La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo se mostró “embroncada” y dispuesta a que “vayan presos si tienen que ir presos”. Destacó que están los fondos para pagarles a los seis mil trabajadores de las obras en distintas provincias.
Por Nora Veiras
Hebe es Hebe. Frontal hasta la crueldad, consciente de que las Madres son un símbolo de la lucha por los derechos humanos que hay que cuidar por sobre todo. Había adoptado a Sergio Schoklender como su hijo. Se confiesa “embroncada”, “traicionada” y no tiene reparos en decir que “vayan presos los que tengan que ir”. Como presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo le dijo a Página/12: “Vamos a vender lo que tengamos que vender –menos la Universidad, la Casa y la radio– para pagar lo que haya que pagar” y asegura que las seis mil personas que trabajan en las obras van a cobrar porque “todo va a seguir”. La Justicia está investigando a los hermanos Schoklender y a dieciséis personas más por manejos irregulares de los recursos destinados por el Estado a las Madres para construcción de viviendas. A los 82 años, esta mujer transmite una fortaleza que estremece, repite que va a seguir confiando en las personas pero concede que “tendría que haber desconfiado más”.
–Hace dos semanas que los grandes medios se ocupan del escándalo de Schocklender. ¿Cómo vive esta situación?
–Yo lo vivo como de donde viene, el enemigo agranda y deforma, pero no vamos a decir que el enemigo está mintiendo en todo. También sé que las informaciones se pagan, que esos reportajes se pagan caros a veces, ¿no? Estoy embroncada porque pareciera que todo es mierda como ellos. Tenemos que rescatar la posibilidad de darle oportunidad a la gente que está mal y no todos son Schoklender. Ese es el país que querían mis hijos, el país que quiero yo: la confianza en la gente y la oportunidad al que necesita. Sé que hice todo lo que podía hacer para que tuvieran un lugar, para que tuvieran un trabajo.
–Usted lo conoció en el ’83...
–Sí, lo conocí en la cárcel, lo visité mucho tiempo. Primero de a poco, después una vez por semana, le llevaba comida. Y bueno esa cosa de apoyo, que cuando saliera tuviera a dónde ir. El me decía que nunca iba a salir, yo le decía pero cómo no, tenés que salir. Le ofrecimos el trabajo acá. El fue un gran creador, es muy inteligente. Todo lo de Sueños compartidos no lo podemos negar. Se fue de mambo cuando quiso convertir el emprendimiento en una empresa. Eso fue hace casi dos años.
–Usted dijo que hace un año habían empezado las discusiones con Sergio Schoklender.
–Discutiendo mal más de un año, pero que venía con esto, dos años. Yo le decía: “Tenemos una empresa, el Gobierno no quiere comprar esas casas... Nosotros trabajamos como soldados del proyecto nacional y popular y si el Gobierno no necesita las casas”. El me decía las vendemos y yo le decía que eso era una locura, pensaba como una empresa.
–¿Entonces qué pasó?
–El venía poco, estaba siempre de mal carácter. Iba de un lado al otro, ofrecía. Tuvimos muchas discusiones y en diciembre renunció pero no se iba, entonces decidí separarlo.
–¿Alguien le había advertido que podía haber manejos irregulares?
–No, porque lo que me parece a mí es que se armó como una banda. Por eso hay dieciséis o dieciocho implicados. Si hubiesen sido uno o dos te das cuenta, pero cuando son tantos, uno confía. Sigo viviendo con la puerta abierta. No desconfiaba, iba bien. El Gobierno nos paga a medida que vamos haciendo, no es que nos da la plata y la ponemos en el banco. En el Gobierno no se llevaban bien con Sergio, era un chico que discutía bastante, se llevaban mejor con Pablo, que era más calmo.
–Y Pablo, ¿cuándo se incorporó?
–Desde el principio, porque él tenía una imprenta en la cárcel, cuando vino acá se puso a trabajar en compras, que él sabía bastante. Cuando Sergio se fue, quedó él. Después había otra gente que trabajaba, quedaron ahí, uno les tiene confianza porque está todo el día con ellos. Estamos con mucha bronca porque ocasionaron este trabajo doble que tenemos ahora: nada se va a parar, las obras siguen, la gente va a cobrar, el depósito para los sueldos está, lo que pasa es que unos días se van a atrasar porque en algunos lugares hemos dado un asueto de tres días para organizar cosas que estaban muy desorganizadas. Estamos trabajando con gente amiga, que nos está dando una mano.
