miércoles, 7 de julio de 2010

LA VELA PUERCA: "SOMOS UNA BANDA QUE NACIÓ DE LA AMISTAD"



Sebastián Teysera. Voz de los uruguayos que triunfan aquí, en una charla que va de Botnia a Pepe Mujica, pasando por su ascenso y el Mundial.


Por Pedroc Yrigoyen


Cantan para usted los cantores, crecen desde el pie. Un poco de fe y los tambores pueden florecer, cantaba Alfredo Zitarrosa y bien le queda el verso a La Vela Puerca. La banda uruguaya, liderada por Sebastián Teysera, ha recorrido con sencillez oriental el largo camino del éxito sin más armas que sus canciones y mucha voluntad. Hoy son marca registrada de la generación más exitosa del rock oriental y abrieron la puerta para otros como No te va gustar y Cuarteto de Nos. Desde 1995 hasta hoy, giraron por Europa varias veces, crecieron artísticamente junto a Santaolalla, conquistaron Buenos Aires y recorrieron la Argentina de punta a punta. El 17 vuelven a tocar en Buenos Aires para presentar el CD-DVD Normalmente anormal, y desde la tensa paz de la siesta de Montevideo con fiebre mundialista, nos recibe en su casa con unos mates, invita a pasear en un auto que no arranca y seduce con la humildad de los soñadores tenaces de lujos simples.


“Normalmente anormal”, su nuevo trabajo, es una revisión de su historia, la oportunidad de verse a sí mismos, ¿qué encontraron en el viaje?
A grandes rasgos es una experiencia de vida. Es la veracidad de un sueño hecho realidad. Y es una gran batalla ganada a la utopía, porque todo lo que nos pasó y esto de vivir, y a veces sobrevivir, de la música era una gran utopía acá en Uruguay. Más teniendo en cuenta que se trata de una banda de rock hecha con amigos. Me acuerdo que nos dijeron: “Acá sólo Jaime y Rada viven de la música”. Y bueno, Jaime es Jaime, Rada es Rada, y yo soy yo. ¿Cuál es? Era como algo imposible. Entonces, esta experiencia, este gran viaje al pasado que hicimos con el documental, sirvió de lección para nosotros mismos. Y de lección para toda esa gente que dice que no se puede, que la música no, que es una locura. Contra el típico pensamiento de que a los 30 o 40 tenés que ser abogado o profesional. La historia está ahí, y si vos tenés un sueño y querés hacer eso, yo creo que si lo peleás y lo hacés, no sé si vas a llegar a cumplirlo, pero vas a disfrutar muchísimo del camino. Y eso me parece que es fundamental en la vida de cualquier persona.


El sueño que tenías entonces, ¿se parece a la realidad que vivís hoy?


Es esto mismo, pero se superaron las expectativas. Lo mío era grabar un disco con mis amigos y tener una banda de rock. Ta’. Ahí ya estaba. Sin embargo, yo creo que en el inconsciente había más. Este viaje al pasado nos hizo tener mucho más claro el presente en el que estamos, y el futuro ni que hablar. Porque cuando uno está en la máquina vive muy en el presente. Y se va olvidando, indudablemente, de las cosas que sucedieron en el pasado.


Cumplir sueños abre la puerta a nuevos desafíos, ¿cuáles son hoy?


Esto tiene una parte bastante jodida, yo me acuerdo de estar en un momento y decir, ¿ahora qué mierda hago? Porque mientras peleás el sueño es una gran zanahoria adelante tuyo y vas por ella. Ahora cuando llegás, es como al terminar una gira, o una seguidilla de shows … Yo creo que toda la banda pasó por eso, y lo que hubo que hacer es reinventarse. El salvavidas de esta historia es haber sido una banda de canciones sin un estilo que nos ate. Lo peor que podríamos haber hecho era repetirnos. Era el ataúd. Conciente o inconscientemente, fuimos para otro lado como una manera de proteger lo que ya teníamos y embarcarnos en otras mares. Pero cuidado con los sueños, que se te pueden hacer realidad. Creo que si el tipo que era entonces me viera hoy, estaría súper orgulloso, con una sonrisa socarrona de picardía y aplaudiendo por lo bajo. También estoy seguro que me diría que me ponga las pilas, especialmente ahora que queremos grabar un disco nuevo.


