simbólica. De este modo, lograremos decodificar y adquirir una posición crítica ante los medios de comunicación.
Promovamos la Formación en la Recepción Crítica de Medios, para evitar una sociedad idiotizada y masificada. Intentemos construir una comunidad en donde cada uno sea artífice de su propio destino y no objeto de la ambición de nadie.
* Secretario general de Sadop (Sindicato Argentino de Docentes Privados). Secretario de Estadísticas, Registros y Defensa al Consumidor de la CGT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario