domingo, 2 de agosto de 2009

UN OBISPO COADJUTOR PARA ANULAR A UN OBISPO



De la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires (embajada del Vaticano) comenzaron a salir en los últimos días algunas cartas con destino a los sacerdotes católicos –los de mayor edad– de la diócesis de Neuquén. Las cartas los invitan a “sugerir” candidatos para el nombramiento de un obispo coadjutor que, según se estima, vendría a actuar como virtual interventor de la autoridad del actual obispo Marcelo Melani. La propia curia romana –con el conocimiento del cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal– intentó sin éxito presionar a Melani para que renuncie a su cargo.


Melani es un hombre de posiciones progresistas, comprometido con las cuestiones sociales y de derechos humanos, a quien los grupos conservadores de la Iglesia están acusando de supuestas desviaciones y heterodoxias “teológicas, litúrgicas y pastorales”. En general se le reprocha haber dado continuidad al modelo de Iglesia inspirado en el Concilio Vaticano II instalado en Neuquén por el obispo Jaime De Nevares (1915-1995), que fuera cofundador de la APDH y del Movimiento Ecuménico por los Derecho Humanos (MEDH), que Melani integra actualmente.


Entre los señalamientos se dice que el estilo de Melani, despreocupado por las formalidades litúrgicas, la libertad que él mismo tiene y que brinda a sus curas para hacer consideraciones teológicas y acerca de la moral, molestan al Vaticano y a los sectores conservadores de la Iglesia argentina. Tampoco cae bien el compromiso de Melani con los pueblos originarios –es presidente de la Comisión de Pastoral Aborigen del Episcopado–, con los pobres y los derechos humanos.


El procedimiento iniciado ahora, sin consultar a Melani y contra su voluntad, implica un paso más destinado a recortar el poder del obispo y, llegado el caso, a provocar su separación del cargo. Según el derecho canónico (eclesiástico), el coadjutor es nombrado para “colaborar” con el obispo titular y está llamado sustituirlo cuando deje su cargo por razones de edad, enfermedad u otro motivo. A Melani le restan cinco años para cumplir los 75 establecidos por la Iglesia para abandonar el gobierno pastoral.


En algunas ocasiones los obispos titulares solicitan por su propia cuenta el nombramiento de un coadjutor y en otras, como ésta, el Vaticano impone una designación para recortar los poderes de quien ocupa el cargo efectivo. Melani, que fue en 1993 obispo coadjutor de Miguel Hesayne en Viedma a pedido de este último, rechazó en marzo pasado la “oferta” de nombrarle un coadjutor o un auxiliar que le formuló el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto (máxima autoridad) de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América latina.


Es habitual que los sacerdotes de mayor edad de las diócesis –generalmente los mayores de sesenta años– sean consultados para que sugieran nombres a la hora de designar un nuevo obispo, aunque gran parte de las veces esas propuestas no son finalmente tenidas en cuenta. Estos sondeos se hacen bajo secreto y a través de la nunciatura. El nuncio Adriano Bernardini agrega sus propuestas, con criterio propio y en diálogo con los obispos a los que desee preguntar. La decisión final recae en Roma, aunque sigue vigente aquello de que “de Roma viene lo que a Roma va”. Las cartas que se están despachando a los sacerdotes neuquinos confirman que, pese a la oposición de Melani y a las adhesiones recibidas, el Vaticano ha decidido avanzar a paso firme en el nombramiento del coadjutor para Neuquén.


EL FACTOR BERGOGLIO.


El cardenal Jorge Bergoglio no ha sido ajeno al hecho. Está en conocimiento de todo lo que se está obrando. El mismo habría reconocido que “conociendo a Melani, puedo asegurar que no renunciará”. Dado que no existen motivos fundados para destituirlo –posibilidad sólo reservada al Papa– el camino del nombramiento de un coadjutor es el más recomendado e incluso habría sido sugerido por Bergoglio, sostienen fuentes eclesiásticas.


Las presiones a las que está siendo sometido fueron admitidas por Melani ante los curas de su diócesis, a quienes les contó también que en ocasión de su reciente visita a Roma pidió audiencia con el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, que se negó a recibirlo. “La sugerencia existió”, dijo el conocido cura neuquino Rubén Capitanio.


Los rumores acerca de las presiones contra Melani comenzaron el año pasado y se incrementaron después de que el obispo fuera a Roma en marzo último para la “visita ad limina”. Eso generó comentarios periodísticos y muchas reacciones de solidaridad de políticos, organizaciones sociales y comunidades de base. La Legislatura de Neuquén, a través de los distintos bloques, se manifestó en apoyo a Melani. En una declaración, la CTA de Neuquén expresó también su “solidaridad”, manifestando que “este ataque al obispado de Neuquén responde a intereses de poder muy fuerte, intereses de poder para los que un obispo o un cura comprometido con la realidad de su hermano resulta una molestia”.


Por su parte, los “Curas en la opción por los pobres” dijeron al respecto que “nos unimos al presbiterio de Neuquén, las organizaciones mapuches, y a tantos otros que han expresado su adhesión a la continuidad del ministerio episcopal del P. Obispo Marcelo, de quien nos sentimos fraternalmente cercanos”. Agregaron los curas que “rechazamos la metodología de presión ejercida desde la autoridad eclesial, que se parece más a una amenaza que a una invitación al diálogo y la comunión. Sin duda, sabemos que hay razones ideológicas detrás que no están explicitadas pero que podemos intuir”.


En la Conferencia Episcopal Argentina, si bien se admite extraoficialmente que existen “diálogos” con Melani, no hay ninguna confirmación formal sobre el eventual nombramiento de un obispo coadjutor para Neuquén.

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