Por Francisco Yofre
En Misiones hallaron un campamento con trabajadores en condiciones inhumanas que cosechaban para establecimiento Las Marías, dueña de Taragüí, y cuyo propietario fue funcionario de dos dictaduras.
Esta vez fue en Colonia Caraguatay, Misiones, en un campamento situado a 130 kilómetros al norte de Posadas. Trece personas, entre ellos dos adolescentes, fueron halladas en condiciones inhumanas en plena cosecha de la llamada hoja verde que se utiliza para hacer yerba mate. Dirigentes del sindicato de tareferos, del Movimiento Social Misiones y de la CTA local llegaron hasta ese lugar hacia el mediodía del jueves pasado, cuando los trabajadores estaban descansando. El cuadro fue el habitual: personas hacinadas, sin agua, sin baños, sin luz eléctrica y durmiendo en condiciones medievales junto a chanchos e insectos. Una clásica foto del trabajo rural que esta vez retrató a los tareferos -llamados así como derivación de la palabra tarefa, que en portugués significa tarea- y al Establecimiento Las Marías S.A., un Goliat que comercializa las marcas Taragüí, Unión, La Merced y Mañanita, y que concentra el 30 por ciento de la producción yerbatera nacional.La bisagra entre la empresa y los tareferos es el cuadrillero, que también estaba presente el día del operativo, encargado de reclutar y pagarle a los trabajadores, y a quien la firma le compra la hoja verde que los tareferos recolectan. Los cuadrilleros corporizan la tercerización a la que las grandes compañías apelan para trasladar sus costos laborales al limbo de lo no registrado. Establecimiento Las Marías S.A. es considerada la firma yerbatera más importante del mundo y hasta hace muy poco tiempo atrás estuvo timoneada por Adolfo Navajas Artaza, funcionario de dos dictaduras y a quien la Justicia investiga por su presunta responsabilidad en desapariciones de delegados ocurridas en 1977.La historia de los tareferos misioneros y Las Marías, es una historia de explotación que lleva décadas pero que en su edición 2011, tiene una nueva versión.
Inhumanos.
El 20 de enero integrantes del sindicato de tareferos llegaron hasta un predio en las afueras de Colonia Caraguatay cuya propietaria es la firma Compañía La Misionera S.A., una empresa que fue muy poderosa años atrás pero que ha dejado de serlo, según relatan los tareferos consultados. Los trabajadores estaban sentados, esperando que baje el calor. “Al mediodía se deja de trabajar porque si se recolecta hoja a esa hora, se quema”, explica Rubén Gómez, representante de los tareferos y secretario adjunto de la CTA regional a Miradas al Sur.Entre los trabajadores una señora cuidaba a su beba recién nacida. También estaba Simón Lolo Martínez, el cuadrillero contratado por Las Marías. Ninguno de los cosechadores estaba registrado. Además, Lolo Martínez está denunciado por la Anses de estafar a sus tareferos, exigiéndoles 300 pesos para tramitar supuestamente la Asignación Universal por Hijo, algo que nunca sucedió porque para ello debía registrar a sus trabajadores. Pero la injusticia para los tareferos fue doble. Y es que más allá de este plus de estafador de Lolo Martínez, lo cierto es que estos intermediarios son los que se encargan de hacer el trabajo sucio que las grandes empresas no hacen y cuyos dueños dicen no tener absolutamente nada que ver. Así, días atrás, los tareferos le plantearon a su intermediario que de acuerdo a la cantidad de luz solar que había en esta época del año tenían tiempo para volver a sus casas luego de cada jornada de labor. “Ni loco, señores, eso sería mucho gasto de traslado. Ustedes ganarían menos. No les conviene”, fue la respuesta que obtuvieron de Martínez, tan cínica y egoísta como habitual. La periodista Alicia Rivas Zelaya, en una reciente nota publicada en la página web Argenpress.info mostró otro detalle del cuadro general: “A 20 metros de donde duermen, la empresa tiene un galpón con conexión eléctrica pero los trabajadores tienen prohibido utilizarlo. Todos reconocen que allí bien podrían haber puesto una heladera para guardar la carne y proveerse de hielo, sumamente apreciado para refrescarse al volver de las jornadas de cosecha”.Como los tareferos hallados en Caraguatay hay miles. Exactamente 14.000 en toda la provincia de los cuales “el 60 por ciento está en situación irregular”, según admitió Juan Carlos Agulla, subsecretario de Trabajo de la provincia a Miradas al Sur. “A partir de mañana nos comunicaremos con Las Marías, ya que ellos han reconocido que en esas tierras había proveedores suyos”, agregó el funcionario. A diferencia de otros trabajadores rurales que son llevados a los lugares de cosecha desde provincias lejanas, casi todos los tareferos son misioneros y en menor número provienen de pueblos limítrofes de Paraguay.Ocho de cada diez pequeños productores cosechan el 30 por