–¿Por qué decidió separar también a Pablo Schoklender?
–Me llegó la noticia de que Sergio lo había denunciado al hermano, dijo que estaba con él o no sé qué.
–Es decir que en la causa judicial...
–No sé cómo está puesto, pero a mí me avisaron el viernes que estaban imputados Pablo y dieciséis personas más.
–¿Cómo se reemplaza a esa gente?
–En la vida no hay nadie irremplazable. Hay mucha gente trabajando, muy honesta. Estamos trabajando todos para poner las cosas en condiciones y estamos dispuestas a vender todo lo que haya que vender –menos la Universidad, la casa de las Madres y la radio– para pagar si hay deudas. Eso lo decidimos hoy las Madres.
–¿Cuáles son las deudas?
–Todavía no puedo decir cuáles son, nosotras ya sabemos, por eso hemos prometido que vamos a pagar. Tenemos algunas propiedades que se pueden vender para poder asumir eso y quedarnos tranquilas, sobre todo porque la están golpeando mucho a Cristina (Fernández de Kirchner). Yo tengo el cuero duro, pero no quiero que justo en este año, que lo hacen a propósito, la golpeen a la Presidenta. Me parece que está todo muy organizado, muy armado, con muchas ganas de seguir, por eso llaman los medios, fijate qué medios, en toda la basura.
–¿Volvió a hablar con Sergio?
–No, yo soy terminante. soy ter-mi-nan-te. No, terminó.
–Debe haber sido muy duro para usted...
–Tengo bronca. Pero cuando uno está al frente de una cosa tan importante como ésta, de una organización que creció con el trabajo y el esfuerzo de las Madres eso es lo que tengo que defender a capa y espada, con lo cual los sentimientos no pueden primar sobre este proyecto, de ninguna manera, lo tengo clarísimo.
–Ahora apareció que Schoklender tenía una Ferrari, un avión...
–No, eso dice él que se pudo comprar.
–No, Clarín dijo que los compró a nombre de la empresa.
–Eso nunca nadie lo vio.
–¿El tenía una vida dispendiosa?
–Lo que hacía era que cuando iban a algún lado, él no iba a San Clemente a una piecita como voy yo con mi hija, él iba al hotel más caro. Siempre le protestaba por eso, le decía ¿por qué? Nosotros tenemos que ser muy discretos en lo que hacemos, estamos en la cresta de la ola, tenemos que cuidarnos. El decía “pero yo trabajo para esto y mi mujer trabaja”.
–¿Piensa que la puede citar la Justicia?
–No sé, pero si nos citan, tenemos todo preparado. Estamos preparando para mostrar todo claro y lo que haya de deudas lo pagaremos. Nosotros queremos pagar, que nos den crédito o que esperen que vendamos algunas de las cosas para pagar.
–¿Cómo era el manejo de los recursos?
–Se hacen proyectos de las casas. Todo es por certificado: terminás hasta las puertas, es un certificado, ponés los pisos te dan otro... Con eso les pagás al proveedor y a la gente que trabaja. La plata no entra en las arcas de las Madres, los trabajadores cobran con tarjeta.
–¿Qué cantidad de gente trabaja?
–Tenemos casi seis mil personas. Todos van a seguir trabajando, todos van a seguir cobrando, que nadie tenga miedo. Tenemos casi siete mil casas en ejecución y creo que hemos entregado tres mil y pico, además de los hospitales, de las escuelas y de los centros de recuperación. Y algunas que no se entregan como las de Macri, que no da la luz... En Castañares son 780 departamentos y casi 700 en Los Piletones.
–¿Habló con la Presidenta?
–No porque ella estaba afuera, en algún momento lo haré, estoy segura.
–¿Este conflicto puede repercutir en la relación de ustedes con el Gobierno?
–Yo estoy reagradecida. Hoy Aníbal (Fernández) nos respaldó en un reportaje. Amado (Boudou) vino a Cocinando política. Mucha gente del Gobierno vino a la marcha del jueves, todos me han llamado: ¿Qué necesitás? ¿Estás enferma? Me parece que eso demuestra que están convencidos. Todos se han solidarizado, además nos siguen encargando cosas, eso me da tranquilidad.
–¿Cree que esto puede afectar a los organismos de derechos humanos?
–Los organismos no tienen nada que ver. Los organismos no hicieron nada de lo que hacemos nosotros.
