miércoles, 31 de agosto de 2011

LA PIEL DE JUDAS



Rob Halford: El cantante que cambió la estética del heavy metal tres décadas atrás está por cumplir 60 años, pero nunca se bajó de la moto. El 18 de septiembre estará al frente de su banda, Judas Priest, en una nueva visita a Buenos Aires. Se supone que es su despedida de las giras mundiales, pero el hombre asegura que hay rock pesado para rato.


Por Gloria Guerrero

Quien esté bajo la impresión de que el heavy metal nació vestido de cuero negro y remachado con tachas, se equivoca. Por cierto, esta peculiar haute couture es relativamente reciente y tiene un responsable. En los albores del género, los más rudos y fieros metaleros lucían pantalones oxford y camisas de seda floreadas, hasta que cierto individuo inglés decidió meterse de cabeza en un sex-shop y comprar lo que, según él, correspondía al estilo reventado que solía berrear en sus conciertos. El señor (a la sazón, cantante de Judas Priest) una noche se vistió con la campera negra y los accesorios metálicos adquiridos en dicho boliche, se calzó anteojos oscuros y entró a escena montado en una moto Harley Davidson, inaugurando todo un estilo que, desde cualquiera hasta Pappo, vistió la historia que hoy todos conocen. No muchos shows después, repitiendo el mismo truco, el tipo se estroló contra una tarima de la batería –no la vio por la nube de hielo seco– y terminó en un hospital, pero de eso se hablará más adelante.
Pasaron décadas, y todo metalero (de todo el mundo) sigue vistiéndose de cuero negro y con tachas. Así como debe de ser. Así como es. Porque Rob Halford lo hizo. Y Judas Priest es, dicen, la segunda más grande banda de heavy metal del mundo y de toda la historia, después de Black Sabbath (algunos están en desacuerdo). Y Judas Priest vendió 50 millones de discos en todo el mundo. Y Judas Priest, ahora, después de 41 (casi 42) años de carrera, decidió despedirse de las giras mundiales. Y el 18 de septiembre, en el marco de su última gran epopeya, Epitaph Tour, volverá a vivir en Buenos Aires.
Hoy Rob Halford, el Gran Calvo, está por cumplir 60 (y sigue sobrio desde 1986), pero nunca se bajó de la moto. Es la voz y el cuero. Es la piel de Judas Priest. Su extraordinaria garganta dejó la banda entre 1992 y 2003 (los respetos del caso a Tim Owens, su reemplazante para la ocasión, por si alguien lo recuerda, y también a quienes dijeron que se fue de la banda a causa del palo con la moto), y desde entonces Halford sigue haciendo la historia del metal, como corresponde, con su metro ochenta encorvado en la locura de su grito... y con su gentileza en el diálogo telefónico con este diario.
–Nadie quiere que ésta sea la última gira mundial de Judas Priest.
–Las razones están explicadas en el website oficial de la banda (http://judaspriest.com/) pero, claro, está en inglés y no creo que la mayoría de nuestros fans argentinos puedan leerlo... Por eso es tan importante que lo repita aquí y ahora: queremos que todos comprendan que Epitaph es nuestra gira de despedida de las giras mundiales, pero que no es el final de Judas Priest. Vamos a seguir haciendo shows en el futuro, pero serán shows, digamos... especiales. Por eso, tampoco quiero que vayan a creer que jamás volveremos a Sudamérica; tal vez lo hagamos de forma distinta, particular, diferente, pero ya no más como parte de una gira mundial y tan enorme como ésta, que abarca Europa, Sudamérica, México, los Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón... Ya no volveremos a hacer giras así; queremos bajar dos o tres cambios, para preservar la vida de Judas Priest. En este momento de nuestras vidas se nos hace difícil hacer giras tan extensas. Físicamente resulta agotador, porque en escena nosotros damos todo. Lo que ahora queremos es hacer menos shows pero, le repito, es muy importante que los fans entiendan que éste NO es el fin de Judas Priest. Es sólo el fin de nuestras giras mundiales.
–Se sabe que Priest está editando The Single Cuts, un box set de “lados B” pero se viene un disco con canciones nuevas. K.K. se fue...(ver recuadro) pero el nuevo guitarrista, Richie Faulkner, ¿está dentro del nuevo álbum?
