lunes, 27 de mayo de 2013

ABUSO SEXUAL, UN PROBLEMA QUE EL PENTAGONO NO PUEDE CONTROLAR

Por Armando Pérez

En 2012, hubo 26 mil casos en el ejército. Advierten un peligro para la seguridad nacional.
 
La mayoría de los estadounidenses se sienten orgullosos de su ejército. La sociedad suele destacar el valor, sacrificio y el papel que esta institución cumple en la preservación de su modelo de libertad. Pero debajo de este manto de integridad subyace una historia de abusos sexuales reiterados que amenazan la reputación que disfrutan los hombres y mujeres del ejército más poderoso del mundo.
En el lapso de dos semanas han salido a la luz tres casos de mala conducta dentro del ejército, con el agravante de que el trabajo de los señalados eran precisamente combatir los delitos sexuales dentro de la institución, que han vuelto a poner el foco en este asunto. Estos episodios han provocado la reacción de los congresistas, los jefes del Pentágono y el propio presidente Barack Obama, quien pidió tolerancia cero.
El caso del teniente coronel Darín Haas fue el último de la seguidilla de tres escándalos. Haas, al frente del programa de agresiones sexuales en Fort Campbell (Kentucky), fue arrestado el jueves pasado por una disputa doméstica con su ex mujer.
A principios de esta misma semana, el sargento de primera clase Gregory McQueen fue acusado de asalto sexual y posible delito por forzar a una mujer a tener relaciones a cambio de dinero en Fort Hood, Texas, una de las bases militares más grandes del ejército estadounidense. También está el caso del coronel de la fuerza aérea Jeff Krusinski, quien fue arrestado como un vulgar criminal en el estacionamiento de un bar en Arlington, Virginia, donde manoseó los pechos y el trasero de un desconocida. Luego se supo que Krusinski también intentó abusar de una sargento en Fort Hood.
Estos episodios significan solo la punta del iceberg, la constatación de un problema institucional que, lejos de remitir, aumenta con los años y ya es considerado una preocupante epidemia dentro de una institución que se ha propuesto promover una participación más activa de las mujeres en acciones de combate. Si en el 2010 hubo 19 mil denuncias de asaltos sexuales en las Fuerzas Armadas, en el 2012 la cifra se elevó a más de 26 mil casos, según reveló una investigación interna del Pentágono.
“El tema de las agresiones sexuales socava la confianza en los cuerpos militares. No solo es un crimen, sino que es vergonzoso y deshonroso. Y como tal es peligroso para nuestra seguridad nacional ”, sentenció Obama tras una reunión con sus jefes militares para analizar el asunto.
Al encuentro acudieron, entre otros, el Secretario de Defensa, Chuck Hagel, y el jefe de Estado mayor, Martin Dempsey. Hagel anunció que un equipo trabaja a destajo para emitir una serie de directrices en el tema.
En todos los casos, los culpables fueron rápidamente destituidos y ahora enfrentan cargos por su comportamiento. Pero el hecho de que los tres implicados trabajaban para prevenir estas conductas revela viejas actitudes, como la noción de impunidad, que aún prevalecen en un cuerpo que se rige por cadenas de mandos y donde operan leyes paralelas a las civiles.
Para combatir la injusticia que anida en este orden de cosas, varios congresistas han anunciado una iniciativa encaminada a revisar “en profundidad el código de justicia militar para eliminar la influencia que la cadena de mando ejerce en los procesos por crímenes de abuso sexual”, explicó su patrocinador, el senador demócrata Kirsten Gillibrand.
El jefe del Pentágono ha ordenado una capacitación y completa revisión de los antecedentes de los militares encargados de combatir las malos comportamientos sexuales en el ejército, quienes, como los recientes casos han demostrado, algunas veces eran parte del problema más que de la solución.
 
Fuente: Clarín.

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