Fabio Alberti, actor. Hace Políticamente incorrecto, un espectáculo humorístico en el que se luce con varios de sus personajes. Sus críticas al poder y a varios de sus colegas.
Por Bruno Lazzaro
Pablo Echarri, Florencia Peña, Gastón Pauls, todos los que se reunieron con Cristina tienen productora, yo no. Todos los que van, van a limpiarse su propio culo y llenarse de plata, porque son actores de oficina. Yo no tengo una oficina, yo soy actor”. Las declaraciones de Fabio Alberti, quien se refirió a sus colegas como “hijos de mil puta”, tienen algunos meses, pero según el actor no tuvo oportunidad “para pedir las disculpas correspondientes. Trascendió por el modo en que lo dije. Fue un exabrupto, pero me provoca bronca porque trato de trabajar de manera independiente y me cuesta poder ganarme el mango”.
En la actualidad, Alberti se luce en Políticamente incorrecto –viernes, a las 23, en Chacarerean Theatre, Nicaragua 5565–, un espectáculo humorístico, donde el actor, quien también realiza un segmento de humor en el programa televisivo La cornisa, muestra toda su batería de personajes. “La gente a veces se equivoca por el título y piensa que es un espectáculo de humor político. Pero no. Políticamente incorrecto es mandar a tu mamá a la mierda”.
–Su personaje principal, el que oficia de conductor, se llama Julián Awada, en referencia a la mujer de Mauricio Macri. ¿La actualidad está presente?
–Siempre. Porque me meto con artistas y políticos, digo muchas cosas que otros no se animan a decir. Cosas que muchos piensan y no dicen.
–¿Y las comparte o es parte del show?
–En algún lugar las comparto. Pero esto gira en torno de un evento empresarial con posibles inversores a los que se les muestra por qué tienen que invertir en la Argentina y no en otro lugar. Se les vende Buenos Aires como una ciudad maravillosa. Artistas for export o un pueblo originario en el que cantan hip hop y reggaetón. Y termina que todo sale mal, porque estamos en la Argentina.
–¿Qué tan políticamente incorrecto es?
–Soy muy políticamente incorrecto. Me divierte esa rebeldía que no sirve para nada. Me encanta descolocar y así me entretengo. Pero ojo, en todos los ámbitos pagás un precio.
–¿Se le cerraron puertas?
– En todos lados te cierran puertas.
–¿De qué manera se informa?
–Si no estoy laburando puedo vivir meses sin saber qué pasa, pero el trabajo me lo requiere. Cuando me voy de vacaciones, estoy sin radio, televisión, ni diarios. Y volvés y te das cuenta de que no pasó nada.
–Coty Nosiglia, su personaje de “Boluda total”, cobró gran protagonismo desde su aparición. ¿Cuesta desprenderse de las creaciones que funcionan?
–No cuesta desprenderse de los personajes porque están ahí. Uno los puede retomar cuando quiere. Lo que cuesta es hacerle entender a la gente lo nuevo. Siempre se pide lo conocido. Si ponés el afiche de “Boluda total”, la gente responde de inmediato. A lo nuevo hay que instalarlo.
–¿Qué le provoca la risa de la gente?
–Es lo fundamental. Busco hacer reír porque es lo que me hace feliz. Me encanta la idea de recorrer el país y lograr un poco de risa en cada sitio en el que estoy. Es muy gratificante.
Fuente: Revista Veintitrés.
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