jueves, 7 de abril de 2011

UNA VIOLENCIA QUE QUEMA


Por Mariana Carbajal

Las organizaciones de mujeres alertan sobre la violencia de género, en particular los femicidios, que ya suman más de 50 en lo que va del año. Nueve de esas víctimas fueron quemadas. También destacan la necesidad de la discusión legislativa sobre la despenalización del aborto.



“El Día Internacional de la Mujer se conmemora en homenaje a 129 mujeres que en 1908 murieron quemadas en una fábrica textil de Nueva York por reclamar igualdad laboral: fueron encerradas y les prendieron fuego. A más de cien años de aquella escalofriante violación de derechos humanos de las mujeres, asistimos a cifras alarmantes de mujeres quemadas por sus parejas”, advirtió, en diálogo con Página/12, Leonor Arrigo, del Centro de Apoyo a la Mujer Maltratada (CAMM), una ONG de Mar del Plata que brinda asistencia gratuita a víctimas de violencia machista. La fecha, de movilización y concientización, está atravesada este año por un fuerte reclamo del movimiento de mujeres que gira en torno de dos ejes centrales: la urgencia de que la violencia de género sea considerada un problema de “seguridad ciudadana” y en consecuencia se avance con políticas integrales para enfrentarla, y la apertura de la discusión por la despenalización y legalización del aborto en el Congreso. La seguidilla de femicidios empaña la conmemoración: en los dos primeros meses del año, se registró más de medio centenar de asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres: al menos 9 de las víctimas murieron incineradas. Otras dos mujeres, una de 19 años, en Chaco y otra de 30, en Santiago del Estero, fallecieron como consecuencia de abortos inseguros practicados en la clandestinidad, de acuerdo al relevamiento de casos publicados en la prensa que realiza el Instituto de Estudios Jurídicos Sociales de la Mujer (Indeso), de Rosario. Diecisiete de los femicidios ocurrieron en la provincia de Buenos Aires. Las consecuencias de los abortos inseguros –a los que son empujadas las mujeres que no quieren continuar con una gestación no deseada– son la principal causa de mortalidad materna en el país hace treinta años. “Se requiere de manera urgente que la violencia de género sea considerada un problema de seguridad ciudadana. Debe ser tomado en serio y eso significa asignar partidas presupuestarias adecuadas para un plan nacional que permita prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”, consideró la abogada Susana Chiarotti, reconocida internacionalmente por su larga militancia en la defensa de los derechos de las mujeres. Chiaroti integra el comité de expertas de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se encarga de evaluar a los países del continente en el cumplimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, suscripta en Belém do Pará, y es responsable de monitoreo del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem). Otro tópico importante, para Chiarotti, es el de los derechos sexuales y reproductivos. “Hay que tener en cuenta que la democracia integral para las mujeres requiere que puedan ejercer su ciudadanía también sobre sus cuerpos; que puedan fijar sus metas de vida independientemente de presiones que vengan de la familia, las religiones o el Estado. Nosotras estamos a favor de la vida: la vida de las mujeres que no puede verse afectada por cláusulas restrictivas sobre el aborto que las obligan a tomar decisiones que ponen en peligro su salud y su supervivencia, y por una vida digna para todas las niñas y niños que merecen nacer de maternidades deseadas”, apuntó. Desde el Centro de Apoyo a la Mujer Maltratada, de Mar del Plata, su presidenta, Alba Salinas, puso el alerta en los “noviazgos violentos”, debido –señaló– a que son el comienzo de una historia de violencia que se agrava con el tiempo y puede terminar en muerte de la mujer. “Estos casos de mujeres muy jóvenes muertas a manos de sus novios, parejas, ex parejas nos debe poner en alerta, tenemos que decir basta a las situaciones de violencia, cortar estas relaciones lo más pronto posible. Los varones violentos no cambian en tanto consideran que la responsabilidad de la violencia no es de ellos sino de las mujeres que los provocan y el maltrato aumenta junto con las amenazas y el aislamiento”, advirtió Salinas. Cada vez reciben más casos de mujeres amenazadas por sus parejas con ser quemadas. “Antes del caso de Wanda Tadei, las amenazaban con quemarles la vivienda, ahora lo que vemos es que directamente las amenazan con quemarlas a ellas vivas”, alertó Salinas. La socióloga Elsa Schvartzman, integrante del Foro por los Derechos Reproductivos, propuso: “Tomemos la fecha del 8 de marzo como otra oportunidad para poder pensar sobre las conquistas y las deudas en el arduo camino de construcción de ciudadanía y adquisición de derechos de las mujeres. Lo que hemos avanzado tiene muchos capítulos. Pero, como día de acción, propongo una mirada especial por lo que nos está faltando: reconocimiento a la capacidad de decidir de las mujeres, que se nos considere ciudadanas con derechos y responsabilidad para asumirlos, que nuestras decisiones, nuestra autonomía, tengan la garantía de un Estado democrático y laico”. “Las mujeres rompimos el silencio, las discusiones están instaladas, es imposible seguir negando las complicidades en la cadena de la prostitución, en el secuestro de jóvenes y niñas; el femicidio, la realidad del aborto clandestino e inseguro que cuesta tantas víctimas”, consideró Schvartzman. Entre los múltiples actos previstos para hoy y los días venideros, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”, convoca a una manifestación entre las 16 y las 19 en el Parque Centenario. “Nos juntamos para reclamar por la abolición del sistema prostituyente y con ello estamos demandando que la prostitución no sea considerada una opción de trabajo para ninguna persona, cárcel a los proxenetas, tratantes y sus cómplices, derogación de los artículos de los códigos contravencionales y de faltas que penalizan a las personas en situación de prostitución, visibilización de los ‘clientes’ como prostituyentes e inclusión social para todas las mujeres”, señaló Marcela D’Angelo. Aunque se reconocen avances en cuanto a la igualdad de derechos, las asignaturas pendientes son muchas. “La naturalización de la prostitución, la extrema mercantilización de cuerpos y subjetividades, la negación del derecho a decidir sobre nuestras vidas y maternidades, la violación de nuestros límites corporales, la muerte, la situación de inferioridad salarial, forman una red de limitaciones y negaciones de derechos que configuran las formas actuales de opresión de las mujeres y refutan la idea de una libertad y una igualdad ya ganada. Lejos del post-feminismo, aún queda mucho por hacer”, evaluó Magui Belloti, de ATEM 25 de Noviembre, y parte de la Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”.

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