NICOLAS MADURO, CANCILLER VENEZOLANO, Y EL CONSEJO ECONOMICO SURAMERICANO
“Es un paso histórico hacia la independencia económica de la región”, destacó el influyente canciller de Hugo Chávez. Impulsa con firmeza la creación de nuevas instituciones regionales. “La CAF y el FLAR responden a otra época histórica”, criticó.
Por Tomás Lukin
Por Tomás Lukin
El canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, considera que la constitución del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de Unasur es un “paso histórico hacia la independencia económica de la región, es una señal muy clara del trabajo conjunto para enfrentar la crisis sistémica del capitalismo del norte”. Después de una larga y exitosa jornada de negociaciones con los ministros de Economía y banqueros centrales del bloque, donde Maduro mantuvo varias conversaciones a puertas cerradas con el titular del Palacio de Hacienda, Amado Boudou, para destrabar distintos puntos, el funcionario venezolano accedió a una distendida entrevista con Página/12 en el restaurant del Hotel Alvear. “Frente a la crisis del pensamiento neoliberal están surgiendo propuestas y fórmulas que van conformando un pensamiento suramericano, para construir una nueva economía independiente y sana al servicio de los pueblos”, explica Maduro mientras toma chocolate caliente acompañado por el presidente del Banco Central de su país, el ministro de Finanzas y el embajador bolivariano en Argentina.
Aunque su entusiasmo es evidente, Maduro reconoce que existen claras diferencias entre los países y advierte que el diseño de las instituciones financieras que se pretende impulsar, como la Corporación Andina de Fomento (CAF), una suerte de banca de desarrollo regional, y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), responden “a otra época histórica y a otra dimensión de los asuntos planteados por Suramérica”. Por eso enfatiza, en sintonía con el gobierno de Ecuador, la necesidad de repensar en qué se invierten las reservas de la región y las condiciones a las que están sujetos los préstamos. “Creemos que la región debe construir una nueva institucionalidad, tenemos que avanzar en la puesta en marcha del Banco del Sur para financiar el desarrollo de la región.”
–¿Qué valor posee el lanzamiento del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de Unasur?
–Es un hecho histórico. La instalación del Consejo es una señal muy clara de que Suramérica está trabajando en conjunto para enfrentar la crisis sistémica del capitalismo del norte y construir fórmulas de desarrollo económico para la región. En esta época bicentenaria estamos hablando de una nueva independencia, de la continuación del proceso histórico que comenzaron los libertadores en el siglo XIX. La única forma de consolidar la independencia política, cultural y la soberanía de nuestros países es constituir una base material sólida de desarrollo económico independiente profundamente suramericano, latinoamericanista. Es necesario construir desde el sur las instituciones y mecanismos para fortalecer las estructuras productivas, el comercio, capacidad de financiamiento y desengancharnos de los vaivenes y debilidades de la moneda internacional, el dólar, que se impuso hace 40 años. Es necesario construir el propio camino económico de Suramérica.
–En la declaración de Unasur no se anunciaron medidas concretas, sino que se crearon tres grupos de trabajo.
–Nosotros quedamos muy conformes con el comunicado y tenemos la necesidad de continuar con el trabajo para llegar a la cumbre presidencial de Unasur de fines de octubre con decisiones concretas. Se constituyeron tres grupos de trabajo coordinados por distintos países para presentar las propuestas a la región. En esta reunión se aprobó fortalecer algunas instituciones existentes, como la CAF y el FLAR, pero lo más importante es avanzar en la construcción de nuevas instituciones como un fondo de reservas de Unasur. Tenemos que avanzar en la puesta en funcionamiento del Banco del Sur para financiar el desarrollo de la región y avanzar hacia un sistema de comercio intrarregional con pago en monedas locales.
–¿Las diferencias entre los enfoques de la política económica de los países de Unasur en las negociaciones pueden ser una limitación a la hora de concretar las propuestas para enfrentar la crisis?
–Las diferencias son necesarias. Nosotros no podemos enarbolar el pensamiento único. Por el contrario, la diversidad de Suramérica es su principal fortaleza. De ese debate de ideas surgen consensos que nos permiten avanzar. Frente a la crisis del pensamiento neoliberal están surgiendo propuestas y fórmulas que van conformando un pensamiento suramericano para construir una nueva economía independiente y sana al servicio de los pueblos. Tenemos que ser reconocidos en el mundo como un bloque económico poderoso, no sólo por capacidad productiva, tecnológica y financiera, sino por la calidad de la relación entre los pueblos de todo el mundo. Que dejemos de ser países subordinados periféricos a ser países que articulen en forma ventajosa con el resto del mundo.
–¿Por qué sostiene que se debe construir una nueva institucionalidad?
–Nosotros estamos de acuerdo en fortalecer la CAF y el FLAR. Pero esas instituciones responden a otra época histórica y a otra dimensión de los asuntos planteados por Suramérica. Tenemos que apuntar hacia la creación de un fondo de reservas suramericano sin ambigüedades. Suramérica posee 500 mil millones de reservas internacionales, si sólo un porcentaje de esos recursos viniera a este fondo tendríamos gran capacidad para financiar el desarrollo de la región. Tenemos que ir hacia la construcción del Banco del Sur y un sistema monetario que responda a nuestra realidad. Venezuela es parte de la FLAR, pero para proteger nuestras reservas internacionales es necesario modificar su funcionamiento, sus decisiones de inversión. El mandato de los presidentes y presidentas es apostar a la creación de lo nuevo.
