Por Miguel Jurado.
No se de dónde, un día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dictaminó que cada persona necesita entre 10 y 15 metros cuadrados de verde para vivir bien en la ciudad. Eso sería como que cada uno tuviera la superficie de una habitación de 4 por 4 metros (hoy diría, bastante grande) convertida en jardín. Así, en casa, que somos cinco, nuestra necesidad de espacio verde llegaría a los 75 metros cuadrados. Un lindo jardín de casi 8 por 9 que Amanda (5) disfrutaría mucho, mi mujer agradecería; Joaquín (20) y Emilio (23) ignorarían por completo, y yo bendeciría en cada asado para odiarlo cuando llegara el momento de cortar el pasto.
Claro que la OMS no habla de que “yo” necesito un jardín en mi casa, sino de que las ciudades tienen que tener una cantidad determinada de espacio verde según la cantidad de habitantes que posean. Y en eso, Buenos Aires está muy mal. Fijate que algunos especialistas hicieron un ranking rápido con los parámetros de la OMS y les dio que Curitiba, en Brasil, es la ciudad con más verde por habitante (52 m2), Nueva York está bastante bien (23,1), París y Santiago de Chile, dentro de los límites (11,5 y 10, respectivamente) y Buenos Aires a la cola con 1,9 metro cuadrado de verde por pera. ¡Increíble! Si hasta México DF y San Pablo, que están mal, califican mejor que nosotros. Así se entiende que los vecinos porteños no se cansen de pedir más parques públicos.
Ojo, tengo que ser sincero: todos los datos son muy volátiles. El mínimo de verde que prescribe la OMS es variable (algunos hasta lo consideran de 9 m2 de verde por persona). Además, se parece más a un mito urbano o a una tradición oral que a una investigación dura. Yo, por ejemplo, hasta ahora, nunca leí un informe oficial que respalde el estándar que, dicen, establece esa organización. Por otra parte, para algunos especialistas, la performance de Buenos Aires en cuanto a verde y gente está entre 2,97 y 3,9 m2 de verdura por persona, lo que no es mucho, pero es mejor que el 1,9 del cálculo anterior.
De todos modos: no hagamos historia por moneditas. Si a la Capital le sumamos el conurbano, en donde hay menos de un metro cuadrado de verde por cabeza, la situación es ca-tas-tró-fi-ca.
Ahora, vos me dirás que si a Buenos Aires le falta verde, no se nota. Y puede ser, porque las más de mil cien hectáreas de parques y plazas porteños están mal distribuidos, sobran en algunos barrios y faltan en otros.
La arquitecta María Emilia Pérsico publicó una propuesta para mejorar el verde de Buenos Aires en base a parques lineales. Para eso, investigó cuánto vegetal le falta a la ciudad. Según su cálculo, para cumplir con lo mínimo que pide la OMS habría que construir unos cinco Bosques de Palermo (Parque Tres de Febrero).
Pero eso no es todo, la gente necesita que el verde le quede cerca y según la investigación de Pérsico, lo ideal sería que las plazas no estén a más de 500 metros una de otra. Para eso, Buenos Aires requeriría de unas 100 nuevas manzanas parquizadas, ubicadas en lugares estratégicos. Por otro lado, como algunos barrios porteños tienen una densidad muy grande, necesitarían un mayor aporte de espacios públicos. Así, en barrios como Recoleta, Retiro, San Nicolás, Monserrat, San Telmo, Caballito, Almagro o Villa Crespo se tendrían que fundar unas 163 plazas nuevas.
Pero la gota que rebasa el vaso es la contaminación urbana. Según Pérsico, para bajar un 5% la contaminación anual de Buenos Aires se necesitaría un bosque de 26 mil hectáreas, un poco más grande que la propia ciudad. ¡Olvidate! Así no vamos a clasificar nunca al campeonato mundial de la sustentabilidad.
Fuente: Clarín
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