Tecnófobo, paranoico y abuelo, el patriarca metálico repasa excesos y lazos familiares a la vez que vuelve a la ruta con "Scream", su nuevo disco.
Por: Sam Cottee
Ozzy Osbourne no es sólo una leyenda del rock and roll: también es un milagro ambulante. De hecho, los científicos quieren mapear su código genético en un intento de descubrir cómo es que sigue vivo después de décadas de abusar de las drogas y el alcohol.
A los 61 años, el ex Black Sabbath no da muestras de calmarse. Acaba de lanzar un nuevo disco, Scream, y este año está de gira por el mundo.
-¿Cuál es el secreto para que vos y Sharon celebren veintiocho años de casados?
-Bueno, tendríamos que habernos separado hace mucho tiempo, cuando yo no hacía más que tomar y consumir drogas. Si hubiera sido al revés, no creo que me habría quedado, pero ella es mi nena y yo la adoro. Cometemos errores, metemos la pata, hacemos estupideces, pero luego seguimos adelante.
-Tu hija Kelly parece totalmente enamorada. ¿Creés que vas a convertirte en suegro este año?
-No sé. Pero si se da, se da. Siempre les decimos a los chicos: "¿Cuándo nos van a hacer abuelos?". A Sharon le encantaría.
-¿Eh? ¿Te gustaría ser abuelo?
-¡Ya lo soy! Tengo dos hijos de mi matrimonio anterior y ya tengo cinco nietos. Es inevitable. No se puede escapar de eso. La verdad es que yo adoro a mis nietos, a mi familia, a mis hijos.
-¿Cómo fue el proceso que desembocó en "Scream"?
-Hace tres años que estoy de gira, pero me tomé mi tiempo con el disco. No sé si eso es bueno o malo, ya que en los viejos tiempos el ritmo era otro: salir de gira, volver, hacer una pequeña pausa, componer algo con la banda, ir al estudio y tener un tiempo acotado para terminarlo antes de salir y empezar todo el ciclo de nuevo. Siempre le lloraba a Sharon y le decía: "¿Cómo puede ser que nunca tenga tiempo para.?". Me hice mi propio estudio en casa. Bueno, suena como si supiera de qué hablo. No lo hice yo, claro. No entiendo nada. Después de gastar tanto dinero en eso, aprendí a hacer salir la música por los parlantes. Así es que me doy el lujo de hacer todo en casa, lo cual me pareció una buena idea.
-¿Así que no te gusta mucho la tecnología?
-No. Tengo un walkman. Bueno, no un walkman sino un iPod que siempre llevo conmigo. Mi colección de discos está ahí. La semana pasada volví, entré a mi cuarto de la casa, abrí ese armario y descubrí que estaba repleto de viejos VHS. Ya no sirven. Recuerdo cuando salieron en los años '70. Antes uno volvía de los Estados Unidos y se pasaba toda la noche dando vueltas por la casa, aburrido y sin sueño. Recuerdo que pensé: "Esto es genial". Pero con el iPad uno puede bajar quinientas películas.
-El iPad te va a resultar útil durante la gira.
-Lo usé una vez y perdí la paciencia. Lo tiré. Soy terrible. Supongo que es pereza. Hasta mi mujer ahora tiene una laptop, un iPad y un iPhone. Lo usa con moderación, pero lo usa. Yo, en cambio, no entiendo nada. Siempre digo: "¿Qué es esto? ¡Hay que pararse en una sola pierna, silbar y apretar el botón B!".
-¿Salir de gira te resulta igual que antes?
-Sí. Ahora tengo mi propio avión. Bueno, no mi propio avión, sino que contrato un avión. Trato de que la banda sea una banda, y no yo en un avión y ellos en el ómnibus. Por eso todos vamos a hacer la próxima gira mundial en un avión privado. La haremos junto a los Mötley Crue.
-Si tomamos en cuenta la biografía de Mötley, "The Dirt", supongo que la gira nuevamente va a ser interesante.
-¿Ese libro es el que dice que inhalé una línea de hormigas?
-Sí. ¿Es cierto?
-Siempre me hacen esa pregunta, y la verdad es que es muy posible, pero no me acuerdo. Recuerdo que en esa gira de 1984 le dije al representante de ellos: "Uno de nosotros va a morir en esta gira". Estaba seguro. Poco después de la gira, Vince (Neil) tuvo ese trágico accidente de auto donde murió el baterista de Hanoi Rocks. Pero en esa época teníamos una actividad desenfrenada. Todo era muy loco. Mötley y yo juntos en esos tiempos era como juntar un fósforo y una bomba.
-¿Creés que esta vez va a ser muy diferente?
-Bueno, no sé ellos, pero me enteré de que Nikki (Sixx) no toma, y yo no tomo más, de modo que ahora las cosas van a ser muy distintas. Es bueno estar de nuevo con ellos. Son buenos tipos.
-Va a haber mucho revuelo en esos estadios, ¿no?
-Sí, seguro. Creo que en los Estados Unidos vamos a hacer seis o siete presentaciones. Luego voy a hacer la Arena Tour, después voy a Japón y a China. Luego vamos a Turquía, a Rusia, a la República Checa, a Inglaterra, a América del Sur.
-¿Es cierto que los científicos quieren tomar muestras de tu organismo para descubrir cómo es que todavía estás en pie?
-¡Me muero por seguir vivo! Es probable que se diga eso de mí para darle un respiro a Keith Richards. Creo que el grupo por excelencia estaría compuesto por mí, por Keith Richards. ¿y quién más? No me acuerdo. Creé una banda imaginaria. Ah, sí: Lemmy, de Motörhead. Es un gran amigo mío, y es increíble. Ellos son el verdadero heavy metal. Lemmy es todo un personaje. Recuerdo que una vez fui a su departamento de Los Angeles, que es algo así como una reliquia de guerra. Algo muy de mi agrado, porque me interesa la Segunda Guerra Mundial, sobre todo porque nací durante la posguerra. Entré y vi cuatro botellas vacías de bourbon en la ventana. La vez siguiente había seis, y cada vez se acumulaban, el número crecía. Un día le dije: "Lemmy, cada vez que vengo hay más botellas de bourbon. ¿Las coleccionás?". Me contestó: "No, leí en alguna parte que hay 137 bourbons diferentes en los Estados Unidos, de modo que se me ocurrió probarlos todos". Lemmy es genial y es muy amigo mío. Lo respeto mucho. Es un gran letrista. Me escribió muchas letras excelentes a lo largo de los años.
Traducción: Joaquín Ibarburu
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