–¿Cómo ve que algunos medios salieron a diferenciar a los organismos?
–Y somos diferentes. Víctor Hugo sin decirlo puso un discurso mío que es en el que rechazamos la reparación económica, eso es parte de las diferencias junto a socializar la maternidad –hacernos madres de todos, sacar los nombres del pañuelo–, ésa es la gran discusión. Por lo cual unos se fueron y otros nos quedamos.
–El día de la marcha hubo solidaridades del Serpaj, de Chicha Mariani...
–También de Madres de La Plata. Hablaron muchas madres que no están agrupadas en nada, algunas vinieron a la plaza. Después de los demás, bueno, siempre se desmarcan... dicen es grosera, es ordinaria.
–¿Cómo analiza la reacción de los distintos sectores políticos?
–Algunos muy bien, algunos hasta inesperados. Por ejemplo que convoque la CGT a la marcha del jueves pasado, lo agradecí públicamente porque nunca lo hubiera pensado. De muchos políticos también que separan a las Madres del tema Schoklender y que todo lo dirima la Justicia: me parece bien, me parece que es justo. Si van presos que vayan presos, tienen que pagar lo que hicieron, es muy gordo, no es una pavada.
–¿Qué quiere decir con “es muy gordo”?
–Es que si robaron, es una traición y el traidor es muy fuerte. Creo que es la peor palabra que se le puede dar a una persona. Traición a todo: sentimientos, la confianza, a todas las Madres. Somos un montón de viejas que luchamos y peleamos, que la gente nos respeta por todo eso.
–Macri cuestionó el sistema porque no corresponde que el Gobierno haga viviendas a través de un organismo de derechos humanos...
–Es que no son viviendas, es un proyecto. El proyecto es la erradicación de una villa, por ejemplo. Se va al barrio, gente que nunca trabajó, que cartoneaba, del choreo, de lo que puede, uno le da trabajo y le cambia la vida. Un día una chica estaba llorando y me dice: “¿Es verdad, Hebe, que este pozo es para las cloacas?”. La chica lloraba. Un día una viejita en el Tigre me decía: “Gracias porque ahora no voy a tener frío”. Le damos trabajo a la gente, abrimos guarderías para que todos vayan a la escuela, les damos de comer: tienen que terminar la primaria y secundaria. Tenemos un convenio con Trabajo, becas para que se formen para el mercado laboral como electricistas, como plomeros, por eso es un proyecto político-social, no una empresa, tiene que ver con lo que querían nuestros hijos. Yo decía, tenemos que entregar las casas equipadas porque los pobres, en las villas, tienen poco o nada y lo que tienen es viejo y feo y oscuro. Si uno le da todo nuevo, lo van a cuidar. Abrimos entonces un taller de costura para hacer los cortinados, los cubrecamas, los acolchados. Los hombres hacen las mesas y las sillas de madera. Es un proyecto de considerarlos personas, ciudadanos, que les dice “Hola”, que están dentro del sistema, que no están pateados. Por eso es diferente.
–¿Se hace alguna autocrítica por los efectos que podía tener cualquier desmanejo en este proyecto?
–Pienso que tendría que haber puesto más personas al frente. Ahora en lugar de dos va a haber seis personas en las que confío. Tengo que seguir confiando, si no qué hago, cierro. Esto es seguir creyendo en el ser humano, que es lo mejor que nos puede pasar.
–¿Qué aprendió con todo esto?
–Uy... que uno tiene que ser mucho más desconfiada y un poquito más egoísta a veces. También mirar bien la clase. Cada vez creo más en la lucha de clases. Ellos se criaron en una clase que no tiene nada que ver con la nuestra y a la larga les volvió a agarrar la de ser empresarios. No les importó a costa de qué. Nosotras somos de otra clase social, no pensamos igual. No pensamos en ser una empresa.
Pérez Esquivel y Línea Fundadora
“Creo que hay una gran responsabilidad del Gobierno, que debe determinar controles, auditorías y rendiciones de cuentas, porque no se habla de monedas, sino de millones y millones de pesos. La lucha por los derechos humanos en la Argentina no pertenece sólo a las Madres de Plaza de Mayo, sino a muchísimos organismos y a toda la población”, dijo el titular del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel, al analizar las denuncias sobre el manejo de recursos en Sueños Compartidos.
