domingo, 18 de julio de 2010

PRIMERO LOS CHICOS: UN SLOGAN QUE NO ALCANZA PARA PASAR EL INVIERNO




La muerte de un bebé de 20 días debajo de la Autopista 25 de Mayo refleja la falta de ejecución presupuestaria en áreas sociales clave. Es el segundo niño que fallece en la calle este año.

Fue la crónica de una muerte anunciada. Un final como el de Luisito , el bebé de 25 días que murió de pulmonía mientras dormía, junto a su familia, en Cochabamba y Pichincha, era previsible. Pero no fue el único caso. Semanas atrás, falleció Ludmila, en pleno centro de la Ciudad y con pocos meses de vida. Como Luis, dejó para siempre la calle cuando pasaba la noche junto a su madre, sólo que ella en la 9 de Julio, bajo la sombra del Obelisco. La mortalidad infantil crece en la Ciudad y el invierno más crudo aún está por venir. Al mismo tiempo, hay partidas que se subejecutan. Según cifras oficiales, durante el primer trimestre, de los recursos destinados al programa de Asistencia Inmediata a la Emergencia Social no se usó ni un sólo peso. Ello junto a la impronta que se le ha dado a la actual gestión en el Ministerio de Desarrollo Social explican la realidad.
La familia de Luisito se había instalado debajo de la autopista 25 de Mayo después de que dejara de cobrar el subsidio habitacional que otorga el gobierno de la Ciudad. Un beneficio de 700 pesos que se percibe durante seis meses y que puede renovarse por otros cuatro. Cumplido este plazo, si no se consigue algún techo la ayuda se corta. Como tantas otras familias numerosas, muchos hoteles no aceptaban que Luisito, sus cinco hermanos y sus padres se alojaran. Al conocerse la muerte, el Gobierno porteño, a través del director de Atención Inmediata de la Ciudad, Pablo Díaz, trató de deslindar responsabilidades con un comunicado que el diario La Nación publicó el martes y en el que se detalla: “Es una familia que ha sido asistida continuamente desde hace más de cinco meses. Es la típica familia de calle de la Ciudad, que ha cobrado el subsidio habitacional y el 21 de abril volvió a quedar en la calle porque no podía sostener el subsidio habitacional por no hacer las contraprestaciones que se les exige. Pero pese a todo, los seguimos de cerca. El 9 de junio, Navarro (N de R: el papá de Luisito) informó que su pareja dio a luz en el Hospital Ramos Mejía y que los otros cinco niños estaban al cuidado de una amiga”. El Gobierno porteño adjudica así la responsabilidad por la muerte a la familia, “típicamente” de calle, según su consideración. En la respuesta admite que sabía de la presencia del bebé y que quedaría en situación de calle en caso de que sus padres no cumplieran con la “contraprestación”, esto es, el recibo de pago del hotel que debe presentarse para seguir percibiendo el subsidio. Una respuesta fría como la ventanilla de un banco.


