Herbert Vianna tuvo un accidente aéreo, estuvo un mes en coma y volvió a tocar. Su vínculo con los músicos argentinos y sus deseos para el cantante.
En una entrevista concedida al programa El Suplemento del canal CN23, el líder de la banda Paralamas, Herbert Vianna, habló de su accidente –el 4 de febrero de 2001 piloteaba un pequeño avión que se estrelló en Brasil, lo que provocó la muerte de su esposa y lo tuvo más de un mes en coma cuatro–, su recuperación y su regreso a la música. Tuvo palabras de aliento para Gustavo Cerati, que al cierre de esta edición seguía inconsciente después de sufrir un accidente cerebro vascular el 16 de mayo en Caracas, Venezuela.
–Estás a punto de tocar en San Pablo, con buena predisposición y rodeado de tu gente. ¿Interiormente te encontrás en un buen momento?
–Tengo una actitud de reconstrucción y me ayuda mi familia. Mi hija del medio (tengo tres hijos: Luca de 17, Hope de 14 y Phoebe de 11), antes de salir de casa para los conciertos de esta semana, vino a mi cama y me dijo: “Che, daddy, prometeme una cosa, no vas a llorar y llorar. Porque nosotros también tenemos mucho dolor por la pérdida de mamá, pero ella te condenaría, si te pudiera hablar, con el hecho de que estés tirado en lugar de estar viajando, tocando y escribiendo música”.
–¿Cómo te cambió aquel hecho tan trágico y cómo fuiste pasando ese tiempo tan difícil?
–Fue un coma muy largo en el que se me rompió el sistema nervioso y los comandos de las piernas y me generó una dependencia total y necesidad de silla de ruedas. Un capítulo importante de mi estado post coma fue que cambió la rutina en mi casa, y fue crucial el hecho de que mis hijos se reunieron y me empujaron para seguir. Hope articulaba las palabras: “Es fundamental para nosotros seguir con la vida y llegar al nivel de construcción, de creatividad y de visión de mundo que lograron ustedes, vos y mamá”.
–Se ve que fuiste muy feliz en tu vida familiar...
–Un ejemplo que creo que sintetiza de una forma muy amplia esta carga emocional es que cuando empecé a volver a pensar, a tocar y a escribir, recordé un temazo de un amigazo argentino que es Fito: su canción “El amor después del amor”. Yo la imaginé en ese estado post accidente como una canción que no hablaba del sentimiento después del acto físico del amor, sino del sentimiento después de vivir una historia tan real, de tanto tanto amor, tan linda. Escribí como si fuera el amor que se me queda en el pecho después de vivir un sentimiento tan intenso y es un tema que está en nuestro nuevo disco en Brasil. Ya tuvimos un trabajo con otro tema de Fito muchos años antes, que a Lucy le gustaba mucho, “Track track”. Me recuerdo cantando eso en el comienzo de mi romance con Lucy: Fito poniendo puntos fundamentales de la historia más intensa de mi corazón. Por eso el amor que tengo por él, por su trabajo, por su fuerza. Le mando miles de besos a él y a Charly, a Cerati, a Los Pericos, a toda esta gente que es fundamental en mi corazón y en mi historia de vida.
–Nombraste a Gustavo Cerati. ¿Tenés algo para decirle a sus familiares y seguidores, después de la experiencia que viviste?
–Yo soy el torcedor número uno para que pase lo mejor con él. No solamente por su importancia en la historia cultural de Sudamérica, sino por su influencia en mi visión, en mi sensibilidad y el entusiasmo que tengo por sus visiones, su creatividad y la historia de él tan fundamental en términos de referencias continentales. Es muy amplio, muy brillante y le mando un megabesote en el corazón, con todo el cariño, todo el entusiasmo y los mejores votos de que un día de estos estaremos juntos celebrándolo. Ojalá que sí.
–Leo García contó por Facebook que lo fue a visitar y parece que Gustavo reaccionó dando un síntoma muy positivo. ¿Vos recordás cuando estabas en tu recuperación de alguien que te tocó la mano, que te cantó, que te abrazó, que te besó?
–No tengo recuerdos claros en mi cabeza, pero mis amigos y familia me cuentan cada tanto de cosas que les decía, y de puertas que se abrían en mi capacidad de comunicarme con el planeta de nuevo y que me salían con una carga emocional muy fuerte. Referencias como que había sentido una visita, una llegada, una comunicación, y como siempre tuve, y las tengo muy claras, convicciones espirituales, yo creo que esto es un reflejo de la sensibilidad que se abre en momentos como este, tan fuertes y delicados. Fuentes de tu sensibilidad espiritualista se abren y se te comunican cosas como flashes impresionantes y sentimentales, y lo pondría en esa cuenta.
–Tu manager contaba que tus compañeros nunca dejaron de seguir ensayando, practicando y esperándote. Y que cuando te despertaste, él mismo les avisó a todos: “Herbert se levantó y me pidió un vaso de agua”.
–No tengo recuerdos claros pero varias personas de una gran credibilidad para mí me los cuentan. Desde mis hijos hasta mi mamá, mis hermanos, mis compañeros de grupo, y tengo cada vez más claro un cuadro en mi sensibilidad de todo lo que viví en ese estado post accidente. El hecho de que ahora, por ejemplo, estoy siempre viajando con por lo menos una guitarra y muchos papeles, y me acuerdo de mis primeras notas después del accidente, las primeras cositas que empezaba a escribir, no en formas exactamente musicales, pero como cuadros impresionistas de mis sensaciones y visiones del mundo que muchas veces me sirven como gatillo de inspiración para desarrollar algo nuevo. Antes no imaginaba lo que pasaba en el proceso mental de gente en estado de coma y con funciones tan distorsionadas.