Las Madres Líneas Fundadora explicaron que “somos numerosas Madres, miembros de esta asociación heterogénea en ideas y acciones, pero unidas por el fraterno sentimiento de tener a nuestros hijos e hijas detenidos desaparecidos siempre presentes, y por la incansable búsqueda por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Nuestra asociación tiene personería jurídica y total transparencia en sus actividades y manejo de recursos. Nunca hemos aprobado que nos representara, y menos que asumiera decisiones, ninguna persona que no fuera una compañera en nuestras mismas condiciones. No hemos tenido ni tenemos relación alguna, más allá de nuestro común dolor, con la Asociación Madres de Plaza de Mayo”.
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–Hace dos semanas que los grandes medios se ocupan del escándalo de Schocklender. ¿Cómo vive esta situación?
–Yo lo vivo como de donde viene, el enemigo agranda y deforma, pero no vamos a decir que el enemigo está mintiendo en todo. También sé que las informaciones se pagan, que esos reportajes se pagan caros a veces, ¿no? Estoy embroncada porque pareciera que todo es mierda como ellos. Tenemos que rescatar la posibilidad de darle oportunidad a la gente que está mal y no todos son Schoklender. Ese es el país que querían mis hijos, el país que quiero yo: la confianza en la gente y la oportunidad al que necesita. Sé que hice todo lo que podía hacer para que tuvieran un lugar, para que tuvieran un trabajo.
–Usted lo conoció en el ’83...
–Sí, lo conocí en la cárcel, lo visité mucho tiempo. Primero de a poco, después una vez por semana, le llevaba comida. Y bueno esa cosa de apoyo, que cuando saliera tuviera a dónde ir. El me decía que nunca iba a salir, yo le decía pero cómo no, tenés que salir. Le ofrecimos el trabajo acá. El fue un gran creador, es muy inteligente. Todo lo de Sueños compartidos no lo podemos negar. Se fue de mambo cuando quiso convertir el emprendimiento en una empresa. Eso fue hace casi dos años.
–Usted dijo que hace un año habían empezado las discusiones con Sergio Schoklender.
–Discutiendo mal más de un año, pero que venía con esto, dos años. Yo le decía: “Tenemos una empresa, el Gobierno no quiere comprar esas casas... Nosotros trabajamos como soldados del proyecto nacional y popular y si el Gobierno no necesita las casas”. El me decía las vendemos y yo le decía que eso era una locura, pensaba como una empresa.
–¿Entonces qué pasó?
–El venía poco, estaba siempre de mal carácter. Iba de un lado al otro, ofrecía. Tuvimos muchas discusiones y en diciembre renunció pero no se iba, entonces decidí separarlo.
–¿Alguien le había advertido que podía haber manejos irregulares?
–No, porque lo que me parece a mí es que se armó como una banda. Por eso hay dieciséis o dieciocho implicados. Si hubiesen sido uno o dos te das cuenta, pero cuando son tantos, uno confía. Sigo viviendo con la puerta abierta. No desconfiaba, iba bien. El Gobierno nos paga a medida que vamos haciendo, no es que nos da la plata y la ponemos en el banco. En el Gobierno no se llevaban bien con Sergio, era un chico que discutía bastante, se llevaban mejor con Pablo, que era más calmo.
–Y Pablo, ¿cuándo se incorporó?
–Desde el principio, porque él tenía una imprenta en la cárcel, cuando vino acá se puso a trabajar en compras, que él sabía bastante. Cuando Sergio se fue, quedó él. Después había otra gente que trabajaba, quedaron ahí, uno les tiene confianza porque está todo el día con ellos. Estamos con mucha bronca porque ocasionaron este trabajo doble que tenemos ahora: nada se va a parar, las obras siguen, la gente va a cobrar, el depósito para los sueldos está, lo que pasa es que unos días se van a atrasar porque en algunos lugares hemos dado un asueto de tres días para organizar cosas que estaban muy desorganizadas. Estamos trabajando con gente amiga, que nos está dando una mano.
–¿Por qué decidió separar también a Pablo Schoklender?
–Me llegó la noticia de que Sergio lo había denunciado al hermano, dijo que estaba con él o no sé qué.
–Es decir que en la causa judicial...
–No sé cómo está puesto, pero a mí me avisaron el viernes que estaban imputados Pablo y dieciséis personas más.
–¿Cómo se reemplaza a esa gente?