Los números delatan las ideas. Pero las muertes tienen una explicación y algunos datos duros sirven para dar cuenta del poco interés del Gobierno porteño.
En el primer trimestre del año, la Dirección General de Atención Inmediata utilizó un 11 por ciento de lo que tenía asignado para subsidiar a las personas que viven en la emergencia. Una cifra idéntica se ejecutó en el programa de Asistencia Integral a los Sin Techo y apenas un 6,4 por ciento del programa de Asistencia Socio habitacional. “Se supone que este tipo de necesidades no son estacionales, así que lo esperable para el primer trimestre es que se haya ejecutado el 25 por ciento”, opina Gabriela Cerruti, legisladora porteña por el bloque Nuevo Encuentro, quien manifestó la intención de iniciar una demanda contra el Estado por abandono de persona. “Lo que le ocurrió a Luis –agrega– es el emergente de una situación que se viene dando en la Ciudad. Hace 15 días se le tuvo que pedir a un juez la internación de dos bebés en un hospital privado porque ninguno público los recibía por el colapso del sistema de Salud.”
María Eugenia Vidal, al frente de la cartera de Desarrollo Social, es parte del Grupo Sophia, un espacio de formación de cuadros de gestión dirigido por el jefe de Gabinete de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y que constituye el ala de derecha del oficialismo porteño. Ella es el cerebro de la política de tercerización de la protección social a la infancia y delegar la responsabilidad del Estado en la sociedad civil. Actualmente el 90 por ciento de los hogares para pibes de la Ciudad ha sido derivado a ONGs. Desde el Espacio de Niñez de ATE capital señalan que “algunas de ellas son buenas pero otras son empresas privadas que se parecen más a un kiosco que a un lugar para pibes. Además, del presupuesto que se destina a la Dirección de Infancia sólo el 6 por ciento se destina al Fortalecimiento de Vínculos con la Familia, cuando en realidad aquí se tendría que poner el peso de los recursos porque es donde comienza el trabajo social de asistencia. Cuando en estas primeras instancias se falla pasamos a la institucionalización de los chicos”.
Operadores de calle del Ministerio de Desarrollo Social consultados por Miradas al Sur destacaron la precarización laboral a la que son sometidos como una de las claves de la política macrista. “Por eso hay una gran rotación que atenta contra el trabajo con los chicos, en donde es clave lograr un vínculo fuerte con ellos y eso lleva tiempo. Como los sueldos son muy bajos –no más de 2.300 pesos–, muchos se van y los que entran tienen poca experiencia. Eso genera que el trabajo sea fragmentado y así es muy difícil lograr la recuperación integral del pibe y entonces fácilmente vuelve a la calle.” Además señalan que los subsidios para los chicos pueden tardar hasta cinco meses en ser ejecutados, un tiempo demasiado largo para conseguir resultados efectivos. “En el Hospital psiquiátrico Tobar García hay pibes que si bien tienen el alta médica permanecen varios meses, ya que si se los externa no tienen a dónde ir, justamente porque no se apuesta al fortalecimiento del vínculo familiar”, explica una fuente del Consejo de la Niñez y la Adolescencia de la Ciudad.
Una de las leyes fundamentales de la protección a los chicos es la 114, una norma sumamente progresista que en su articulado incluye buena parte de lo más avanzado de la legislación mundial en materia de niñez. Allí uno de los puntos más importantes es la creación de los Plenarios, a los que concurren legisladores de la oposición junto a subsecretarios de los ministerios de Salud, Desarrollo Social y Educación. Los cónclaves se realizan una vez al mes. Sin embargo, Sol Acuña, quien debería ir en representación de la cartera social, fue sólo una vez, vaciando de esta manera el contenido de ese espacio. Los operadores de calle del Ministerio agregan que “una de las bajadas de línea de sus superiores es imponer una lógica cuantitativa, sin importar las cualidades de cada caso. Además nos han prohibido que en nuestros informes se señale las falencias o falta de recursos de los organismos del Estado que deberían dar la respuesta a una situación concreta”.


Sin techo ni solución. Pero la muerte de Luisito cruza la problemática de desprotección a la infancia con la emergencia habitacional, y allí nuevamente la lupa apunta al ministerio de Desarrollo Social. Obtener el subsidio para las personas que viven en la calle no es una tarea sencilla. Para ser beneficiario, los solicitantes deben acreditar que viven en la Ciudad con una antigüedad mínima de dos años, poseer ingresos menores a los correspondientes a la canasta básica, y presentar una certificación de que se encuentra en situación de calle, constatación que debe realizar el personal de otro programa del área denominado BAP. “La gente llama hasta seis o siete veces para ser evaluados por el BAP –dice una telefonista de la línea 108, destinada especialmente a atender la problemática de las personas en la vía pública–. Muchas veces tenemos que aconsejar a la persona soluciones más pragmáticas porque sabemos que no van a acudir al llamado. Y en caso de que vayan, le otorgan una derivación para realizar el DNI. Este paso, lo obliga a estar por lo menos un mes más en la calle, hasta que le entregan el documento. Si ya tuviera el DNI debería contar con demasiada suerte para que en el día le dieran la constatación de calle, porque en la mayoría de los casos le dicen que lo tienen que volver a visitar para realizarle un seguimiento. Con todos los papeles en la mano debe ir a la calle Pavón, a la oficina de Atención a las Familias en Situación de Calle, para solicitar el subsidio y allí le darán un turno que demora un mes más”. Si tiene fuerza de voluntad y soporta la calle, el beneficiario conseguirá entonces el subsidio, que oscila entre los 400 y 700 pesos, según la cantidad de hijos que tenga, si alguno está discapacitado o si la mujer transita por un embarazo.
Este año, la ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, anunció una medida más cálida. El último lunes de mayo lanzó en Parque Sarmiento el Plan Frío, que ofrece a los porteños que viven en la calle un “kit de invierno” que consiste en un gorro de lana, una bufanda, un par de guantes, medias y un cuello polar. Todo con el logo del programa bordado. En la primera quincena de junio, sobre 927 personas que solicitaron asistencia, se habían entregado 201 juegos con estas prendas de abrigo. Además se brindaron 43 viandas y 144 litros de mate cocido. Ahora sí que podrán pasar el invierno.

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