El 88% de las mujeres se ocupa de cuidar a sus hijos menores de cinco años. Según una encuesta, el 33 por ciento de las mujeres vuelve a trabajar la misma cantidad de horas después de dar a luz; el 21 por ciento regresa, pero con menos horas, y el 15 por ciento no retoma el trabajo. Demanda insatisfecha de jardines maternales.
“La Argentina ha logrado grandes avances para disminuir la pobreza y las desigualdades. Sin embargo, aún carecemos de políticas centrales que tengan que ver con la cuestión de género y, en este sentido, hay suficientes evidencias de que la educación temprana para los niños, niñas y la incorporación de las mujeres pobres al mercado de trabajo –ambas en correlación– producirían una disminución de la pobreza, de las desigualdades sociales y de género”, señaló a Página/12 Virginia Franganillo, socióloga, coordinadora del Observatorio de Género y Pobreza en Argentina (OGPA) y una de las impulsoras del informe “Percepciones sobre jardines maternales y de infantes en la República Argentina”. El estudio –una investigación realizada en 2011 por la Universidad Nacional de San Martín, el OGPA y la consultora Analogías– muestra el rol que cumplen las mujeres en el cuidado de la familia: el 88 por ciento se ocupa del cuidado de los niños menores de cinco años, mientras que de esa tarea se ocupa sólo el 10,6 por ciento de los varones.
“La encuesta es una radiografía de las enormes desigualdades que imperan en las mujeres para insertarse laboralmente y la carencia de servicios educativos públicos y de calidad, que por su magnitud constituye una auténtica demanda política dentro de amplios sectores sociales”, comentó Franganillo.
Sobre un total de 1200 entrevistas –hombres y mujeres de todo el país–, el 88 por ciento de las mujeres dicen ocuparse “mayormente” del cuidado de los hijos menores de cinco años, contrastando con el padre (10,6 por ciento), otros familiares (17,3 por ciento) y niñeras (5,7 por ciento). “Estos datos demuestran que aún persiste una rígida división sexual del trabajo por el rol histórico que tiene la mujer en la organización de la vida doméstica y en el cuidado de los hijos, algo que afecta la esfera de lo privado y lo público”, comentó la socióloga.
“Este sistema de género condiciona fuertemente las chances que tienen las mujeres como trabajadoras”, afirmó Franganillo. Si bien –según los datos– la mayor parte de las mujeres se encontraba trabajando al momento de tener a sus hijos, sólo “el 53 por ciento de ellas volvió a trabajar luego de dar a luz; sólo un 33 por ciento de las madres volvieron a trabajar la misma cantidad de horas, la mayoría, con nivel educativo alto, residentes en el área metropolitana; el 20,9 por ciento volvió a trabajar, pero menos horas, mientras que casi un 15 por ciento dejó para siempre su trabajo, sobre todo las mujeres más jóvenes y de sectores más bajos”.
Asimismo, el estudio indica que la propuesta de creación de jardines maternales por parte del Estado “es consensuada en todo el país y en todos los niveles sociales”. El mismo nivel de acuerdo presenta la idea de que “sean los lugares de trabajo los que habiliten jardines para los niños de menos de dos años, como así también para los de tres y cuatro años”.
Este nivel de acuerdo –casi de demanda– se correlaciona con lo que manifiestan los padres y madres con hijos entre 45 días y tres años, acerca de la “insuficiente presencia de jardines maternales estatales en la zona en la que viven”. La ausencia de jardines maternales públicos afectaría en mayor medida a los sectores populares, ya que “el 34 por ciento de madres de bajos recursos los utilizan, frente a un 17 por ciento de las de mayores recursos”, según la investigación.
“La carencia de una oferta pública afecta sobre todo al cuidado de los niños de los sectores con menor nivel de educación, que no tienen la capacidad económica para resolver estas necesidades en el mercado, y en los casos en los que no existe una red familiar, son las madres las que deben abandonar sus trabajos para cuidar a sus hijos”, sostuvo la referente del OGPA.
Además, la investigación arrojó que “un 29 por ciento de los entrevistados que envía a sus hijos a jardines maternales se caracterizan por ser jóvenes (18 a 29 años), de bajo nivel educativo, residentes en el interior del país, personas que trabajan y que tienen más de un hijo”. En tanto, “es muy bajo el porcentaje de amas de casa que envían a sus hijos/as a jardines maternales (3,5 por ciento)”, lo que refuerza la idea de que es un recurso elegido por las familias en que madres y padres trabajan fuera del hogar.
En lo que respecta a la búsqueda de jardines maternales, “casi seis de cada diez personas con hijos entre 45 días y dos años, nunca buscó un jardín maternal (58 por ciento); tres de cada diez tuvo dificultades para encontrar un jardín maternal; uno de cada diez lo encontró sin dificultades”. En tanto, “el 4 por ciento de los encuestados no encontró vacante”.
Por su parte, “el 54 por ciento de quienes tienen hijos de entre tres y cuatro años los manda a jardines de infantes y presentan muchas más dificultades para encontrar lugar; cuatro de cada diez no pudo encontrar vacantes; tres de cada diez encontraron con dificultades; dos de cada diez, sin dificultades y sólo el 5,8 por ciento no buscó jardín de infantes”. Desde la percepción de los entrevistados, “los jardines maternales son más escasos que los de infantes, sobre todo los privados”.
“Es prioritario el valor que la educación temprana tiene en el desarrollo cognitivo y en el proceso educativo de las niñas y niños. La educación desde la cuna debe ser, en este país, una realidad para todos los niños desde que nacen”, expresó Franganillo.
Informe: Sabrina Améndola.
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