domingo, 26 de mayo de 2013

CODO A CODO

La tragedia climática reveló el fuerte compromiso social de la militancia juvenil. Las razones de un proceso renovador y las diferencias con el nihilismo de los ’90. Opinan: Atilio Borón, Eduardo Jozami y Carlos Girotti.
 
Por Franco Mizrahi

Un gesto, reflejo de una época, se filtró en medio del dolor y la desesperación que ocasionaron las dramáticas inundaciones en la ciudad de La Plata y en la Capital Federal. Se trató del espíritu solidario de una multitud de jóvenes, de diferentes colores partidarios, que decidieron colaborar con las víctimas de la tragedia: fueron a los sitios que sufrieron la tormenta, ayudaron durante varias madrugadas en la recolección y administración de las donaciones, se preocuparon para que la mercadería reunida llegase a las familias que lo necesitaban. En fin, fueron un engranaje destacado en la reconstrucción de miles de vidas. “Hay muy pocos países en América latina que tengan los índices de participación juvenil tan altos como la Argentina”, destacó el politólogo Atilio Borón. “Tan solo Colombia, Chile y México. Ningún otro país de la región comparte esa característica”, afirmó el académico.
Tamara Suárez (17) es un ejemplo del fenómeno que iluminó las oscuras jornadas del 2 y 3 de abril pasados. Esta joven, que forma parte de la unidad básica de La Cámpora en La Plata, milita desde el 2011. Estaba volviendo de colaborar en un barrio carenciado cuando la tormenta la interceptó junto a sus compañeros: “Nos agarró en Las Lomas y se nos quedó el auto. Estuvimos cinco horas varados en un galpón”, le narró a este cronista. “Lo bueno –resaltó– es que al día siguiente, cuando fui a la unidad básica, había muchísimas donaciones. Nos pusimos a clasificar la ropa. Recibíamos pañales, agua, colchones. Los vecinos se acercaban a ayudar. Hubo mucha solidaridad”. Los días siguientes, Tamara visitó la localidad platense de Ringuelet –una de las zonas más azotadas por el temporal– y la Facultad de Periodismo donde se levantó un albergue. La joven resumió en una frase el rol que, a su juicio, debe tener la militancia: “Nosotros tenemos que ser la llegada del Estado a los barrios, debemos ayudar a la gente para tratar de cambiar un poco la realidad, que a veces es muy cruda”.

Para el sociólogo Carlos Girotti, integrante de Carta Abierta, “la juventud que acudió desde el primer momento a socorrer a los damnificados es exactamente la misma juventud que ha aparecido en la escena de la política nacional en las exequias de Néstor Kirchner. Es una juventud absolutamente comprometida con este tiempo, consciente de su rol histórico que reinstala en la escena argentina un valor que no pudo ser arrancado por la dictadura cívico militar ni por la brutalidad del terrorismo: la solidaridad con el otro, el reconocimiento del otro como una persona de derecho. Esa es la novedad que incorpora esta generación de jóvenes militantes. En los ’90 tenía una traducción distinta. Los jóvenes que fueron creciendo en torno a la resistencia al neoliberalismo tenían un horizonte muy largo, era imposible divisar el futuro en los ’90. Hoy no, el futuro está ahí, en la cara del otro, en la alegría y padecimiento del otro, en el juntarse con el otro. Esta al alcance de la mano”.

Borón coincide con Girotti en el punto de ruptura. Para el politólogo, el accionar solidario de la militancia juvenil “es parte de un cambio de clima cultural político, que tiene una fuerte eclosión a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner y en los festejos del Bicentenario. Si bien el nivel de participación no se mantuvo constante desde octubre del 2010 –hay una pequeña disminución–, existen picos puntuales donde nuevamente se vuelve a mostrar un grado de participación muy fuerte. Los acontecimientos catastróficos sirven como disparadores. Es un dato muy valioso”. Y destacó el rol de Cristina Fernández: “Me parece que hubo una capacidad de convocatoria de la Presidenta en relación a los jóvenes. Desempeñó un papel muy importante al hacer una llamada a la juventud. Ese es un dato muy significativo para tener en cuenta: hubo una incitación gubernamental, algo que gobiernos anteriores no hicieron, tal vez sólo Alfonsín en una fase inicial de su gobierno”.

No obstante, tal como se evidenció durante los días de la inundación, la militancia juvenil solidaria no es exclusiva del kirchnerismo. Al igual que otros partidos políticos y agrupaciones, la Cantera Popular, el espacio renovador y juvenil de la Unión Cívica Radical, también tuvo a muchos de sus militantes ayudando en las calles porteñas y platenses. “Hay gente que la está pasando mal y uno puede hacer algo. Yo pienso la política como una herramienta para transformar la realidad”, aseguró Fernando Núñez D’Agostino (19), quien estuvo hasta entrada la madrugada en el comité radical de Caballito. Su correligionario Sebastián Varaglia (20) agregó: “Cuando pasó esto nos dijimos: ‘Tenemos que ayudar’. No nos podíamos quedar con los brazos cruzados. Yo vivo la política desde lo social. En el barrio damos clases de apoyo para tratar de ayudar a los pibes y salimos con el voluntariado a repartir ropa. Siempre pensando en ayudar al otro”, subrayó. Las palabras de estos jóvenes no son azarosas. Cuando el agua bajó, además de la tragedia también apareció el rol de una militancia juvenil comprometida.

