Francisco designo una comisión para que indague sobre las actividades económicas de la mayor entidad financiera de la Santa Sede. Escándalos como la quiebra del banco Ambrosiano de 1982, que involucró a la mafia, la masonería y los servicios secretos estadounidenses, mancharon la credibilidad del banco del Papa, conocido como el Instituto para las Obras de Religión.
El papa Francisco puso en la mira al controvertido banco del Vaticano al designar una comisión especial de investigación para indagar sobre las actividades económicas y la situación jurídica de la mayor entidad financiera de la Santa Sede, involucrada durante décadas en escándalos por sospechas de blanqueo. Formada por cinco expertos, la comisión deberá informar directamente al pontífice sobre las actividades del banco del Vaticano, conocido como el Instituto para las Obras de Religión (IOR), para conocer mejor su situación jurídica, a fin de “permitir una armonización de la entidad con la misión de la Iglesia universal y la sede apostólica”, según informó la nota del Vaticano.
“Se trata del segundo paso importante del Papa después de la designación de ocho cardenales para la reforma de la curia romana”, comentó Marco Politi, quien considera que Francisco “decidió encarar seriamente el problema IOR”. Para la creación de la comisión pontificia, el papa argentino firmó un “quirógrafo”, un documento escrito por él mismo con fecha 24 de junio.
“Después de haber escuchado la opinión de varios cardenales y de otros hermanos en el episcopado, así como de otros colaboradores, y a la luz de la necesidad de introducir reformas en las instituciones que prestan ayuda a la sede apostólica, hemos decidido establecer una Comisión Referente sobre el Instituto para las Obras de Religión que recoja información precisa sobre la situación jurídica y las diversas actividades del Instituto a fin de permitir, en caso necesario, una mayor armonización del mismo con la misión universal de la sede apostólica”, reza el texto escrito por Francisco.
El quirógrafo papal subraya además que “el secreto de oficio y las otras eventuales restricciones establecidas por el sistema jurídico no inhiben o limitan el acceso de la comisión a los documentos, datos e informaciones”, es decir que podrá actuar libremente. Además de su informe, la comisión deberá entregar “todo su archivo, en el momento oportuno, al final de sus trabajos”, pide Jorge Bergoglio en el documento.
Los miembros de la comisión son el cardenal italiano Raffaele Farina, ex responsable de los archivos secretos del Vaticano; el cardenal francés JeanLouis Tauran; el español Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, experto en la legislación del Vaticano (coordinador); el estadounidense Peter Bryan Wells, miembro de la Secretaría de Estado, y la profesora laica estadounidense Mary Ann Glendon, especialista en derecho de Harvard y ex embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede.
El llamado banco del Papa, fundado en 1942 por Pío XII, con activos por 7100 millones de euros, maneja miles de cuentas de curas y monjas en todo el mundo, desde simples hermanas filipinas que vienen a estudiar a Roma, pasando por obispos y cardenales, hasta poderosas congregaciones religiosas repartidas en todos los rincones del planeta.
Escándalos como la quiebra del banco Ambrosiano de 1982, que involucró a la mafia, la masonería y los servicios secretos estadounidenses, mancharon la credibilidad del banco del Papa, acusado de lavar el dinero sucio de organizaciones criminales a través de cuentas anónimas.
“No creo que la transformen en un banco ético (N. de la R.: sin ánimo de lucro), sino en una entidad que sirve sólo para los intereses de la Santa Sede, como por ejemplo enviar dinero a una iglesia que se encuentra en un país bajo una dictadura”, explicó Politi.
Más allá de las buenas intenciones del Papa, la comisión tiene un duro trabajo por delante. El pasado verano, Moneyval, el órgano de control del Consejo de Europa para la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, publicó un informe demoledor sobre las actuaciones y costumbres financieras del Vaticano.
El precedente pontificado de Benedicto XVI quiso limpiar ese pasado turbio, de mala gestión, y normalizar su gestión, sin lograrlo. Unas seis investigaciones judiciales fueron abiertas en los últimos años por la Justicia italiana contra el banco del Vaticano por irregularidades y transacciones sospechosas, según el informe anual de la Autoridad de Informacion Financiera divulgado en mayo.
Desde que llegó el nuevo presidente del IOR, el alemán Ernst von Freyberg, nombrado días antes de la elección de Francisco, un equipo de expertos de la agencia financiera Promontory verifica la situación de cada una de las 19.000 cuentas de IOR.
En su primera intervención sobre IOR, el pasado 16 de junio, Francisco designó al italiano monseñor Battista Mario Salvatore Ricca, uno de sus hombres de confianza, como nuevo “prelado” de esa institución. Se espera que el primer papa jesuita, que desde su elección en marzo defiende una Iglesia pobre para los pobres, reforme drásticamente la opaca entidad financiera de la Santa Sede.
Acerca de la duración de la comisión y cuándo se presentarán los resultados, el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, precisó que se desconoce la duración, pero que se puede prever que presenten un primer informe en octubre, cuando el Papa se reunirá con la comisión de los ocho cardenales que lo asesoran sobre la reforma de la curia romana.
Fuente: Pagina/12
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