¿Y cómo viene eso?


Hay un montón de ideas y las estamos organizando. Hay que darle a las canciones lo que precisan y elegir. En el disco anterior esperaban más de lo mismo, un disco para agitar con personajes con esperanza. Y en El impulso son personajes muy oscuros, que no terminan planteándote una solución sino que te dejan en el limbo con el problema. Es más denso. Una premisa muy grande de la banda es no grabar algo que no queramos tocar después. Preferimos que la gente valore la honestidad de la banda con su momento. Ahora queremos un disco rockero, simple, sin arreglos estrafalarios, rayando la esencia del punk rock. Lindas melodías, buena letra y una canción simple de tres minutos. Corta, concisa y poderosa.


¿Cómo explican semejante éxito en la Argentina?


Son muchas cosas, pero yo creo que la principal es haber hecho el camino de cualquier banda de allá. Es raro, somos de afuera pero hicimos su recorrido. En 1999, la primera vez que fuimos, ya habíamos hecho un Teatro de Verano solos acá, es como un Obras en Montevideo. Podríamos haber caído como un paracaidista mediático con todo el apoyo de la compañía para ir derecho a Cemento, ponele. Y no lo hicimos.


¿No sentís que ocuparon un vacío que las grandes bandas (La Renga, Redondos, Cadillacs, Soda Stereo) dejaron vacante?


Yo creo que con interrupciones y todo, nunca dejaron de estar. Siempre estaba La Renga, o Los Piojos ...


Son bandas surgidas en los ochenta, en los noventa, su generación, no hubo grandes nacimientos ...


También porque estaba opacado por esa cantidad de bandas masivas. Era muy difícil surgir en ese escenario. Distinto es lo que pasó acá, que no había nada. Porque en los ochenta, después de la dictadura, se disolvieron todas: Los Estómagos, Los Traidores; quedaron La Chancha y La Tabaré. Ahí surgió el espacio para nosotros. En la Argentina está pasando ahora, que las grandes bandas que nombramos dejaron de tocar, y están surgiendo nuevas como Las Pastillas del Abuelo … Es un poco el mismo público. Ahí entramos nosotros, con una idiosincrasia diferente y otra forma de decir las cosas. Porque acá se dio, gracias al maestro Zitarrosa, que las bandas le han tomado mucho más respeto a la letra que a la música.


Hay también en Uruguay un cruce de generaciones y géneros entre murga, rock y folclore, ¿y eso cómo es que surge?


Es que como somos tan pocos, muchas veces compartimos el mismo público. Y en lo que tiene que ver con la música popular se dio en mi caso porque mis padres escuchaban mucho folclore, y después porque acá el carnaval está por todos lados y vas en familia. Al principio no sabíamos si los puristas nos iban a querer matar por meter murga, pero finalmente funcionó. Después grabamos con los guitarreros de Zitarrosa, por ejemplo, y eso sirvió también para que la juventud vaya a ver de qué se trata eso. ¿Quién es Zitarrosa? ¿Qué dice Falta y Resto?


¿Cómo se sostiene la convivencia en una banda de tanta gente durante tanto tiempo?


Somos una banda que nació de la amistad: no tocábamos ni el timbre cuando empezamos. Las tormentas son fatales, pero la reconciliación y lo demás, es siempre desde el lugar de la amistad, no del compañero de laburo.


¿En el rock argentino quiénes son sus amigos?


Muchos: Las Pastillas, Dos Minutos, Responsables no Inscriptos, Bersuit, Las Pelotas ...


En quince años, el público se rejuvenece a los ojos de uno, más allá de que es uno que envejece, ¿cómo pega eso a la hora de componer?
No es lo mismo componer un tema a los 22 que a los 37, por ahí querés decir las mimas cosas, pero tenés otras maneras y muchos libros más leídos. Yo considero que el que no lee libros no puede escribir canciones. Leer te da herramientas para escribir. Por otro lado, también me hacen sentir más viejo cuando los que venían cuando empezamos llegan con los hijos. Pero está buenísimo verlos ahí.

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