
Kimel se desempeñaba desde abril de 2008 como editor de  información latinoamericana de la agencia alemana de noticias DPA, en  Buenos Aires, después de haber trabajado varios años en la sección  internacional de la agencia Télam.
En 1989 publicó el libro "La  masacre de San Patricio", en el que abordó el asesinato de tres  sacerdotes palotinos y dos seminaristas durante la dictadura de 1976 a  1983 y en el cual denunció la actuación de las autoridades encargadas de  la investigación, entre ellas el juez Guillermo Rivarola.
Seis  años después, en 1995, Rimel fue condenado a un año de prisión en  suspenso y al pago de una indemnización de 20.000 pesos (por entonces  igual a dólares) como culpable de "injuria y calumnia" contra el juez al  que mencionó en su investigación.
"Este proceso fue muy largo  pero valió la pena. No por una cuestión personal, sino por lo que tiene  que ver con la memoria colectiva. En estos años hubo muchos compañeros  que me acompañaron, pero quiero recordar especialmente todo lo que hizo  mi esposa Griselda Kleiner, quien falleció. Ella estuvo al lado mío,  jamás me abandonó. Era una luchadora social, cordobesa, protagonista del  ’Cordobazo’", señaló Kimel en 2007 al presentar su caso ante la Corte  Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que finalmente, en 2008,  falló a su favor en la apelación que presentó contra el Estado  argentino. Un año después, en 2009, se promulgó la "ley Kimel".
Andrea  Pochak, abogada de Kimel y directora ejecutiva adjunta del Centro de  Estudios Legales y Sociales (CELS), se mostró muy golpeada al enterarse  de su fallecimiento. "Lamento profundamente esta pérdida. Era un  luchador por la libertad de expresión en el país. Su caso deja un gran  legado en ese sentido. Era un hombre comprometido con la verdad y con la  profesión".
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