lunes, 28 de mayo de 2012

ADIOS A UNA GUERRA INVENTADA

La invasión a Irak termina sin que el Pentágono haya logrado lo que deseaba. Además, las tropas estadounidenses serán reubicadas en otros países del Golfo. En los Emiratos Árabes Unidos está naciendo un ejército secreto que se encuentra a disposición del Pentágono y la CIA.

Por Walter Goobar        

El próximo 31 de diciembre se producirá la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. De esta manera se pondrá fin a una carnicería que sólo entre 2003 y 2008 y según el instituto británico Opinion Research Business, dejó alrededor de 1.000.000 de Irakíes muertos; millones de mutilados, heridos, torturados, secuestrados, huérfanos, viudas forzadas a prostituirse, además del robo de los recursos petroleros; así como los 12 años de un bloqueo económico, sin precedente en la historia, que se le impuso a la población como castigo colectivo por no derrocar a Saddam, causando la muerte de millón y medio de personas. En el balance de los astronómicos costos de esa guerra también entran las víctimas estadounidenses: unos cuatro mil soldados fallecidos y 30 mil mutilados y heridos graves. En 2003, cuando se produjo la invasión, el precio del petróleo era 25 dólares el barril, hoy ronda entre 100 y 180 dólares. El beneficio se lo han repartido las petroleras.
El presidente Barack Obama afirma que se retiran cumpliendo su compromiso electoral, mientras el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki se presenta como un patriota que resistió a la presión de la superpotencia y revela que los norteamericanos se van porque les denegó la inmunidad que exigían después de que se conocieron las atrocidades que cometían.
Sin embargo, los dos mandatarios faltan a la verdad. Obama, porque la fecha de la retirada fue acordada por Bush en 2008, y además él declara el fin de las operaciones bélicas, no de la ocupación. Es un matiz importante. En cuanto al premier Maliki, es sospechoso que prefiera aumentar la vulnerabilidad de su gobierno a renovar la inmunidad a sus patrocinadores. Hay quienes aseguran que está ofreciendo un pretexto a Obama para una retirada provisional, ante las elecciones presidenciales del 2012.
“Nueva Aurora” es el poético nombre de la nueva fase de la ocupación, es una pausa electoral, que permite al presidente de Estados Unidos lavar la imagen de invasor de su país, y eso a pesar de que de los 170.000 soldados, unos 55.000 se quedarán (5.000 bajo el nombre de diplomáticos, 16 mil como instructores y contratistas, un ejército privado de 5.500 de mercenarios, fuerzas especiales, espías, vendedores de armas, etc.). Nada de médicos, ingenieros, profesores. Estos números no incluyen a los integrantes de la misión de la Otan. La embajada norteamericana en Bagdad, que es más grande que el Vaticano tiene 104 hectáreas, seguirá siendo el verdadero centro de poder de un Irak colonizado.
Estados Unidos, lejos de llevar la democracia y la seguridad Irak, exhibe un país destrozado, cuyos lazos de dependencia son reforzados con los 400 acuerdos militares, que costarán al pueblo iraquí cerca de 10 mil millones de dólares.
Con la reducción de las tropas, Washington disminuye también el daño que recibirían sus hombres por la represalia iraní en caso de ser atacado. Luego, cuando Irak se hunda en el caos, con atentados o tensiones étnico-religiosas, volverán a petición de Bagdad, de forma legitimada.
No están gastando cinco mil millones de dólares cada mes, desde el 2003, en la invasión al corazón de Oriente Medio y a su Oro Negro, para retirarse derrotados. Salen por la puerta y volverán por la ventana.
Los iraquíes temen que puede estallar de nuevo la guerra civil debido a la fragilidad que tiene la destartalada coalición de gobierno de chiítas, kurdos y sunitas liderada por el primer ministro Nuri al-Maliki. Puede que el sectarismo provoque ahora menos violencia que antes, pero sigue dominando la escena política. En el período previo a la partida del ejército estadounidense, se arrestó a unas 600 personas, muchas de ellas oficiales del ejército y de la policía, acusadas de preparar un complot para derrocar al gobierno. La paranoia sobre posibles complots neo-baazistas para organizar un golpe de estado militar es probablemente exagerada, aunque por el nivel de concentración de cargos que acumula el premier Maliki, sólo sería necesaria una brigada para derrocarlo. Si hubiera un golpe, tendría que venir de oficiales chiitas, dado el control que ejercen sobre las fuerzas de seguridad.
Según el periodista italiano, Manlio Dinucci del diario Il Manifesto, las tropas estadounidenses que se van de Irak no regresan a casa sino que son, en gran parte, “reposicionadas” en otros países del Golfo, donde Estados Unidos ya tiene un contingente de 40.000 militares, de los que 23.000 se encuentran en Kuwait, y cuenta con el apoyo de poderosas fuerzas navales y aéreas. Dinucci sostiene que en los Emiratos Árabes Unidos está naciendo un ejército secreto que se encuentra a disposición del Pentágono y de la CIA.
El plan tiene previsto potenciar militarmente a las monarquías de la región mediante la creación de una especie de Otan del Golfo y utilizarlas también en África, como ya sucedió con la participación de Qatar y de los Emiratos Árabes Unidos en la guerra contra Libia. Mientras tanto, tropas iraquíes participarán, en Jordania, en la maniobra regional antiguerrilla Eager Lion, en 2012.
Esa es la nueva forma de hacer la guerra que se puso a prueba durante la operación contra Libia y que ha demostrado que, sin enviar tropas ni sufrir bajas, “los dirigentes de ciertas potencias de mediana importancia pueden ser derrocados por control remoto”, mediante el uso de las fuerzas aéreas y navales y haciendo que sean los aliados quienes asuman el peso más importante.
Entre estos últimos se encuentran los nuevos dirigentes libios, que han propuesto a la Otan la creación en Libia de una gran base militar permanente. El plan, que en realidad se decidió en Washington, prevé la presencia allí de entre 15.000 y 20.000 militares, entre los que se encontrarían 12.000 europeos, y de considerables fuerzas aéreas y navales, esenciales para la “seguridad interna” y que estarán disponibles para otras guerras contra Irán y Siria.

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