ciento del total de hoja verde de Misiones. Diez mil tienen menos de seis hectáreas con muy bajos rendimientos ya que les cuesta mucho invertir para renovar su tierra. El 20 por ciento restante de los productores de hoja verde acapara el 70 por ciento de lo que se produce y comercializa. “En la década del ’90 se produjo la llamada desregulación de la yerba mate que extremó las condiciones de desigualdad entre ricos y poderosos con la incorporación de un fenómeno nuevo, la extranjerización de las plantas fabriles”, apunta el sindicalista Rubén Gómez. En esos años, muchos tareferos que trabajaban para pequeños productores se trasladaron a diferentes villas ubicadas en la periferia de los pueblos de la zona. Eran tiempos en los que gobernaba Ramón Puerta, poseedor de vastas extensiones de tierras cultivadas con yerba y molinos que la trabajan. Hoy, esos tareferos expulsados de sus antiguas parcelas hacen la misma tarea que hicieron siempre, pero en beneficio de las grandes empresas a través de intermediarios. Por ley, deberían cobrar 249 pesos cada mil kilos. Un trabajador promedio, con un buen día de labor, cosecha entre 400 y 500 kilos. Pero nadie cumple porque casi todos están en negro y se paga muchísimo menos de lo que la norma legal plantea, coinciden las fuentes consultadas.Para Roberto Abitanzi, docente universitario y conocedor de la realidad misionera, hasta los ’70 había cierta resistencia gremial o social, pero “todo se fue al demonio cuando se desregularizó. Es muy difícil parar a las grandes yerbateras”. En el mismo sentido, Ricardo Maciel, diputado del oficialista Bloque Frente Renovador señala: “En Misiones una empresa mediana tiene más peso que un intendente o un concejal, lo pone y lo saca. Es fácil imaginar el enorme poder que tiene en la provincia una yerbatera grande”. Maciel forma parte del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), un ente de derecho público no estatal integrado por 12 miembros, nueve de ellos del sector privado, que se constituyó por ley en 2002 y cuyas finalidades son ayudar a los pequeños productores y frenar los posibles abusos de las compañías que manejan el mercado, como por ejemplo Establecimiento Las Marías.
Ecos del ingenio Ledesma.
La compañía encargada de comercializar la marca Taragüí es una de las productoras agroindustriales más grandes del país y la principal firma yerbatera del mundo. También cultiva té y se dedica a la ganadería y la forestación, además de ser accionista principal del diario misionero El Territorio, una de las publicaciones más conservadoras del noreste argentino.Entrar a la página web www.establecimientolasmarias.com.ar es una reconfortante invitación para conocer la calidad de sus productos y la filosofía de la empresa cuya planta principal está en la localidad de Gobernador Ingeniero Valentín Virasoro, al noreste de la provincia de Corrientes. La compañía fue fundada en 1924 por dos hermanos uruguayos de apellido Navajas Centeno, quienes rápidamente se constituyeron como una de las familias más poderosas de la región. Actualmente, es conducida por Víctor Navajas, tercera generación de la dinastía Navajas. Hasta hace poco tiempo, quien timoneaba la firma era Adolfo Navaja Artaza. Adolfo, conocido popularmente como Don Toco, fue gobernador de facto de Corrientes entre 1969 y 1972 y ministro de Salud y Acción Social durante el gobierno de Reynaldo Bignone, quien se habría ocultado en Las Marías cuando lo buscaba la Justicia. Actualmente, Don Toco es investigado por su participación en la desaparición de Neri Pérez, un delegado tractorista de Las Marías que fue secuestrado el 4 de julio de 1977 en su casa. Ese día la empresa le había dado franco, sin motivo alguno. Además, organismos de derechos humanos misioneros sospechan que en su cementerio privado habría cuerpos de militantes desaparecidos. Hace dos años, merced a una ley del Congreso, Don Toco dejó de cobrar su jubilación de privilegio por sus cargos ejecutivos.Las extensiones de campo propiedad de Establecimiento Las Marías S.A., sumado a lo que se obtiene mediante la tercerización, permiten que la firma exporte hasta 38 mil toneladas anuales de yerba. Sólo en Virasoro cuenta con una extensión de 30 mil hectáreas para ser cosechadas, secadas, y elaboradas como yerba.El parque Las Marías, en Virasoro tiene dos puertas de entrada. La delantera, usada por aquellos que visitan la planta como paseo turístico. La trasera, la que se oculta, es por donde ingresan los camiones cargados de yerba. Por esa puerta trasera, en las próximas horas estará llegando la hoja verde que recolectaron los tareferos de Caraguatay, al norte de Misiones y en condiciones vergonzosas, tan vergonzosas como la tercerización de la que abusa el Establecimiento Las Marías S.A.
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