Dirige, actúa, escribe. La obra, a su vez, es un monólogo con varios personajes, todo sintetizado en su persona. ¿No es un poco esquizofrénico?
–No tanto. Es caracterizado como monólogo porque estoy solo en el escenario, pero a los tres minutos el espectador se olvida de que es un monólogo. Yo tengo una forma diferente de actuar y abordar los textos. Es el actor al servicio del arte puro. Si no tuviera la razón de mi lado sería esquizofrenia pura. La libertad que yo tengo arriba del escenario es muy cercana a lo que es la locura.
–Usted dijo que el hecho artístico es su manera de criticar el momento. ¿Cómo surgió esta obra?
–Es un séptimo show. Después de tanta música, personajes y gente que me ha ido a ver durante tantos años el tema era qué hacer para sorprender. El título de la obra, “Al bad taim gud feis”, así, distorsionado, es como yo veo todo. Tenía dos alternativas: Al mal tiempo poner buena cara o quedarme deprimido, encerrado, comiendo pochoclo y viendo televisión.
–¿Habla desde una cuestión personal?
–No, general. Mal tiempo desde lo artístico, de cómo está la gente bastante hipnotizada, donde todo parece bueno pero en realidad podría ser una gran porquería, y nadie se da cuenta o no quiere darse cuenta. El sentido de la palabra, de la honestidad, se ha perdido.
–¿Desde lo político, lo artístico?
–Lo digo desde lo estructural, desde el comportamiento humano en este país. Por ejemplo, la televisión te vende algo pero la gente lo compra. Está sucediendo este fenómeno, donde yo también me siento lobotomizado y a veces compro porquería. Yo vengo del Parakultural, donde había una afluencia de artistas increíbles. Nunca digo que todo tiempo pasado fue mejor porque siempre estoy generando cosas nuevas. Pero hay una realidad: la gente está con la máquina de fotos en la mano, sacando fotitos a cualquiera.
–¿Le apasiona lo marginal, característica desde donde alimenta a sus personajes?
–Sí, en realidad no creo que estos personajes sean marginales. La gente los margina pero forman parte del comportamiento humano y de nuestra sociedad. Que determinadas personas pretendan borrarlos del mapa como me pasó a mí con “Pitito” en Susana, cuando directamente me dijeron “No va más este personaje. Hay quejas de la gente porque estás haciendo un psicótico”; la locura no va a la televisión, va al altillo, encerrada. Yo lo hacía desde un lugar tierno y potente. Era un loco tratando de insertarse en la sociedad.
–¿Considera que hoy falta un programa como el “Perro que los parió”?
–No sé si esta faltando un programa así, no sé si está faltando algo porque la gente está bien lobotomizada, bien hipnotizada. La gente que me sigue, no mira tele. No sé si la soporta. El ejemplo claro de lo que me está pasando como artista, me pasó con Gigi, la banda de rock que armé con el Zorrito Von Quintiero, el Negro García López y Samalea, en donde el personaje que canta es “Angelito”, el abogado duro, personaje de “A bad taim gud feis”. Y la gente dice “Che, cómo está Posca”. No están acostumbrados a que un actor componga como lo hago yo. Hoy en día cualquiera es travesti, cualquiera es actor. Caigo yo con un proyecto diferente y es un “cómo esta tomando Posca”. Con lo de Gigi había plata puesta –no voy a decir de qué empresario se trata– y la sacó. No quiso avalar ese proyecto, porque no entendieron.
–¿Qué opina del éxito de Capussotto que propone, como usted, una crítica desde lo contracultural?
–Se caga de risa de lo que pasa en el rock. Tal vez en otro momento hubiera sido más exitoso. Ahora tiene como un ghetto que lo sigue pero en otro momento hubiera sido más comercial.
–¿No es comercial?
–De hecho no hay 80 sponsors que pongan guita en su proyecto. Es talentoso, desarrolló un estilo propio y es respetable lo que hace. De última está bien que no sea comercial porque correría el riesgo de pasteurizarse al pedo. Encontró un hueco y lo sigue un montón de gente. En un punto compartimos público, creo. Yo siempre fui un salvaje por más “In Corrientes” que esté. Lo mío es underground. Siempre me cagué en el mainstream y a la vez me encanta porque me gusta llevar gente. A mí no me interesa llevar 20 personas que digan qué ídolo. Me gusta tener 1400 personas y que se copen; sería hipócrita decir lo contrario. Yo encontré la forma de comercializar sin perder la esencia.
–Pensando en Fort ¿el dinero es poder en la televisión? Usted está hace años en el ambiente, ahora viene un multimillonario y en poco tiempo la gente se pisa entre sí para sacarle una foto.
–Dinero pueden tener muchas personas, pero este pibe se las ingenió para conducir ese dinero a que sea un fenómeno. Me da risa que la gente se acumule como moscas a verlo bailar. Es un fenómeno relacionado al estado de la sociedad. Tratemos de nadar y surfear con las olas que nos vienen tocando porque si no te tenés que quedar en tu casa o irte del país.
-¿Pensó en irse del país?
-No, me encanta la Argentina. Tengo el orgullo de haberle puesto el pecho en los peores momentos. Y eso es como un crédito que tengo a mi favor, y la gente me lo respeta. Hace dos años que no tengo pantalla y pongo un show increíble. Me han propuesto conducir y en esta gran confusión también hay gente que dice “bueno, busquemos a Posca”. Me preservé, no pertenecí al circo. Aunque seguramente volveré porque me encanta hacer tele.
domingo, 18 de abril de 2010
"LO MÍO ES EL UNDERGROUND"
Reportaje a Fabio Posca. Compara su forma de actuar con la locura. Analiza el fenómeno Fort, la televisión y la actualidad.
Por Franco Mizrahi
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