Juan Gelman hablo sobre las declaraciones que realizo Jorge Videla. El poeta afirmó que el dictador no dijo cosas como “cuántos campos de concentración hubo y qué pasó con los desaparecidos”. Sobre YPF, advirtió que quienes sostienen que la expropiación es un robo no están informados sobre lo que robó Repsol.
Por Darío Pignotti
“Esta entrevista que le fue hecha a Videla, donde él confiesa que mató a ocho mil, me permite descubrir en él una cualidad que le desconocía: la modestia. Porque en realidad fueron más de treinta mil.” Juan Gelman está en su habitación del duodécimo piso de un hotel en Brasilia, desde allí se domina el paisaje urbano donde los edificios públicos rigurosamente rectangulares se alternan con las curvas futuristas del Congreso y la Catedral. Para Gelman el reportaje concedido por el dictador requiere ser visto en perspectiva. “Videla se expresa como quien encabezó el golpe, pero para analizar los golpes necesitamos tener en cuenta, primero, que siempre tuvieron respaldo civil; segundo, que ha habido partidos políticos que lo incitaron; tres, los golpes estuvieron movidos por intereses muy concretos e importantes.”
–¿Qué le faltó decir a Videla?
–Por ejemplo cuántos campos de concentración hubo y qué pasó allí dentro, y que pasó, en definitiva, con los desaparecidos, porque cierta vez Videla dijo (siendo jefe de Estado) algo así como que los desaparecidos no existían, pero los militares no son magos, ellos saben dónde los hicieron desaparecer. Videla tampoco dijo dónde están los archivos. En fin, hay una cantidad de preguntas que los familiares de los desaparecidos se hacen que él no tocó.
–¿Por qué habló Videla?
–No lo sé, no me atrevo a hacer ninguna afirmación categórica, pero tal vez esto forme parte de una ofensiva de la oposición al Gobierno, dentro y fuera del país. Creo que hay elementos personales y elementos políticos que se mezclan. Digo que la entrevista puede formar parte de todo esto, aunque ésa no haya sido la decisión consciente de Videla. También hay tramos de autojustificación, de autopresentación en que él se muestra como una suerte de héroe nacional, un héroe al que habría que reivindicar, adorar, en vez de haberlo metido preso.
–Algunos periodistas consideran inaceptable entrevistar a un tirano, otros entendemos que se debe interrogar, sin concesiones, a todo personaje relevante. ¿Cuál es su opinión?
–Entrevistarlo no está ni bien ni mal, lo que sí me parece es que ésta es una entrevista en que hay un montón de preguntas que brillan por su ausencia, que es una entrevista absolutamente dirigida hacia la aceptación de la impunidad de los criminales del golpe, algo que el pueblo argentino no está dispuesto a aceptar.
Pronto a “cumplir 70 años como fumador”, Gelman enciende su segundo cigarrillo al promediar la conversación y formula preguntas acerca de la actualidad brasileña y la Comisión de la Verdad sobre la dictadura, con la curiosidad intensa de un reportero novato. Parece estar más a gusto cuando escucha que cuando habla. Gelman se niega a opinar sobre la coyuntura brasileña y evita comentar la vigencia de la Ley de Amnistía, decretada por el dictador Joao Baptista Figueiredo en 1979, ratificada por el Supremo Tribunal Federal hace dos años.
–¿La memoria se puede borrar por decreto?
–Hace 2500 años, en la Grecia de Pericles, hubo una dictadura, la Dictadura de los 400, cuando esa dictadura fue derrocada obligaron a todos los ciudadanos a jurar que no iban a recordar nada de lo que había pasado, es decir establecieron el olvido por decreto. Esto es imposible: por más decretos que se quieren imponer, no hay olvido de los crímenes cometidos por las dictaduras, los familiares saben muy lo que han perdido y entonces una sociedad que dice “no hay que mirar para atrás” que “no hay que tener ojos en las espaldas”, “no hay que abrir viejas heridas”, es una sociedad que se equivoca. Porque no se está hablando de viejas heridas, hablamos de heridas abiertas que laten como un cáncer en el subsuelo de la memoria y en la medida en que estas heridas no se cierran con la verdad y con la Justicia van a enfermar toda posibilidad de que haya una conciencia cívica sana.
–¿Resta mucho por ser investigado en el Plan Cóndor?
–Creo que hay mucho que investigar en relación con el Plan Cóndor, se sabe quiénes desa-parecieron y no se sabe, en muchos casos, ni cómo, ni cuándo, y esto angustia a los familiares, una cosa es imaginar qué pasó y otra es saberlo, esto no evita el dolor, pero le da un conocimiento. Los casos del Cóndor no esclarecidos son como una verdad partida en dos, por un lado las preguntas de los familiares y por otro los militares que no dejan que se conozca lo ocurrido. Se vive una situación en que la verdad está partida como una sandía por la mitad –compara el Premio Cervantes de Literatura.
Los diarios locales dedicaron bastante cobertura a la presencia de Gelman en la Primera Bienal del Libro y la Lectura de Brasilia, que lo tuvo como uno de sus figuras centrales junto al Nobel nigeriano Wole Soyinka, que disertó sobre la tolerancia.
La memoria fue uno de los asuntos tratados por Gelman, quien además leyó poemas en la apertura de la Bienal brasiliense, la cual se perfila como uno de los eventos literarios más politizados del país.
–¿Leyó los diarios argentinos de estos días?
–El otro día me reí después de leer en Wall Street Journal un artículo sobre lo de Repsol, donde decía que esto que hizo el gobierno argentino es un robo, es divertido. Parece que quien escribió eso no fue informado sobre lo que robó Repsol. Esto se repite en otros medios extranjeros y es parte de la reacción de varios países como Estados Unidos, la Unión Europea y en España desde luego. En España vemos cómo un gobierno se ha convertido en defensor de una empresa y con esto da pie y sustancia a la teoría de que en esos países desarrollados no es la política la que maneja a la economía, es exactamente al revés, es la economía la que manda.
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