martes, 12 de abril de 2011

EL GÉNERO DE INTERNET


A diferencia de los hombres, que destinan un buen tiempo a actividades lúdicas y de esparcimiento, las mujeres utilizan más la web para fines prácticos y para optimizar tiempos en sus ocupaciones. Un estudio presentado por Google Argentina muestra la cara femenina de la red. Por Paula Carri

Alejandra apaga la alarma que le indica que es hora de levantarse. Ya no usa despertador porque su teléfono smartphone lo ha desplazado hace algún tiempo. Toma su celular cual mascota y, mientras prepara café, echa una mirada a los mails en el pequeño aparato. Cuando llegue a su oficina podrá contarle a su jefe que ya gestionó –desde su celular– los más urgentes. Habrá también chequeado en las redes sociales en qué andan los de su entorno laboral, habrá visto las principales tapas de los diarios o sitios de noticias, escuchado la radio o la música que más le gusta, todo desde el mismo aparato. Ya no llama más desde allí a sus mejores amigas para pasarse algún chisme: les lee en el Facebook o el Twitter, o ambos, y en varias redes más. Y lleva en el chat del móvil a más de la mitad de sus compañeros de oficina. Pero pese al caso de Alejandra y el de otros tantos otros más de trabajadoras on line, ¿cuán efectiva es la tecnología para las mujeres? Cuáles son, además, los principales intereses con relación a ella? La semana de la mujer suele ser un buen momento para diagnosticar cómo está el panorama entre las mujeres y las diferentes disciplinas profesionales y/o educativas. Sobre todo porque es entonces cuando aparecen los principales datos relevantes y reflexiones calificadas sobre la temática. Un estudio presentado por Google Argentina informa que las mujeres, que constituyen el 51 por ciento de la población argentina –pero sólo el 45,7 de la población mundial de Internet, o sea 10 puntos abajo con relación a los hombres, según un estudio de ComScore–, utilizan Internet básicamente como un medio para optimizar el tiempo. Alejandro Zuzenberg, gerente de Operaciones de Ventas On line de Google, que presentó el estudio, se manifestó sorprendido por este resultado. ¿Ahorrar tiempo? Sí, multitasking a la fuerza, muchas entienden perfectamente el ritmo y la dinámica de redes de la Internet, porque lo que practican virtualmente es ni más ni menos que las multitareas que realizan en su vida diaria real. El dato de optimizar el tiempo del estudio de Google indica que, por ejemplo, uno de los principales usos es en lo que se conoce como “momento cero”, cuando se inicia el proceso de compra, investigando en Internet. Buscan promociones, descuentos y ofertas en la web tanto de marcas preferidas como de servicios en los que están interesadas. También consultan sobre entradas a espectáculos, libros y tecnología que no siempre compran on line. El estudio se realizó a través de TNS Research International (empresa especialista en investigaciones de mercado) para conocer las preferencias, hábitos y consumos de las mujeres argentinas en Internet. Fue realizado sobre mujeres con edades comprendidas entre los 15 y 60 años, divididas en tres segmentos predeterminados –estudiante, profesional y familia– para contar con información diferenciada sobre el comportamiento de un ama de casa, una estudiante universitaria y una profesional. Del estudio se desprende que más del 60 por ciento de las mujeres encuestadas tiene acceso a Internet en su hogar y que los buscadores y el correo electrónico figuran entre los dos medios más usados como fuente de información. Además, más de la mitad de ellas se conecta al menos una vez al día. Las grandes perdedoras son, en este sentido, las amas de casa, que se sitúan entre los 22 y 37 años, cuando las ocupaciones familiares llevan la delantera y las hacen retroceder varios casilleros en el uso de Internet: 6 de cada 10 se conectan una vez a la semana. En el segmento de las estudiantes, según el estudio de Google, se conectan en un 89 por ciento semanalmente y en un 75 por ciento diariamente. Pese a que en la etapa de la madurez, luego de los 40 años, se intenta recuperar esos índices, nunca se llega a la