Slavoj Zizek y Julian Assange. El filósofo esloveno y el referente de Wikileaks reflexionaron sobre medios y política imperial en un encuentro transmitido por Internet. “Vos y tu grupo están haciendo más que rebelarse. Están cambiando el modo de transgredir las reglas”, le dijo Zizek a Assange.
Por Facundo García
Juntos son dinamita. El filósofo esloveno Slavoj Zizek y el principal referente de Wikileaks, Julian Assange, se reunieron en Londres el sábado para participar de una entrevista pública que les hizo la periodista Amy Goodman. El encuentro –que fue transmitido en directo por Internet– convocó a miles de seguidores interesados en reflexionar sobre medios y política imperial con ayuda de “dos de los tipos más peligrosos que existen”.
Con ese título los presentó –en broma, desde luego– la propia Goodman, conocida por su labor como activista y creadora del sitio Democracynow.org. Y mientras Assange optó por la elegancia sobria que lo caracteriza, Zizek cayó despeinado y con una remera que tenía la cara de Lenin y la leyenda “They dub you”, algo así como “ellos te traducen” o “te doblan la voz”. Abrió el juego la conductora. “La información es poder. Me atrevo a decir que si hubiéramos visto antes los videos que liberó Wikileaks, se habría despertado un clamor popular en contra de las guerras de Irak y Afganistán y se habrían salvado muchas vidas”, sentenció.
Assange estuvo de acuerdo. “Para mejorar la civilización necesitamos tomar decisiones racionales. Claro que eso no puede hacerse si no hay información veraz acerca de las instituciones y su funcionamiento”, señaló. Por entonces, Zizek –“el Elvis de los estudios culturales”, en palabras el New York Times– ya empezaba a desplegar su batería de tics. La mano en la punta de la nariz. La misma mano en el pelo. Un cambio de posición en el asiento. Y entre un gesto y otro, razonamientos corrosivos. “Yo quiero hacer una salvedad –intercedió–. No debemos caer en la ingenuidad de pensar que el público no sabía nada sobre Medio Oriente. En el mundo contemporáneo todos sabemos que ocurren cosas sucias. Pero se nos informa tan oblicuamente, que es como si eso nos permitiera seguir con nuestra rutina, estar al tanto de la realidad y a la vez ignorarla.”
Verdad-consecuencia: ver los hechos tal como sucedieron –o al menos desde otra perspectiva– desactiva la trampa. “Es como pasa con los maridos cornudos. Un marido cornudo puede saber abstractamente que su mujer está con otros. A lo mejor hasta se dice a sí mismo: ‘Caramba, qué marido moderno y tolerante soy’. Ahora, si te ponen las fotos de tu mujer ahí, ‘a pleno’, enseguida tu actitud cambia, ¿no?”, provocó Zizek. El pensador abrió uno de los tramos más divertidos de la reunión cuando aprovechó para desmentir el supuesto romance entre él y Lady Gaga, un chisme que hizo furor en Internet a lo largo de toda la semana pasada. “Mis amigos me recomendaron que dijera solamente no comments y me llevara la gloria. Pero la verdad es que ni siquiera he escuchado una sola de sus canciones.”
Para el filósofo, Wikileaks representa un hito. “Ojo, yo no soy un utopista. No es que todo lo que dicen los grandes medios sea falso. Su gran mentira está en cómo deciden mostrarnos la realidad. Julian y su equipo están trayendo un cambio porque intervienen justo ahí. Es igual que cuando en las revoluciones el rey quedaba desnudo. Todos lo sabían; sin embargo hacía falta que alguien lo gritara y lo remarcara para que se abriera la posibilidad de una situación nueva”, subrayó. El análisis del esloveno invitó a no confundir lo de Assange con el llamado “periodismo investigativo”. “No. Esto es mucho más radical. Porque en general la ideología no sólo controla lo que decís, sino también los modos en que podés rebelarte. Pues bien, vos y tu grupo –y aquí apuntó a su partenaire– están haciendo más que rebelarse. Están cambiando el modo de transgredir las reglas.”
Tras los aplausos, Assange intentó un balance de lo vivido en el último lustro. “Es fascinante ver cómo a partir de las revelaciones se desató una nueva histeria macartista –dijo–. Están asustados. Asustados de que la verdad salga a la luz. Eso es un signo muy positivo. Significa que todavía necesitan engañar a la sociedad, porque de otro modo la sociedad reaccionaría. Todavía tienen que cuidarse ante lo que el pueblo pueda pensar, sentir y escuchar.”
Wikileaks ha compartido sus cables con más de ochenta medios, entre ellos Página/12. En ese lance, la organización protagonizó tapas históricas en los diarios más importantes y desató polémicas de primera magnitud, como la que se produjo recientemente alrededor de la difusión de miles de cables diplomáticos de EE.UU. “Otra de las consecuencias importantes fue la penetración ideológica que tuvimos entre los periodistas que se encontraron con esos datos y que de repente vieron qué estaba pasando. Más tarde quizá hayan escrito lo que quisieron o pudieron, pero no hay duda de que se enfrentaron cara a cara con la información”, relató el fundador de la entidad.
En su vértigo de chistes y citas cinéfilas, las idas y vueltas de Zizek fueron un complemento ideal para romper la solemnidad. “¿Es un terrorista Assange? –se preguntó el barbudo–. Sí, en la medida en que Gandhi era terrorista, esto es, en tanto interrumpe el desempeño normal de un estado opresor. ¿Dónde está su crimen, en comparación con lo que hacen ellos? El sistema nos acostumbra a pensar que el terrorismo está entre los que afectan ‘la normalidad’. ¿Pero qué hay de los terroristas que se ocupan de mantener lo establecido?”
