Por Ricardo Romero
Entrevista a Maria Do Rosario Nunes, secretaria de DD.HH. de Brasil. La ministra brasileña explica por qué el gobierno de Rousseff elevará a los derechos humanos como una política de estado estratégica.
Siendo la primera mujer en presidir Brasil, Dilma marcó su impronta de género ampliando la participación femenina en los ministerios. Y no sólo elevó la cantidad, sino que les otorgó roles importantes en su gestión.Planeamiento, Desarrollo Social o Igualdad Racial, son algunas de las áreas destacadas. A su vez, si recordamos que Dilma padeció el encarcelamiento y la tortura por la Dictadura Militar (1964-1985), la Secretaría de Derechos Humanos, que tiene rango de Ministerio, será un área significativa de su gobierno. Para este cargo, eligió a Maria do Rosario Nunes, una educóloga oriunda de Rio Grande Do Sul.“Reafirmar la ciudadanía de las mujeres, ampliar la inclusión a través de los derechos y profundizar los compromisos internacionales en DD.HH. serán los principales lineamientos que tendrá esta área”, afirmó la flamante funcionaria a Miradas al Sur, repasando los objetivos de la Secretaría.–¿Es una de las elegidas en el gobierno de Dilma, qué se siente?–Me siento muy honrada de estar en el equipo de la primera mujer presidenta de Brasil. Una de las metas de esta gestión será erradicar la pobreza absoluta en Brasil. Sin embargo, no lo lograremos mientras que los brasileños vivan con sus derechos vulnerados. Así que queremos construir una cultura donde la inclusión y la garantía de derechos vayan de la mano.–¿Y cómo se marca la perspectiva de género en el gobierno de Dilma?–El hecho que una mujer con la historia de Dilma gobierne Brasil, ya es un gran símbolo. Además, ella promueve un gobierno de mujeres, con una participación sin precedentes en los ministerios –que son nueve, en total–. Lo que necesitamos ahora es ampliar las políticas afirmativas de género, extender los derechos y generar el empoderamiento de las mujeres.–¿Cuál será la prioridad de la Secretaría?–Nuestra prioridad será mantener este proyecto de desarrollo económico con inclusión social. Durante mucho tiempo, estas directrices fueron tomadas como incompatibles en Brasil. El Presidente Lula ha demostrado que podemos crecer económicamente a través de la inclusión social. Éste es el núcleo de nuestro proyecto, que será mantenido y profundizado en la presidencia de Dilma.–En ese sentido, ¿qué dejó el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva?–Creo que la principal contribución que el presidente Lula hizo en Brasil fue la recuperación de la autoestima de la población. Mediante la promoción de la inclusión de 28 millones de personas, que salieron de la pobreza, y llevar al promedio de clase media a 36 millones de brasileños, el gobierno de Lula rescató los valores de nuestro pueblo. Este proceso dio lugar a la dignidad de estas personas, lo que considero la mejor de todas las herencias.–¿Qué cosas faltaron concretar durante la anterior gestión?–Se hizo mucho, pero no se hizo todo. Pese a sus enormes avances, sabemos que todavía hay muchas personas en condiciones de vulnerabilidad, con derechos que han sido quebrantados, víctimas de la violencia. Estoy segura de que vamos por buen camino, pero es preciso avanzar en garantizar las conquistas de todas las personas.–¿Cómo actuará la Secretaría de Derechos Humanos? –Nuestro trabajo en la Secretaría de Derechos Humanos consistirá en garantizar los derechos de la mujer y la confrontación de todas las formas de discriminación y prejuicios. Estamos realizando un mapeo de las medidas adoptadas por la Secretaría y vamos a proponer su ampliación y mayor eficacia. Queremos avanzar mucho en un sistema de derechos garantizados para todas las personas, sobre todo porque los derechos humanos son indivisibles y, por tanto, se refieren a todas las personas. Nuestro objetivo es ampliar la garantía de los derechos, que le dé acceso a todas las personas. Cada uno de los 190 millones de brasileños necesitan conocer sus derechos y luchar por su aplicación efectiva.–¿Y cómo piensan implementar esa política?–Vamos a trabajar desde la transversalidad de las acciones y el diálogo con los gobiernos locales y la sociedad civil, para proponer medidas eficaces para garantizar los derechos. Nuestro objetivo es un trabajo descentralizado de la Secretaría de Derechos Humanos, sirviendo a todo el Brasil. La meta principal de este gobierno es la erradicación de la pobreza en el país. Para ello, nos centramos en las acciones que, cada año, contribuirá a los avances en la dirección de nuestro objetivo final.–¿Cómo ve a Brasil a nivel internacional en términos de Derechos Humanos?–En su discurso inaugural, la presidenta Dilma reafirmó como valores clásicos de la diplomacia brasileña: promover la paz, los derechos humanos y el fortalecimiento del multilateralismo. Ésta es nuestra línea de trabajo. Hoy en día, Brasil está en un lugar preponderante en la comunidad internacional, precisamente por la coherencia de los valores que profesa.Es impensable imaginar un debate sobre cualquier cuestión mundial y que Brasil no esté sentado a la mesa, y además en calidad de un interlocutor cuyas opiniones influyen en las decisiones que deban tomarse. Las tareas asumidas por Brasil en el escenario internacional de Derechos Humanos, por el reconocimiento y la importancia que ha tenido para nuestro país este tema, trae consigo responsabilidades de igual tamaño.Y Brasil ha firmado tratados y compromisos en materia de Derechos Humanos, que fueron asumidos por el Estado y deben ser cumplidos por nuestro gobierno.
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