–Sí, estamos por hacer un CD con temas nuevos, y esperamos tenerlo listo en algún momento del año que viene. Glenn (Tipton) y yo compusimos doce o trece canciones, que todavía están en proceso de demo; en realidad, había tres o cuatro temas ya mezclados y masterizados, pero eso fue antes de que se nos uniera Richie, así que ahora queremos volver a entrar a estudios para remezclarlos y remasterizarlos, incluyendo las guitarras de Richie. Lo mismo va a pasar con los nuevos temas que compusimos con Glenn: queremos que Richie participe en ellos y que nos dé su opinión. Las canciones son muy tremendas: será un disco de verdadero heavy metal. “Metallizer” tiene reminiscencias de Painkiller, “To Hell and Back” tiene que ver con British Steel; son canciones terriblemente poderosas de heavy metal, y estoy seguro de que los fans se van a poner contentos. Habrá un nuevo álbum de Judas Priest muy pronto.
–Usted menciona Painkiller y ya los fans se agarran la cabeza...
–(Se ríe.) Sí, los fans sudamericanos de verdad adoooooran el Painkiller, se ponen como locos cuando lo tocamos...
–¿Cómo está hoy el rock, y en especial el heavy metal, según su punto de vista?
–Creo que el rock está en buena forma y que hay muchas, muchas bandas impresionantes de todo el mundo que siguen adelante, a pesar del tiempo que llevan juntas... y en especial las bandas de heavy metal. Hace poco, durante esta misma gira, estuvimos tocando con nuestros amigos de Sepultura, y con Paulo (Paulo Jr., bajista) nos pusimos a charlar en camarines acerca de que Sepultura tiene tantos años encima, al igual que Judas, y al igual que Apocalyptica, y de que estamos fenómeno. Todas las bandas con las que hemos estado tocando en Europa son excelentes, desde Queensrÿche hasta Motörhead, y también actuamos con grupos nuevos. Y hay tantos grupos nuevos, hay tantas oportunidades para elegir, y todos son tan talentosos... Para los nuevos fans del metal resulta fantástico poder ver todo este abanico de talentos, y escucharlos, y enterarse de lo que está pasando de verdad.
–Van a tocar acá con Whitesnake otra vez. ¿Fue una decisión especial, considerando que durante esta gira contaron con tantas otras opciones?
–La última vez que vinimos a Sudamérica la pasamos tan bien con Whitesnake, fue tan increíble, un lujo, que muchos nos dijeron que querían vernos juntos de nuevo y que querían volver a disfrutar de esta combinación. Fue un muy buen equilibrio. Y nos pedían: “Vengan juntos, otra vez”; todos quieren revivir aquel momento. Y esto sólo va a suceder en Sudamérica: Whitesnake y Priest no estarán juntos en ninguna otra parte, así que va a ser un regalo para todos los fans a los que estamos visitando en este tramo de la gira.
–A usted lo apodaron “Metal God” (Dios del Metal). ¿Está de acuerdo?
–Los fans me pusieron ese magnífico apodo (N. de la R.: por el título de una canción del álbum British Steel, 1980), que agradezco terriblemente. Los fans ponen sus vidas en nosotros y nosotros les debemos todo: queremos devolverles todo, con nuestras vidas en el metal. Se los agradecemos siempre, a cada uno de ellos, con tremenda gratitud. Queremos darnos esta oportunidad de llevarles el metal y pasar, juntos, un momento espectacular.
–Ya se los vio acá, más de una vez. Pero ahora, y en ocasión de “despedida”, ¿con qué se va a encontrar el público?
–Creo que esta es una celebración de Judas Priest. Vamos a intentar tocar una canción de cada disco que grabamos a lo largo de nuestra carrera, alguna canción que no hayamos tocado antes. El show es muy visual: traemos un escenario completamente nuevo, con luces espectaculares, fuego, todo lo que hace del metal algo tan maravilloso. Todo eso llegará a Sudamérica. Y será un show único, porque nunca volveremos a hacer un show así, jamás. Por eso tienen que verlo, porque es muy, muy especial, quedará en nuestras memorias para siempre. En dos horas y media vamos a mostrar la historia de Judas Priest.
–El año pasado, la Argentina legalizó el matrimonio igualitario. La Argentina es uno de los pocos países en el mundo que pueden disfrutar de esta ley. ¿Cuál es su reflexión al respecto?
–Hablando desde mi condición de hombre gay, aplaudo al gobierno argentino y al pueblo de la Argentina por ser tan maravillosamente sensibles e inteligentes como para apreciar que, si dos personas se aman, tienen los mismos derechos que cualquiera. Porque, a fin de cuentas, eso es lo único que importa. Que no todos tengan los mismos derechos no es constitucional: está equivocado, está muy mal. Todos deberían ser tratados como iguales. Y, por haber declarado la igualdad de derechos para todos y todas, la Argentina merece una ovación de pie. Como gay, eso me hace muy, muy feliz. Y me hace muy feliz volver a subir a un escenario argentino y sentir, ahora más que nunca, que soy bienvenido en el país. Y que en la Argentina me tratan tal como desearía ser tratado en el resto del mundo.
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