–Uno de los objetivos del Consejo es impulsar el comercio intrarregional, pero existen limitaciones en las estructuras productivas de los países y en las estrategias de las empresas multinacionales.
–En los países donde el comercio con el bloque es más elevado representa entre el 20 y 25 por ciento. Tenemos que ponernos metas del 50 por ciento. Es posible lograr esos objetivos dentro de esta década. Hoy (por el viernes) dimos los primeros pasos hacia un sistema de intercambio comercial y monetario propio. En el ALBA, el Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) funciona con una unidad de cuenta común que opera en el pago de las transacciones en monedas locales. Nos permite ahorrar divisas, desengancharnos de los vaivenes del dólar y valorizar nuestras monedas.
Aunque su entusiasmo es evidente, Maduro reconoce que existen claras diferencias entre los países y advierte que el diseño de las instituciones financieras que se pretende impulsar, como la Corporación Andina de Fomento (CAF), una suerte de banca de desarrollo regional, y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), responden “a otra época histórica y a otra dimensión de los asuntos planteados por Suramérica”. Por eso enfatiza, en sintonía con el gobierno de Ecuador, la necesidad de repensar en qué se invierten las reservas de la región y las condiciones a las que están sujetos los préstamos. “Creemos que la región debe construir una nueva institucionalidad, tenemos que avanzar en la puesta en marcha del Banco del Sur para financiar el desarrollo de la región.”
–¿Qué valor posee el lanzamiento del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de Unasur?
–Es un hecho histórico. La instalación del Consejo es una señal muy clara de que Suramérica está trabajando en conjunto para enfrentar la crisis sistémica del capitalismo del norte y construir fórmulas de desarrollo económico para la región. En esta época bicentenaria estamos hablando de una nueva independencia, de la continuación del proceso histórico que comenzaron los libertadores en el siglo XIX. La única forma de consolidar la independencia política, cultural y la soberanía de nuestros países es constituir una base material sólida de desarrollo económico independiente profundamente suramericano, latinoamericanista. Es necesario construir desde el sur las instituciones y mecanismos para fortalecer las estructuras productivas, el comercio, capacidad de financiamiento y desengancharnos de los vaivenes y debilidades de la moneda internacional, el dólar, que se impuso hace 40 años. Es necesario construir el propio camino económico de Suramérica.
–En la declaración de Unasur no se anunciaron medidas concretas, sino que se crearon tres grupos de trabajo.
–Nosotros quedamos muy conformes con el comunicado y tenemos la necesidad de continuar con el trabajo para llegar a la cumbre presidencial de Unasur de fines de octubre con decisiones concretas. Se constituyeron tres grupos de trabajo coordinados por distintos países para presentar las propuestas a la región. En esta reunión se aprobó fortalecer algunas instituciones existentes, como la CAF y el FLAR, pero lo más importante es avanzar en la construcción de nuevas instituciones como un fondo de reservas de Unasur. Tenemos que avanzar en la puesta en funcionamiento del Banco del Sur para financiar el desarrollo de la región y avanzar hacia un sistema de comercio intrarregional con pago en monedas locales.
–¿Las diferencias entre los enfoques de la política económica de los países de Unasur en las negociaciones pueden ser una limitación a la hora de concretar las propuestas para enfrentar la crisis?
–Las diferencias son necesarias. Nosotros no podemos enarbolar el pensamiento único. Por el contrario, la diversidad de Suramérica es su principal fortaleza. De ese debate de ideas surgen consensos que nos permiten avanzar. Frente a la crisis del pensamiento neoliberal están surgiendo propuestas y fórmulas que van conformando un pensamiento suramericano para construir una nueva economía independiente y sana al servicio de los pueblos. Tenemos que ser reconocidos en el mundo como un bloque económico poderoso, no sólo por capacidad productiva, tecnológica y financiera, sino por la calidad de la relación entre los pueblos de todo el mundo. Que dejemos de ser países subordinados periféricos a ser países que articulen en forma ventajosa con el resto del mundo.
–¿Por qué sostiene que se debe construir una nueva institucionalidad?
–Nosotros estamos de acuerdo en fortalecer la CAF y el FLAR. Pero esas instituciones responden a otra época histórica y a otra dimensión de los asuntos planteados por Suramérica. Tenemos que apuntar hacia la creación de un fondo de reservas suramericano sin ambigüedades. Suramérica posee 500 mil millones de reservas internacionales, si sólo un porcentaje de esos recursos viniera a este fondo tendríamos gran capacidad para financiar el desarrollo de la región. Tenemos que ir hacia la construcción del Banco del Sur y un sistema monetario que responda a nuestra realidad. Venezuela es parte de la FLAR, pero para proteger nuestras reservas internacionales es necesario modificar su funcionamiento, sus decisiones de inversión. El mandato de los presidentes y presidentas es apostar a la creación de lo nuevo.
–Uno de los objetivos del Consejo es impulsar el comercio intrarregional, pero existen limitaciones en las estructuras productivas de los países y en las estrategias de las empresas multinacionales.
–En los países donde el comercio con el bloque es más elevado representa entre el 20 y 25 por ciento. Tenemos que ponernos metas del 50 por ciento. Es posible lograr esos objetivos dentro de esta década. Hoy (por el viernes) dimos los primeros pasos hacia un sistema de intercambio comercial y monetario propio. En el ALBA, el Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) funciona con una unidad de cuenta común que opera en el pago de las transacciones en monedas locales. Nos permite ahorrar divisas, desengancharnos de los vaivenes del dólar y valorizar nuestras monedas.
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