Un hijo del derrocado ex presidente brasileño Joao Jango Goulart, quien murió en una estancia de Corrientes a fines de 1976 supuestamente de un infarto, anunció que pedirá a la Justicia argentina que investigue su posible envenenamiento, tal como denunció un ex agente de inteligencia uruguayo, Mario Barreiro Neira, detenido desde hace más de una década en una cárcel de Porto Alegre por integrar una banda de asaltantes de camiones transportadores de caudales.
Joao Vicente Goulart anunció en Río de Janeiro que se presentará ante la Justicia argentina para exigir que investigue la fundada hipótesis de que su padre haya muerto a causa del veneno introducido en su medicación por un comando uruguayo, por cuenta de la dictadura brasileña, tal como dice que sucedió Ronald Mario Barreiro Neira (o Neira Barreiro, ya que en Brasil se antepone el apellido de la madre).
Según el ex agente uruguayo, el veneno fue preparado por el médico legista Carlos Milles e introducido en los medicamentos importados de Francia que Goulart tomaba desde que había sufrido un infarto. El veneno fue introducido por un infiltrado en su habitación del porteño Hotel Liberty de la Avenida Corrientes casi Florida. Dicho hotel ya había sido escenario en mayo de 1976 del secuestro de los parlamentarios uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez –que unos días después aparecieron acribillados junto a otros dos exiliados uruguayos– y unos pocos días antes, el 1º de noviembre, del secuestro del químico franco-chileno y militante del MIR Juan Ivet Claudel, quien según documentación secuestrada al agente de la Dina chilena Enrique Arancibia Clavel, fue asesinado poco después.
Carlos Milles, “El Doctor Adonis”, dijo Barreiro, fue uno de los jefes de un grupo ultrasecreto de los servicios de inteligencia uruguayos llamado Gama (Grupo de Acciones Militares Antisubversivas) en el que él mismo habría revistado como “teniente Tamús”. Milles, agregó, fue también quien envenenó las botellas de vino que en agosto de 1978, en momentos en que se debatía una leve “apertura democrática”, se les enviaron como anónimo regalo a los integrantes del triunvirato que conducía el ilegalizado Partido Nacional (o Blanco) dentro del país. Las botellas fueron dejadas en la casa del futuro presidente Luis Alberto Lacalle a su nombre, del ex senador Carlos Julio Pereyra y de Mario Heber. El 6 de septiembre la esposa de éste, Cecilia Fontana, descorchó la botella que le había dado Lacalle y se sirvió un poco de vino, muriendo de inmediato.
Goulart, un discípulo izquierdista de Getulio Vargas, gobernó Brasil entre 1961 y 1964. Dieciséis días después de que en marzo de ese año anunciara la expropiación de fazendas y latifundios improductivos, fue derrocado por un golpe militar auspiciado por la CIA y encabezado por el mariscal Humberto Castelo Branco, exiliándose en Montevideo.
Una década más tarde, la dictadura brasileña (que, con todo, habría de durar una década más) entró en crisis. Hay muchas evidencias de que, a pedido del dictador brasileño, general Ernesto Geisel, los servicios uruguayos fotografiaban y filmaban a Goulart y sus visitantes y grababan sus conversaciones. Barreiro sostiene que cuando Jango compró una pequeña estancia en Mercedes, Corrientes, y empezó a hacer planes para regresar clandestinamente a Brasil, Geisel le ordenó a Sergio Paranhos Fleury, jefe de la Dirección de Orden Político y Social (Dops, policía política) ejecutarlo, según se habría jactado éste. Barreiro dice también que era esencial que a Goulart se lo enterrara sin hacérsele la autopsia, pues durante las primeras 48 horas el veneno hubiera sido detectado, y que el jefe de la estación de la CIA en Montevideo, Frederick Latrash (un íntimo del senador John McCain, el último candidato presidencial republicano) no fue ajeno al asesinato, puesto que uno de sus agentes, que utilizaba como nombre de cobertura Pedro , integraba la dirección del Gama, que rendía cuenta de sus acciones sólo ante el general Luis Vicente Queirolo.
La denuncia sobre el posible envenenamiento de Goulart se suma a la certeza de que el ex presidente chileno Eduardo Frei Montalva murió a principios de 1982 porque se le puso una bacteria que le produjo una septicemia fulminante sobre la herida de una operación de rutina. Tal como le habría pasado al médico Milles, el químico de la Dina Eugenio Berríos, que había preparado la ponzoña, fue asesinado una década después en Montevideo por agentes de inteligencia uruguayos horas más tarde de que el ex dictador Augusto Pinochet hiciera una misteriosa visita a Montevideo.
domingo, 18 de julio de 2010
EL ENIGMA GOULART
Denuncian que el ex presidente brasileño fue envenenado.
Por Juan José Salinas
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