–En la vida no hay nadie irremplazable. Hay mucha gente trabajando, muy honesta. Estamos trabajando todos para poner las cosas en condiciones y estamos dispuestas a vender todo lo que haya que vender –menos la Universidad, la casa de las Madres y la radio– para pagar si hay deudas. Eso lo decidimos hoy las Madres.
–¿Cuáles son las deudas?
–Todavía no puedo decir cuáles son, nosotras ya sabemos, por eso hemos prometido que vamos a pagar. Tenemos algunas propiedades que se pueden vender para poder asumir eso y quedarnos tranquilas, sobre todo porque la están golpeando mucho a Cristina (Fernández de Kirchner). Yo tengo el cuero duro, pero no quiero que justo en este año, que lo hacen a propósito, la golpeen a la Presidenta. Me parece que está todo muy organizado, muy armado, con muchas ganas de seguir, por eso llaman los medios, fijate qué medios, en toda la basura.
–¿Volvió a hablar con Sergio?
–No, yo soy terminante. soy ter-mi-nan-te. No, terminó.
–Debe haber sido muy duro para usted...
–Tengo bronca. Pero cuando uno está al frente de una cosa tan importante como ésta, de una organización que creció con el trabajo y el esfuerzo de las Madres eso es lo que tengo que defender a capa y espada, con lo cual los sentimientos no pueden primar sobre este proyecto, de ninguna manera, lo tengo clarísimo.
–Ahora apareció que Schoklender tenía una Ferrari, un avión...
–No, eso dice él que se pudo comprar.
–No, Clarín dijo que los compró a nombre de la empresa.
–Eso nunca nadie lo vio.
–¿El tenía una vida dispendiosa?
–Lo que hacía era que cuando iban a algún lado, él no iba a San Clemente a una piecita como voy yo con mi hija, él iba al hotel más caro. Siempre le protestaba por eso, le decía ¿por qué? Nosotros tenemos que ser muy discretos en lo que hacemos, estamos en la cresta de la ola, tenemos que cuidarnos. El decía “pero yo trabajo para esto y mi mujer trabaja”.
–¿Piensa que la puede citar la Justicia?
–No sé, pero si nos citan, tenemos todo preparado. Estamos preparando para mostrar todo claro y lo que haya de deudas lo pagaremos. Nosotros queremos pagar, que nos den crédito o que esperen que vendamos algunas de las cosas para pagar.
–¿Cómo era el manejo de los recursos?
–Se hacen proyectos de las casas. Todo es por certificado: terminás hasta las puertas, es un certificado, ponés los pisos te dan otro... Con eso les pagás al proveedor y a la gente que trabaja. La plata no entra en las arcas de las Madres, los trabajadores cobran con tarjeta.
–¿Qué cantidad de gente trabaja?
–Tenemos casi seis mil personas. Todos van a seguir trabajando, todos van a seguir cobrando, que nadie tenga miedo. Tenemos casi siete mil casas en ejecución y creo que hemos entregado tres mil y pico, además de los hospitales, de las escuelas y de los centros de recuperación. Y algunas que no se entregan como las de Macri, que no da la luz... En Castañares son 780 departamentos y casi 700 en Los Piletones.
–¿Habló con la Presidenta?
–No porque ella estaba afuera, en algún momento lo haré, estoy segura.
–¿Este conflicto puede repercutir en la relación de ustedes con el Gobierno?
–Yo estoy reagradecida. Hoy Aníbal (Fernández) nos respaldó en un reportaje. Amado (Boudou) vino a Cocinando política. Mucha gente del Gobierno vino a la marcha del jueves, todos me han llamado: ¿Qué necesitás? ¿Estás enferma? Me parece que eso demuestra que están convencidos. Todos se han solidarizado, además nos siguen encargando cosas, eso me da tranquilidad.
–¿Cree que esto puede afectar a los organismos de derechos humanos?
–Los organismos no tienen nada que ver. Los organismos no hicieron nada de lo que hacemos nosotros.
–¿Cómo ve que algunos medios salieron a diferenciar a los organismos?
–Y somos diferentes. Víctor Hugo sin decirlo puso un discurso mío que es en el que rechazamos la reparación económica, eso es parte de las diferencias junto a socializar la maternidad –hacernos madres de todos, sacar los nombres del pañuelo–, ésa es la gran discusión. Por lo cual unos se fueron y otros nos quedamos.
–El día de la marcha hubo solidaridades del Serpaj, de Chicha Mariani...
