jueves, 3 de mayo de 2012

ESCALAR ESTA DE MODA Y ADVIERTEN SOBRE SUS RIESGOS

Por Roxana Badaloni

Aseguran que desde hace diez años sube a las montañas mucha gente sin preparación.

El auge de los deportes de aventura provocó un impulso del montañismo en todo el país. Cada vez más gente se lanza a la aventura de alcanzar las nubes. En Buenos Aires, clubes tradicionales –como el Ateneo de la juventud– instalan palestras (placas que imitan la morfología de una roca) para que los niños escalen y hasta algunos cruceros ofrecen en popa la posibilidad de trepar mirando el mar. La moda, incluso, tiene sus referentes famosos, con el actor Facundo Arana, recientemente evacuado del Everest, a la cabeza . En Mendoza, meca de la actividad, son cada vez más los turistas que se anotan en caminatas por la montaña y los audaces que contratan excursiones de ascenso a los cerros. Y también lugares como El Chaltén, en Santa Cruz, considerado capital nacional del treeking, terminan de cerrar un verano con récord de visitantes. Pero los andinistas expertos, testigos del cambio, advierten: “Antes sólo venían deportistas entrenados; ahora llegan muchos turistas con poca preparación”.
“Hasta el Aconcagua han arribado personas mayores para cumplir una promesa”, dice el jefe de los equipos médicos del Aconcagua (6.962 metros de altura), Ignacio Rogé. La anécdota refiere a tres jubilados del Chaco que sin experiencia ni equipo comenzaron a transitar la ruta Norte del Aconcagua. Anduvieron dos horas y al llegar a la primera base, Confluencia, tuvieron que ser evacuados a la capital mendocina. Sufrieron edema pulmonar y quedaron una semana hospitalizados.
Dos grupos etarios crecieron en los últimos años: menores de entre 14 y 18 años que llegan a batir récords, a veces impulsados por sus padres, y mayores de 55 años que tienen más tiempo y dinero para dedicarse a lo que consideran “una cuenta pendiente” en su vida.
Marcelo Acosta, director de la escuela de Guías de Montaña, confirma esta tendencia: “Conozco mucha gente que su primer cerro es el Aconcagua, cuando se requiere entre seis meses y un año de fortalecimiento aeróbico para ascender; y su grado de dificultad es medio-alto”. Y remata: “Hace 10 años que los que llegan a la montaña dejaron de ser andinistas y ahora son turistas”.
El médico Rogé lo está viendo: “Se automedican y esconden síntomas de agotamiento para no abandonar la expedición”, observa.
Este año, la temporada en Aconcagua cerró con siete mil andinistas, 203 evacuaciones y sin muertos, aunque un vasco está desaparecido desde el 8 de febrero. Las cifras de ingreso son similares a las de las cinco últimas temporadas. Lo que creció es la cantidad de personas que llegan al parque Aconcagua y al Cordón del Plata para realizar caminatas cortas, que a veces también implican subir a cumbres más bajas. Entre diciembre de 2011 y marzo de este año, más de 80 mil personas caminaron por los alrededores de la montaña más alta, enfrentando los riesgos del Mal de Altura( ver). Y los deportistas que hacen travesías pasaron 2.630 en 2011 a 3.301 al finalizar 2012.

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