Este no es un fenómeno del todo novedoso en la Argentina: hubo grandes movimientos juveniles en las décadas del ’60 y ’70. “Pero sí es novedoso desde el regreso de la vida democrática –aseveró Borón–. En 30 años de vida democrática no hubo una participación juvenil ni una politización de la juventud como hoy. Hay una maduración juvenil que contradice muchas teorías que sostienen que los jóvenes se la pasan viendo la tele y navegando en Internet”. Si bien el politólogo no cree que la situación sea pasajera, tampoco considera “que se pueda mantener en los niveles excepcionales que tiene hoy. Ahora hay una situación de emergencia. Es difícil que una vez que desaparezcan los incentivos inmediatos esta situación continúe. No obstante, es un dato saludable para la democracia”.

Según Girotti, “la actitud solidaria, espontánea, de poner el cuerpo (que se vio durante la ayuda que la militancia brindó a las víctimas de la inundación), es idéntica a aquella de la generación del ’70, que supo poner el cuerpo y con creces. En todo caso, si hay una interpelación es la siguiente: no basta con los jóvenes, necesitamos incorporar a vastos sectores de la sociedad”.
Acaso esa sea la apuesta. Por lo pronto, una generación que nació y creció en democracia podrá votar en las próximas elecciones. En medio del desastre, un poco de luz siembra esperanza en el porvenir.
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Opinión. Atilio Borón Politólogo

“El accionar de los jóvenes es parte de un cambio de clima cultural-político, que tiene una fuerte eclosión a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner y en los festejos del Bicentenario. Si bien el nivel de participación no se mantuvo constante desde octubre del 2010, existen picos puntuales donde nuevamente se vuelve a mostrar un grado de participación muy fuerte. Los acontecimientos catastróficos sirven como disparadores. También me parece que la Presidenta desempeñó un papel muy importante al hacer una llamada a la juventud: hubo una incitación gubernamental, algo que gobiernos anteriores no hicieron, tal vez sólo Alfonsín en una fase inicial de su gobierno”.
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Opinión Carlos Girotti Sociólogo

“Es una juventud absolutamente comprometida con este tiempo, consciente de su rol histórico que reinstala en la escena argentina un valor que no pudo ser arrancado por la dictadura cívico militar ni por la brutalidad del terrorismo: la solidaridad con el otro, el reconocimiento del otro como una persona de derecho. Esa es la novedad que incorpora esta generación de jóvenes. En los ’90 esto tenía una traducción distinta. Los jóvenes que fueron creciendo en torno a la resistencia al neoliberalismo tenían un horizonte muy largo, era imposible divisar el futuro. Hoy no, el futuro está ahí, en la cara del otro, en su alegría y padecimiento”.
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Opinión  El saludable protagonismo juvenil
Por Eduardo Jozami

La agresión de una patota de la UOCRA platense contra jóvenes de La Cámpora que asistían a los damnificados por la inundación puede evocar situaciones preocupantes de cuarenta años atrás, y algunos medios hicieron todo lo posible por traerlas a la memoria. Como esos mismos medios han creado la imagen de una militancia juvenil agresiva, no les resulta muy difícil convencer de que debe atribuirse a La Cámpora la responsabilidad por lo que calificaron como un enfrentamiento. Queda así allanado el segundo paso, los jóvenes constituyen la avanzada kirchnerista y los matones duhaldistas del Pata Medina los defensores de un peronismo tradicional que resiste la prepotencia juvenil. Nada falta para situarnos en 1973.
Sin embargo, la construcción mediática no tiene asidero en la realidad. Un sindicalismo fraccionado se plantea hoy menos la defensa de cualquier ortodoxia que la recuperación de alguna influencia, no existe un contexto de violencia política como el de los años ’60 y ’70 y los militantes juveniles no se enganchan en la provocación. Todos hemos aprendido de la experiencia de los ’70.

La pieza maestra en este intento de evocar los fantasmas del pasado es la demonización de la militancia juvenil. Notable actitud, puesto que el país pagó muy caro la experiencia de los ’90 cuando la sociedad y los jóvenes  se desinteresaban de la militancia. El alfonsinismo había generado un entusiasta sector juvenil identificado con un discurso que, aunque marcado por los límites impuestos por el terror dictatorial, levantaba banderas democráticas. Si después la mayoría de ellos se apartó o terminó entrampada en las rutinas de la política tradicional y en las redes clientelares de Franja Morada se explica, por el derrumbe de un proyecto que resignó su vocación de cambio.

La presencia desbordante de los jóvenes es una buena noticia para quienes apostamos a la profundización del proceso político iniciado en el 2003. Habrá mucho que pensar aún para que La Cámpora y otros agrupamientos aporten con fuerza a la integración del espacio kirchnerista. Todo esto será motivo de debate y reflexión, pero es difícil negar que estos chicos que concurrieron por miles a tender su mano solidaria recuperan para la política su rostro mejor. No se equivoca Cristina cuando apuesta por el protagonismo juvenil.
 
Fuente: Revista Veintitres

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