martes, 7 de mayo de 2013

MEXICO: SER PERIODISTA SIN MORIR EN EL INTENTO

“No hay una política de Estado para evitar que sigan asesinando colegas”, denuncia a Miradas al Sur Elia Baltazar, cofundadora de Periodistas de a Pie.
      
 
Por  Diego M. Vidal
 
La violenta realidad mexicana no da respiro a una sociedad que en medio de la deslucida campaña electoral, comienza a padecer los efectos del terror desatado por los carteles de la droga contra los periodistas. Al punto que algunos medios de comunicación han decidido retirar de sus coberturas los temas ligados a la guerra declarada por el gobierno y al accionar de las bandas criminales.
Elia Baltazar es periodista, vive y trabaja en el Distrito Federal (D.F.) y es cofundadora de Periodistas de a Pie, una organización creada originalmente para mejorar el nivel de los trabajadores de prensa con la autocapacitación, “hasta que en el 2009 nos estalló la violencia en la cara”, explica a Miradas al Sur desde la Capital de México. “Nuestra actividad se ha tenido que centrar en la defensa de la libertad de expresión y del derecho a la información, así como las coberturas en zonas de conflicto y la protección y autocuidado de periodistas”, puntualiza. “En el 2010, llegamos al punto extremo de este clilema cuando secuestraron a cuatro compañeros en la región de la Laguna entre Coahuila y Durango, en el noroeste del país, y el crimen organizado usara sus vidas como moneda de cambio para conseguir que se transmitieran por televisión, en cadena nacional, sus mensajes. Eso nos llevó a un punto sin retorno y ese año, junto a otras organizaciones, realizamos una marcha para pedir que devolvieran vivos a nuestros compañeros pues nos enteramos que las televisoras habían suspendido las negociaciones con los secuestradores”, recuerda indignada Baltazar.

–¿Cómo desarrollan su actividad en este contexto?
–La violencia nos agarró muy mal parados en términos de organización gremial, de una pauperización en las condiciones laborales, como si fueran normales para nuestro gremio. Con salarios de entre 300 y 400 dólares al mes, lo que nos lleva a tener más de un trabajo y con el riesgo de que muchos estén muy vulnerables a la corrupción. En los últimos tres años hemos tenido que remontar esta historia de falta de derechos. Esta situación, además de la profunda desconfianza existente entre los mismos periodistas, fue aprovechada por el poder político y, entonces, antes de condenar los crímenes contra los colegas primero echaban un manto de sospechas sobre los asesinados, como que en algo andaban. Por suerte, pudimos revertir esa situación y hoy les demandamos a las autoridades que primero investiguen por qué los mataron, más de allá de cuál fue la actividad que estaban realizando. Lo cierto es que no hay una política de Estado ni de gobierno para evitar que sucedan estos crímenes y siguen asesinando periodistas.

–¿Existe una especie de mutismo en torno a esta situación en el D.F.?
–Nos preocupa mucho el tema del silencio social. Callar a la prensa es callar a la sociedad.

–¿Por qué los candidatos a presidentes eluden tocar más profundamente la cuestión de la violencia?
–Creo que ninguno quiere entrarle bien a la cuestión en su dimensión, más allá de sus propuestas no hablan del saldo de esta violencia, las cifras duras: 60 mil muertos y se calculan en 10 mil los desaparecidos. Luego está el costo social de esta situación como los desplazados.

–En la campaña electoral se ha colado no sólo este tema, sino también la influencia de los medios de prensa.
–Las recientes manifestaciones de estudiantes le han puesto un poquito de color, de ánimo, sobre todo porque nadie se las imaginaba. Ha sido un movimiento muy sorpresivo, tanto para los candidatos como para los medios de comunicación. No se esperaban un movimiento estudiantil en este momento, mucho menos que fueran estudiantes de escuelas privadas y tampoco que tuvieran como centro de atención no sólo la candidatura de Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del viejo sistema, sino que se ha convertido en un movimiento de exigencia del derecho a la información. Esto me parece fascinante. Por primera vez, un grupo social le exige cuentas a los medios.

–Lo que demuestra que México no es ajeno a la realidad del resto de Latinoamérica, con respecto a la concentración mediática.
–Por lo menos los argentinos han dado un paso adelante. Acá las reformas a la ley de medios no han avanzado. El poder que han concentrado no es sólo económico, también es político. Tenemos un fenómeno que es el tema de las llamadas levantadas, que son los personeros de las corporaciones mediáticas, sobre todo de las televisoras, metidos en las listas en las elecciones como diputados y senadores. Por suerte, ahora existe una demanda ciudadana de romper el control del duopolio televisivo que aquí es terrible. Ya van como dos legislaturas en los que hemos detectados abogados de las empresas como legisladores.

–¿En qué partidos?
–Sobre todo en el PRI. El Partido Verde Ecologista (PVM, aliado del PRI en estas elecciones), es el que le ha dado entrada a los intereses de las televisoras: una de sus diputadas es la hija del dueño de TV Azteca. Pero, en general, están metidos en todos los partidos. El Movimiento Ciudadano, que apoya al presidenciable de izquierda, lleva como candidato al líder los operadores de TV por cable.
 
Fuente: Miradas al Sur

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