Un informe redactado por Unicef y la Universidad de Atenas sostiene que al menos 439.000 niños viven por debajo de la línea de pobreza –malnutridos y en condiciones malsanas– en familias que representan el 20,1 por ciento del país.
En Grecia la crisis financiera ataca con ferocidad a los más chicos, más de 400.000 niños viven por debajo de la línea de pobreza –malnutridos y en condiciones malsanas– en familias que representan el 20,1 por ciento del país.
Así lo sostiene un informe sobre la situación de los menores en Grecia redactado por el comité griego de Unicef y la Universidad de Atenas. Según el trabajo titulado “La condición de la infancia en Grecia, 2012”, en el país ya son más de 439.000 los niños que viven por debajo de la línea de pobreza. Por línea de pobreza se considera el ingreso mínimo que debe tener una familia de cuatro personas para pagar alquiler y bienes de primera necesidad como alimentos, transporte, vestimenta y educación.
Del 20,1 por ciento de las familias por debajo de la línea de pobreza, el 21,6 por ciento tiene una dieta pobre en nutrientes, el 37,1 por ciento no tiene calefacción adecuada en su casa, el 27,8 por ciento vive en casas húmedas o muy secas y 23,3 por ciento en aquellas definidas como de condiciones ambientales malas.
La investigación de Unicef concluye citando una estimación del defensor (ombudsman) de los niños, según quien en Grecia habría más de 100.000 menores que trabajan para contribuir al magro presupuesto familiar.
A pesar de que las estimaciones oficiales hablan de que el 21 por ciento de los griegos es pobre, o sea con un ingreso inferior a 470 euros al mes, la cifra ha tocado, y quizá superado, el 25 por ciento, según estimaciones privadas.
En otras palabras, de los 11,2 millones de griegos, 2,8 millones no tienen lo suficiente para vivir. Otra proyección de la Red Griega para la Lucha contra la Pobreza dice que en breve el 30 por ciento de la población griega podría ser pobre. En los últimos meses, según el Instituto de Estadísticas Nacionales (Elstat), alrededor de 400.000 núcleos familiares permanecen sin ningún ingreso porque todos sus miembros están sin trabajo, mientras que alrededor de 60 mil familias recurrieron a la Justicia porque no tienen modo de pagar sus deudas con el fisco.
El informe también habla del crecimiento de bebés y niños recién nacidos que padecen de síntomas claros de desnutrición, algo que ya había adelantado en diciembre la directora del Orfanato de Atenas, Maria Iliopoulu. “En pocas semanas detectamos casi 200 niños recién nacidos desnutridos porque los padres no estaban en condiciones de poder alimentarlos como se debía”, indicó la funcionaria.
“En muchas escuelas de Atenas la situación es dramática porque los alumnos van a clase para lograr algo de comida, una merienda o un desayuno”, detalló Iliopoulu, en lo que el Ministerio de Educación interpretó como declaraciones de propaganda. Los flamantes datos de Unicef muestran que no había exageración en los dichos de Iliopoulu.
En su estudio, Unicef consideró que el gasto público asignado en Grecia a la protección social para combatir la pobreza y la exclusión no es satisfactorio y solicitó al gobierno, entre otras medidas, el fortalecimiento de los servicios sociales, de salud, educación y protección del niño. Estas partidas corresponden, sin embargo, a las más drásticamente rebajadas como resultado de las condiciones impuestas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) antes de conceder el segundo préstamo al país por valor de 130 mil millones de euros. Por último, la institución dependiente de la ONU pidió al gobierno de Atenas su compromiso con los acuerdos y convenios internacionales encaminados a garantizar los derechos de los menores que el Estado griego aún no ratificó.
Grecia tiene el mayor porcentaje de trabajadores pobres (13,8 por ciento) de la Zona Euro, lo que significa que una renta laboral promedio no excluye la pobreza, tampoco para los 100 mil menores que se estima que abandonaron la escuela para trabajar de manera encubierta.
Entre los grupos específicos de mayor riesgo, el informe cita a los hijos de los trabajadores inmigrantes como el colectivo más afectado por los efectos de la crisis económica, cuyas dificultades en el acceso a la sanidad contribuyen al aumento de la tasa de mortalidad infantil y baja esperanza de vida.
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