fantástica proyección que se vislumbraba en la juventud: 6 de cada 10 se conectan diariamente. Los buscadores son la fuente de información principal dentro de Internet. El 83 por ciento de las mujeres utiliza estos sitios para llegar a la información que necesitan encontrar. La música, los contenidos educativos y los viajes son los temas que más del 30 por ciento de las mujeres prefieren buscar. Internet es la fuente de información a la que más acuden las mujeres (más del 57 por ciento), luego de ver anuncios de productos de su interés en otros medios. Uno de los principales motores de entrada a las web de productos son los precios u ofertas (72 por ciento) y las promociones (51 por ciento) que las ayudan a comprar a un costo menor. Consultada sobre el uso de la tecnología por parte de las mujeres en Argentina, Fernanda Santoro, directora de Marketing y Operaciones de Microsoft Argentina y Uruguay, aseguró: “Internet ofrece hoy una plataforma que contribuye con la flexibilidad y la practicidad que buscamos las mujeres. Nos ayuda a tomar mejores decisiones de compra, antes de hacerla efectiva. Nos permite comparar, preguntar y enriquecer nuestra experiencia como consumidoras en la generación de relaciones de comunidad”. En ese sentido, las mujeres son influenciadoras calificadas a la hora de recomendar marcas, opinar sobre productos y servicios, por ejemplo. Su creciente participación en las redes sociales (son mayoría en términos generales), hace que cada vez más el marketing y la publicidad ponga el ojo en las mujeres en general. Esta podría ser una explicación de por qué hay tantas promociones on line y cupones de descuentos dirigidos a este segmento. Las mujeres latinoamericanas que acceden a Internet son las más sociales: dedican el 52 por ciento de su tiempo a las redes, frente al 37 por ciento que ocupan en número las europeas (datos de ComScore, junio de 2010). Pero lo que puede ser óptimo para la vida personal y profesional del género no siempre es tan tangible si se habla de su desarrollo en las carreras y opciones laborales relacionadas con la tecnología. Santoro sugiere que “la tecnología ofrece espacios de trabajo más productivos y colaborativos, porque podemos estar conectados sin permanecer en la oficina cada minuto de nuestras vidas. Esta cultura de la colaboración es una pieza fundamental en una visión de diversidad integradora, en ambientes que favorezcan la creatividad y la innovación, creando verdaderos equipos donde la productividad también se basa en un balance entre nuestra vida personal y el trabajo”. Microsoft es una de las compañías del sector que tiene en cuenta este balance. Pero también tiene muy en cuenta que en la segunda brecha digital, la de la especialización, es donde se nota la más amplia diferencia entre mujeres y varones. Si bien luego de la entrada femenina en el mercado laboral donde la tecnología de entonces dio en todas partes del mundo mecanógrafas, tipistas, telefonistas, entre muchas otras ocupaciones, hace al menos 10 años que, en la era Internet, las mujeres no pueden atravesar el famoso techo de cristal, esta vez “digitalizado”. El problema sigue la tendencia que se da también en otras áreas laborales y que llevan a diferentes estudios a concluir que apenas el uno por ciento de los puestos de CEOs en el país están ocupados por mujeres. Un párrafo aparte merece la problemática de la conectividad. Si bien en América latina aumentó el uso de Internet en un 23 por ciento desde 2009, las mujeres representan solamente el 8 por ciento de la audiencia global de Internet. Posiblemente, esta sea la brecha digital más importante. En Asia, los índices de conectividad alcanzan en cambio el 39 por ciento, en Europa el 28 por ciento y en América del Norte el 17. Educación, motivación y planes acordes a las necesidades, y un análisis donde se contemplen las razones sociales y tecnológicas de esta segunda brecha son las apuestas necesarias –según las especialistas calificadas– para lograr que, algún día, Alejandra y muchas más dejen de ser empleadas rasas y se conviertan en jefas.

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