jueves, 21 de abril de 2011

"VIVÍ COMO UNA GITANA"



Liz Cramer Campos, ministra de turismo del Paraguay nunca militó en política pero es la única funcionaria que permanece en su cargo desde Duarte Frutos. Mercosur, machismo y estrategias para posicionar a su país.


Por Deborah Maniowicz


Liz Cramer Campos es una ministra fuera de serie. A cargo de la cartera de Turismo, es la única funcionaria de Paraguay que permanece en el cargo desde el gobierno de Nicanor Duarte Frutos. Al asumir la presidencia Fernando Lugo en agosto de 2008, el sector privado solicitó expresamente al mandatario que mantuviera a Cramer Campos en el cargo y este no presentó objeciones. Durante doce años trabajó en la gestión pública y cuando decidió servir al país logró meterse derecho en las ligas mayores. Esta rubia imponente y simpática que vivió en Alemania, Italia, España y Estados Unidos nunca militó en política y al definirse como una “apasionada por mi país” asegura que podría trabajar con cualquier gobierno.Hija de un piloto, Liz creció en el mundo de la aviación y viajó por más de 40 países. “Con mis hermanos siempre decíamos que vivíamos como gitanos”, recuerda. Cuando decidió estudiar Turismo, la carrera no se dictaba en Paraguay y se radicó en los Estados Unidos. “Apenas me gradué me contrataron de un hotel cinco estrellas. Me sentía una winner. Estaba convencida de que mi posición era lo máximo y mi sueño era tener un departamento en las playas de Miami.–¿Por qué decidió volver a Paraguay? ¿Qué la hizo cambiar de prioridades?–Cuando uno de mis hermanos murió en un accidente aéreo en el ’95 me cambió la vida, los valores. El sueño de niña rica dejó de tener valor porque lo que yo quería era estar en mi casa, con mi familia y mis afectos. Todo lo que al principio era euforia perdió su gracia y volví a Paraguay anhelando servir al país.–Paraguay suele ser catalogado como un país “machista”. ¿Fue más difícil alcanzar un ministerio siendo mujer?–Si bien la sociedad paraguaya es machista, también es consciente de que en un momento perdió el 90 por ciento de su población masculina y fueron las mujeres quienes defendieron, reivindicaron y reconstruyeron Paraguay. En mi historia personal no hay ningún episodio por el que me pueda victimizar por mi condición de género. Sería retórica falsa si dijese que eso me perjudicó. Honestamente creo que ante un auditorio netamente masculino tengo una ventaja y la uso. Si sé que todos van a ir de traje oscuro voy de clarito para resaltar. Siempre le escapé a la discriminación positiva. No quiero que me elijan por ser mujer sino porque soy capaz.–¿Cómo vivió la sumatoria de acusaciones al presidente Lugo por tener hijos con varias mujeres?–Como miembro del gabinete me focalicé en mi trabajo y no di opiniones personales. Un presidente de la república con esas acusaciones es materia insoslayable para los medios. Sería absurdo pretender lo contrario. El presidente dio la cara hasta que se agotó el tema. Fue importante que se haya desmitificado la figura que se tenía de él por haber sido obispo. Le dio una dimensión más humana, con sus errores y aciertos.–Su gira por Brasil, Chile y la Argentina tiene como objetivo “vender Paraguay” y cambiar la imagen que se tiene del país. ¿Qué cosas hay que desmitificar?–Cuando hablamos de la Argentina hay que diferenciar tres facetas: por un lado está el Litoral, que es donde mejor nos conocen porque cruzan seguido, en el resto del país prácticamente no nos conocen, y por último en Buenos Aires y Gran Buenos Aires tienen una imagen asociada a niveles de pobreza. Paraguay es una joya desaprovechada. Una de las cosas que siempre nos impresiona del porteño es su capacidad para presentarse y venderse. No sé por qué nos han inculcado a los paraguayos una falsa modestia que a veces resulta chocante. En Estados Unidos me enseñaron que si vos no te vendés no te vende nadie. Los jugadores de fútbol en Paraguay dicen: “Si Dios quiere y la Virgen, vamos a hacer un buen papel”, y yo admiro a los argentinos que gritan “vamos a ganar”.–¿Considera que los porteños son peyorativos respecto de los paraguayos?–Sería absurdo negarlo pero me niego a ponerme en el papel de víctima. Si no nos conocen es porque no nos dimos a conocer. El prejuicio y la percepción que se tiene en Buenos Aires son debido a nuestra falta de inversión para mostrarnos.–¿Qué estrategias concretas hay entre el Paraguay y la Argentina para potenciar las relaciones? –En cuanto a la cooperación técnica trabajamos junto al ministro Enrique Meyer la creación de la policía turística y distintos programas de calidad, y la idea es seguir trabajando en conjunto. En cuanto al Mercosur, hay una experiencia muy exitosa en el área de turismo pero la cooperación debería ser mayor: hay que avanzar en eliminar las barreras fronterizas y trabajar en homogenizar diferencias de legislación interna, por ejemplo respecto de los elementos de seguridad reglamentarios de los vehículos.

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