–¿Cuándo venís a la Argentina?
–No tengo la fecha ahora, pero siempre mantenemos atención y entusiasmo respecto de ir. Siempre que es posible ir a Argentina y tener esa troca (intercambio) con la cultura, la vida, la música de la gente y la vibración tan positiva de la tierra de Diego.
–Estás a punto de tocar en San Pablo, con buena predisposición y rodeado de tu gente. ¿Interiormente te encontrás en un buen momento?
–Tengo una actitud de reconstrucción y me ayuda mi familia. Mi hija del medio (tengo tres hijos: Luca de 17, Hope de 14 y Phoebe de 11), antes de salir de casa para los conciertos de esta semana, vino a mi cama y me dijo: “Che, daddy, prometeme una cosa, no vas a llorar y llorar. Porque nosotros también tenemos mucho dolor por la pérdida de mamá, pero ella te condenaría, si te pudiera hablar, con el hecho de que estés tirado en lugar de estar viajando, tocando y escribiendo música”.
–¿Cómo te cambió aquel hecho tan trágico y cómo fuiste pasando ese tiempo tan difícil?
–Fue un coma muy largo en el que se me rompió el sistema nervioso y los comandos de las piernas y me generó una dependencia total y necesidad de silla de ruedas. Un capítulo importante de mi estado post coma fue que cambió la rutina en mi casa, y fue crucial el hecho de que mis hijos se reunieron y me empujaron para seguir. Hope articulaba las palabras: “Es fundamental para nosotros seguir con la vida y llegar al nivel de construcción, de creatividad y de visión de mundo que lograron ustedes, vos y mamá”.
–Se ve que fuiste muy feliz en tu vida familiar...
–Un ejemplo que creo que sintetiza de una forma muy amplia esta carga emocional es que cuando empecé a volver a pensar, a tocar y a escribir, recordé un temazo de un amigazo argentino que es Fito: su canción “El amor después del amor”. Yo la imaginé en ese estado post accidente como una canción que no hablaba del sentimiento después del acto físico del amor, sino del sentimiento después de vivir una historia tan real, de tanto tanto amor, tan linda. Escribí como si fuera el amor que se me queda en el pecho después de vivir un sentimiento tan intenso y es un tema que está en nuestro nuevo disco en Brasil. Ya tuvimos un trabajo con otro tema de Fito muchos años antes, que a Lucy le gustaba mucho, “Track track”. Me recuerdo cantando eso en el comienzo de mi romance con Lucy: Fito poniendo puntos fundamentales de la historia más intensa de mi corazón. Por eso el amor que tengo por él, por su trabajo, por su fuerza. Le mando miles de besos a él y a Charly, a Cerati, a Los Pericos, a toda esta gente que es fundamental en mi corazón y en mi historia de vida.
–Nombraste a Gustavo Cerati. ¿Tenés algo para decirle a sus familiares y seguidores, después de la experiencia que viviste?
–Yo soy el torcedor número uno para que pase lo mejor con él. No solamente por su importancia en la historia cultural de Sudamérica, sino por su influencia en mi visión, en mi sensibilidad y el entusiasmo que tengo por sus visiones, su creatividad y la historia de él tan fundamental en términos de referencias continentales. Es muy amplio, muy brillante y le mando un megabesote en el corazón, con todo el cariño, todo el entusiasmo y los mejores votos de que un día de estos estaremos juntos celebrándolo. Ojalá que sí.
–Leo García contó por Facebook que lo fue a visitar y parece que Gustavo reaccionó dando un síntoma muy positivo. ¿Vos recordás cuando estabas en tu recuperación de alguien que te tocó la mano, que te cantó, que te abrazó, que te besó?
–No tengo recuerdos claros en mi cabeza, pero mis amigos y familia me cuentan cada tanto de cosas que les decía, y de puertas que se abrían en mi capacidad de comunicarme con el planeta de nuevo y que me salían con una carga emocional muy fuerte. Referencias como que había sentido una visita, una llegada, una comunicación, y como siempre tuve, y las tengo muy claras, convicciones espirituales, yo creo que esto es un reflejo de la sensibilidad que se abre en momentos como este, tan fuertes y delicados. Fuentes de tu sensibilidad espiritualista se abren y se te comunican cosas como flashes impresionantes y sentimentales, y lo pondría en esa cuenta.
–Tu manager contaba que tus compañeros nunca dejaron de seguir ensayando, practicando y esperándote. Y que cuando te despertaste, él mismo les avisó a todos: “Herbert se levantó y me pidió un vaso de agua”.
–No tengo recuerdos claros pero varias personas de una gran credibilidad para mí me los cuentan. Desde mis hijos hasta mi mamá, mis hermanos, mis compañeros de grupo, y tengo cada vez más claro un cuadro en mi sensibilidad de todo lo que viví en ese estado post accidente. El hecho de que ahora, por ejemplo, estoy siempre viajando con por lo menos una guitarra y muchos papeles, y me acuerdo de mis primeras notas después del accidente, las primeras cositas que empezaba a escribir, no en formas exactamente musicales, pero como cuadros impresionistas de mis sensaciones y visiones del mundo que muchas veces me sirven como gatillo de inspiración para desarrollar algo nuevo. Antes no imaginaba lo que pasaba en el proceso mental de gente en estado de coma y con funciones tan distorsionadas.
–¿Cuándo venís a la Argentina?
–No tengo la fecha ahora, pero siempre mantenemos atención y entusiasmo respecto de ir. Siempre que es posible ir a Argentina y tener esa troca (intercambio) con la cultura, la vida, la música de la gente y la vibración tan positiva de la tierra de Diego.
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