La artista italiana Marica Fasoli hace “no retratos”, donde pinta la forma y la ropa pero no las personas.
Por Guadalupe Treibel
Marica Fasoli tiene nombre de gag pero es una chica italiana que pinta y restaura. Y sus obras llaman la atención por Europa, Australia y Estados Unidos, donde distintos coleccionistas invirtieron en ellas que, a la hora de sacar el pincel, retrata… gente invisible. Sus mujeres, niños y hombres están pero no se ven porque no tienen cara, cabeza, manos, cuerpo o brazos.
“Mi necesidad es liberar la imaginación de la gente y mostrarle cómo, hoy en día, importa menos la persona real que lo que representa. Porque la ropa termina siendo más importante que el que la usa, representa la pelea entre el contenido y la superficie”, explica al Sí! desde su pueblo San Giorgio In Salici, cerca de Verona.
“Mis superhéroes pueden identificarse como gente normal que se rebela frente a las reglas”, define la artista que participó de la Bienal de Venecia, entre otras expos. ¿Pop Art e hiperrealismo? ¿Ambigüedad? ¿Sensualidad? “Estoy muy orgullosa de las devoluciones que he recibido, en especial aquí en Italia. Porque, a priori, ser artista en el país de Miguel Angel, Rafael o Caravaggio suena a una batalla perdida”, afirma y cuenta que ya suma más de 30 piezas en la colección de gente invisible que sigue creciendo.
Amante de las técnicas de pintura al óleo lucha porque éstas no se desvanezcan en un mundo cada vez más digital: “Obtuve un máster en restauración en técnica antigua y trabajé con pinturas de Tiziano, Bassano y la escuela veneciana del siglo XV. El arte digital no es un atajo”, afirma una Fasoli contundente.
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