* La entrevista pública con Amy Goodman, Julian Assange y Slavoj Zizek puede verse en democracynow.org (en inglés). En los próximos días estarán disponibles los subtítulos.
Por Facundo García
Juntos son dinamita. El filósofo esloveno Slavoj Zizek y el principal referente de Wikileaks, Julian Assange, se reunieron en Londres el sábado para participar de una entrevista pública que les hizo la periodista Amy Goodman. El encuentro –que fue transmitido en directo por Internet– convocó a miles de seguidores interesados en reflexionar sobre medios y política imperial con ayuda de “dos de los tipos más peligrosos que existen”.
Con ese título los presentó –en broma, desde luego– la propia Goodman, conocida por su labor como activista y creadora del sitio Democracynow.org. Y mientras Assange optó por la elegancia sobria que lo caracteriza, Zizek cayó despeinado y con una remera que tenía la cara de Lenin y la leyenda “They dub you”, algo así como “ellos te traducen” o “te doblan la voz”. Abrió el juego la conductora. “La información es poder. Me atrevo a decir que si hubiéramos visto antes los videos que liberó Wikileaks, se habría despertado un clamor popular en contra de las guerras de Irak y Afganistán y se habrían salvado muchas vidas”, sentenció.
Assange estuvo de acuerdo. “Para mejorar la civilización necesitamos tomar decisiones racionales. Claro que eso no puede hacerse si no hay información veraz acerca de las instituciones y su funcionamiento”, señaló. Por entonces, Zizek –“el Elvis de los estudios culturales”, en palabras el New York Times– ya empezaba a desplegar su batería de tics. La mano en la punta de la nariz. La misma mano en el pelo. Un cambio de posición en el asiento. Y entre un gesto y otro, razonamientos corrosivos. “Yo quiero hacer una salvedad –intercedió–. No debemos caer en la ingenuidad de pensar que el público no sabía nada sobre Medio Oriente. En el mundo contemporáneo todos sabemos que ocurren cosas sucias. Pero se nos informa tan oblicuamente, que es como si eso nos permitiera seguir con nuestra rutina, estar al tanto de la realidad y a la vez ignorarla.”
Verdad-consecuencia: ver los hechos tal como sucedieron –o al menos desde otra perspectiva– desactiva la trampa. “Es como pasa con los maridos cornudos. Un marido cornudo puede saber abstractamente que su mujer está con otros. A lo mejor hasta se dice a sí mismo: ‘Caramba, qué marido moderno y tolerante soy’. Ahora, si te ponen las fotos de tu mujer ahí, ‘a pleno’, enseguida tu actitud cambia, ¿no?”, provocó Zizek. El pensador abrió uno de los tramos más divertidos de la reunión cuando aprovechó para desmentir el supuesto romance entre él y Lady Gaga, un chisme que hizo furor en Internet a lo largo de toda la semana pasada. “Mis amigos me recomendaron que dijera solamente no comments y me llevara la gloria. Pero la verdad es que ni siquiera he escuchado una sola de sus canciones.”
Para el filósofo, Wikileaks representa un hito. “Ojo, yo no soy un utopista. No es que todo lo que dicen los grandes medios sea falso. Su gran mentira está en cómo deciden mostrarnos la realidad. Julian y su equipo están trayendo un cambio porque intervienen justo ahí. Es igual que cuando en las revoluciones el rey quedaba desnudo. Todos lo sabían; sin embargo hacía falta que alguien lo gritara y lo remarcara para que se abriera la posibilidad de una situación nueva”, subrayó. El análisis del esloveno invitó a no confundir lo de Assange con el llamado “periodismo investigativo”. “No. Esto es mucho más radical. Porque en general la ideología no sólo controla lo que decís, sino también los modos en que podés rebelarte. Pues bien, vos y tu grupo –y aquí apuntó a su partenaire– están haciendo más que rebelarse. Están cambiando el modo de transgredir las reglas.”
Tras los aplausos, Assange intentó un balance de lo vivido en el último lustro. “Es fascinante ver cómo a partir de las revelaciones se desató una nueva histeria macartista –dijo–. Están asustados. Asustados de que la verdad salga a la luz. Eso es un signo muy positivo. Significa que todavía necesitan engañar a la sociedad, porque de otro modo la sociedad reaccionaría. Todavía tienen que cuidarse ante lo que el pueblo pueda pensar, sentir y escuchar.”
Wikileaks ha compartido sus cables con más de ochenta medios, entre ellos Página/12. En ese lance, la organización protagonizó tapas históricas en los diarios más importantes y desató polémicas de primera magnitud, como la que se produjo recientemente alrededor de la difusión de miles de cables diplomáticos de EE.UU. “Otra de las consecuencias importantes fue la penetración ideológica que tuvimos entre los periodistas que se encontraron con esos datos y que de repente vieron qué estaba pasando. Más tarde quizá hayan escrito lo que quisieron o pudieron, pero no hay duda de que se enfrentaron cara a cara con la información”, relató el fundador de la entidad.
En su vértigo de chistes y citas cinéfilas, las idas y vueltas de Zizek fueron un complemento ideal para romper la solemnidad. “¿Es un terrorista Assange? –se preguntó el barbudo–. Sí, en la medida en que Gandhi era terrorista, esto es, en tanto interrumpe el desempeño normal de un estado opresor. ¿Dónde está su crimen, en comparación con lo que hacen ellos? El sistema nos acostumbra a pensar que el terrorismo está entre los que afectan ‘la normalidad’. ¿Pero qué hay de los terroristas que se ocupan de mantener lo establecido?”
* La entrevista pública con Amy Goodman, Julian Assange y Slavoj Zizek puede verse en democracynow.org (en inglés). En los próximos días estarán disponibles los subtítulos.
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