miércoles, 13 de julio de 2011

LO DISTINTO Y LO COMÚN



Encontrarse en la Diversidad es un espacio juvenil del Inadi que lucha contra la discriminación en escuelas, clubes y barrios.


Por Exequiel Siddig

Mientras trabajaban en el club Hacoaj con adolescentes, Ariel Dorfman y Bárbara Reich descubrieron un sentido a la interpretación de la ética bíblica que hiciera Hilel, el erudito contemporáneo de Cristo. “No hagas a tu prójimo lo que no te gusta que te hagan a ti. Esa es toda la ley. El resto es comentario.” El 29 de septiembre de 2007, el programa “Encontrarse en la Diversidad” juntó a 300 pibes de distintas comunidades bajo la consigna “todo lo distinto que tenemos en común”. La moral judía de Hilel sirvió a los organizadores para entender la necesidad de que otros colectivos apoyaran, por caso, el reclamo de la comunidad Lgttb.
La intención del programa es reconocer el valor de la diversidad. Rebasar la didáctica homogeneizadora del crisol de razas. Se implementaron talleres de discusión, que año tras año fueron ganando en efectividad. El primer año, algunas de las temáticas abordadas fueron: “Pobres y ricos: una brecha de mutuas incomprensiones” o “Migrantes, refugiados y refugiadas”. Participaron la Comunidad Armenia, la Nación Mapuche y el Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros y Recicladores, entre otros.
Tras el inquietante éxito, en 2008 el evento comenzó a formar parte de las actividades oficiales del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi). Por entonces, “Encontrarse en la Diversidad” trabajaba con organizaciones de la educación no formal, como clubes y organizaciones juveniles.
El año pasado, ampliaron el abanico a escuelas primarias, secundarias y universidades. “Es que hay todavía hoy dos escuelas conviviendo –explica Dorfman–. La sarmientina, de uniforme blanco, que ‘uniforma’ en torno a una identidad nacional monolítica, y otra educación vinculada a la diversidad. Ahora, el problema que acarrea la segunda opción es el de la autoridad. En una sociedad que viene de la dictadura, los roles de autoridad están vencidos, deslegitimados. Entonces, cuando los pibes tienen que hablar no saben qué decir porque no saben qué reclamar.”
El 6 de octubre de 2010, el evento reunió a 1.300 chicos en Hebraica. Al vicerrector del Raggio, Fernando Durán, le pareció necesario participar en esa ocasión por la preocupación que le generaba los crecientes episodios de desprecio, en una población estudiantil compuesta crecientemente por chicos nacidos en países limítrofes. “Siempre existió una tendencia en los pibes de 15 a burlarse sin conciencia del daño que eso puede causar–dice–. No sólo al de piel diferente, sino también al gordo, al ‘anteojudo’ o al homosexual. Es una edad en donde puede afirmarse la propia identidad menoscabando la de otros. El desafío es justamente buscar caminos que no sean crueles.”
Este año se comenzaron a dar talleres previos. El martes 24 de mayo, con representantes de la comunidad peruana y ucraniana alumnos de la Escuela Técnica ORT, sede Almagro, debatieron en torno a “inclusiones y exclusiones” de los inmigrantes.
“Acá en la escuela hay discriminación –dijo una estudiante de 3º año–. Los de Gestión (Administrativa) están catalogados como ‘chetos’; los de Produ (Producción Musical) seríamos todos drogones.”
Dorfman comenta que preveen, para el próximo encuentro del 5 de octubre de 2011 en la ex Esma, discusiones de temas vinculados a DD.HH entre escuelas de diferentes realidades. A propósito del eje “Deporte y Discriminación”, montarán una pseudo cancha de fútbol en donde estudiantes de teatro harán las veces de policías. Los chicos deberán pasar por cacheos y “palazos”.
En estos cinco años de actividades, han pasado por el programa el grupo percusivo La Chilinga, el director de la revista Barcelona Pablo Marchetti, el periodista Ezequiel Fernández Moores o el director de Buenos Aires Sida Alex Freyre.
“No inventamos nada nuevo. Lo que nos interesa sobre todo es que los pibes vuelvan a sentirse sujetos políticos –concluye Dorfman–. Porque la política y la educación no se interrumpen a la salida del colegio”.

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