La Comunidad Homosexual Argentina(CHA), afirmó que si bien se amplían los derechos, a la vez, hay grupos fundamentalistas muy violentos.
Por: Lucía Alvarez
El 15 de diciembre de 2011, Mario Vega apareció degollado en su Fiat Uno, cerca del Río San Juan, en el departamento de Chimbas. Su cuerpo desnudo había recibido seis puñaladas y tenía quemaduras en los brazos. Vega trabajaba en la Comisaría 24ª del departamento de Rawson. Los sábados por la noche, elegía ser Perla Mora, una drag queen que cada tanto actuaba en un boliche gay. A sus 52 años, se convirtió en la víctima número 12 de los crímenes por odio cometidos en la Argentina durante el año pasado, según el relevamiento de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que se presentó ayer, 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBTTI. Siguiendo el informe, 14 personas fueron asesinadas, por homofobia y transfobia. Aunque la mayoría se llevaron a cabo en la provincia de Buenos Aires, también hubo casos en La Rioja, Salta, Santiago del Estero.
“En el año 2011 hubo más asesinatos, siete travestis y siete gays. Estamos en una realidad diferente, con un país con más derechos y, también con grupos fundamentalistas más violentos”, subrayó al respecto César Cigliutti, presidente de la CHA.
La presentación se realizó en el Salón Emilio Mignone de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y contó con la presencia de Gabriel Gersbach, la pareja del suboficial de prefectura, Octavio Romero, asesinado el 11 de junio de 2011. También participó como orador Pedro Paradiso Sottile, secretario y coordinador del Área Jurídica de la CHA, quien propuso convertir al 16 de abril, fecha de nacimiento de la CHA, en el “Día de la memoria Colectiva de los crímenes de odio” para todo el país.
Esa comisión recibe, en promedio, 1500 denuncias anuales por casos de discriminación por orientación sexual e identidad de género. Por esa razón, la CHA impulsa desde hace años la reforma a la ley antidiscriminación, que tiene media sanción en Diputados, pero que vencerá en 2012 si el Senado no logra llevar al recinto.
“En Argentina hay un cambio de paradigma. Pero en la medida en que se avanza con la ampliación de derechos, cuando la inclusión y el respeto a la diversidad en democracia se consolidan, resurgen aquellos que promovieron desde siempre la discriminación y el odio. El mejor ejemplo es la guerra de Dios del cardenal Jorge Bergoglio durante el tratamiento del matrimonio igualitario. Las normas son importantes, pero para que se hagan efectivas los Estados deben llevar políticas públicas”, señaló Sottile a Tiempo Argentino.
La enunciación de ‘crímenes de odio’ fue tomada del trabajo que hizo Amnistía Internacional en 2001 sobre “Tortura y malos tratos basados en la identidad sexual”. Allí se indica que “los abusos contra gays y lesbianas violan algunos de los derechos fundamentales protegidos en las normas internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”.
“En el año 2011 hubo más asesinatos, siete travestis y siete gays. Estamos en una realidad diferente, con un país con más derechos y, también con grupos fundamentalistas más violentos”, subrayó al respecto César Cigliutti, presidente de la CHA.
La presentación se realizó en el Salón Emilio Mignone de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y contó con la presencia de Gabriel Gersbach, la pareja del suboficial de prefectura, Octavio Romero, asesinado el 11 de junio de 2011. También participó como orador Pedro Paradiso Sottile, secretario y coordinador del Área Jurídica de la CHA, quien propuso convertir al 16 de abril, fecha de nacimiento de la CHA, en el “Día de la memoria Colectiva de los crímenes de odio” para todo el país.
Esa comisión recibe, en promedio, 1500 denuncias anuales por casos de discriminación por orientación sexual e identidad de género. Por esa razón, la CHA impulsa desde hace años la reforma a la ley antidiscriminación, que tiene media sanción en Diputados, pero que vencerá en 2012 si el Senado no logra llevar al recinto.
“En Argentina hay un cambio de paradigma. Pero en la medida en que se avanza con la ampliación de derechos, cuando la inclusión y el respeto a la diversidad en democracia se consolidan, resurgen aquellos que promovieron desde siempre la discriminación y el odio. El mejor ejemplo es la guerra de Dios del cardenal Jorge Bergoglio durante el tratamiento del matrimonio igualitario. Las normas son importantes, pero para que se hagan efectivas los Estados deben llevar políticas públicas”, señaló Sottile a Tiempo Argentino.
La enunciación de ‘crímenes de odio’ fue tomada del trabajo que hizo Amnistía Internacional en 2001 sobre “Tortura y malos tratos basados en la identidad sexual”. Allí se indica que “los abusos contra gays y lesbianas violan algunos de los derechos fundamentales protegidos en las normas internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”.
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