–También de Madres de La Plata. Hablaron muchas madres que no están agrupadas en nada, algunas vinieron a la plaza. Después de los demás, bueno, siempre se desmarcan... dicen es grosera, es ordinaria.
–¿Cómo analiza la reacción de los distintos sectores políticos?
–Algunos muy bien, algunos hasta inesperados. Por ejemplo que convoque la CGT a la marcha del jueves pasado, lo agradecí públicamente porque nunca lo hubiera pensado. De muchos políticos también que separan a las Madres del tema Schoklender y que todo lo dirima la Justicia: me parece bien, me parece que es justo. Si van presos que vayan presos, tienen que pagar lo que hicieron, es muy gordo, no es una pavada.
–¿Qué quiere decir con “es muy gordo”?
–Es que si robaron, es una traición y el traidor es muy fuerte. Creo que es la peor palabra que se le puede dar a una persona. Traición a todo: sentimientos, la confianza, a todas las Madres. Somos un montón de viejas que luchamos y peleamos, que la gente nos respeta por todo eso.
–Macri cuestionó el sistema porque no corresponde que el Gobierno haga viviendas a través de un organismo de derechos humanos...
–Es que no son viviendas, es un proyecto. El proyecto es la erradicación de una villa, por ejemplo. Se va al barrio, gente que nunca trabajó, que cartoneaba, del choreo, de lo que puede, uno le da trabajo y le cambia la vida. Un día una chica estaba llorando y me dice: “¿Es verdad, Hebe, que este pozo es para las cloacas?”. La chica lloraba. Un día una viejita en el Tigre me decía: “Gracias porque ahora no voy a tener frío”. Le damos trabajo a la gente, abrimos guarderías para que todos vayan a la escuela, les damos de comer: tienen que terminar la primaria y secundaria. Tenemos un convenio con Trabajo, becas para que se formen para el mercado laboral como electricistas, como plomeros, por eso es un proyecto político-social, no una empresa, tiene que ver con lo que querían nuestros hijos. Yo decía, tenemos que entregar las casas equipadas porque los pobres, en las villas, tienen poco o nada y lo que tienen es viejo y feo y oscuro. Si uno le da todo nuevo, lo van a cuidar. Abrimos entonces un taller de costura para hacer los cortinados, los cubrecamas, los acolchados. Los hombres hacen las mesas y las sillas de madera. Es un proyecto de considerarlos personas, ciudadanos, que les dice “Hola”, que están dentro del sistema, que no están pateados. Por eso es diferente.
–¿Se hace alguna autocrítica por los efectos que podía tener cualquier desmanejo en este proyecto?
–Pienso que tendría que haber puesto más personas al frente. Ahora en lugar de dos va a haber seis personas en las que confío. Tengo que seguir confiando, si no qué hago, cierro. Esto es seguir creyendo en el ser humano, que es lo mejor que nos puede pasar.
–¿Qué aprendió con todo esto?
–Uy... que uno tiene que ser mucho más desconfiada y un poquito más egoísta a veces. También mirar bien la clase. Cada vez creo más en la lucha de clases. Ellos se criaron en una clase que no tiene nada que ver con la nuestra y a la larga les volvió a agarrar la de ser empresarios. No les importó a costa de qué. Nosotras somos de otra clase social, no pensamos igual. No pensamos en ser una empresa.
Pérez Esquivel y Línea Fundadora
“Creo que hay una gran responsabilidad del Gobierno, que debe determinar controles, auditorías y rendiciones de cuentas, porque no se habla de monedas, sino de millones y millones de pesos. La lucha por los derechos humanos en la Argentina no pertenece sólo a las Madres de Plaza de Mayo, sino a muchísimos organismos y a toda la población”, dijo el titular del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel, al analizar las denuncias sobre el manejo de recursos en Sueños Compartidos.
Las Madres Líneas Fundadora explicaron que “somos numerosas Madres, miembros de esta asociación heterogénea en ideas y acciones, pero unidas por el fraterno sentimiento de tener a nuestros hijos e hijas detenidos desaparecidos siempre presentes, y por la incansable búsqueda por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Nuestra asociación tiene personería jurídica y total transparencia en sus actividades y manejo de recursos. Nunca hemos aprobado que nos representara, y menos que asumiera decisiones, ninguna persona que no fuera una compañera en nuestras mismas condiciones. No hemos tenido ni tenemos relación alguna, más allá de nuestro común dolor, con la Asociación Madres de Plaza de Mayo”.
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