Entrevista con Alocio Mercadante Oliva, ministro de Educación de Brasil.
Por Ricardo Romero.
Bajo el modelo de Lula y Dilma, salieron 40 millones de personas de la pobreza, que ingresaron al mercado interno de consumo de masas y que es el factor predominante para sustentar el crecimiento económico en el cuadro de crisis internacional.” Esta afirmación fue el eje que desarrolló el Ministro de Educación de Brasil, Alozio Mercadante Oliva, en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), durante una conferencia sobre “Educación, ciencia y tecnología ante la crisis internacional y en defensa del desarrollo nacional”. Ante un auditorio a pleno, el ministro abordó las líneas estratégicas del modelo brasileño. Posteriormente concedió una entrevista a Miradas al Sur en la que se explayó sobre la política de integración, DD.HH. y la realidad brasileña.
En ese marco, Aloizo Mercadante Oliva expuso la solvencia que tiene Brasil para enfrentar la crisis internacional. “Con ocho años del gobierno Lula, la deuda externa bajó de un nivel del 59% al 37% del PBI, fue un gobierno que desendeudó al Estado. Hemos demostrado que sin privatizaciones, pero con política económica y fiscal consistente, podemos hacer una política anticíclica; aumentar el gasto en la inversión ante la crisis y aumentar el superávit en período de expansión para preservar el crecimiento sustentable”, sostuvo.
Combinar equilibrio fiscal con políticas públicas expansivas es la base de un nuevo desarrollismo, tal como lo expuso el ministro. “Nosotros buscamos conceptuar esta nueva etapa, que tiene diferencias muy significativas con el período del nacional desarrollismo de los años ’60 (…); tenemos un compromiso con la estabilidad inflacionaria, con las cuentas públicas, con la consistencia de la deuda pública; un cuidado extremo con el Balance de Pagos, con las reservas cambiarias, y un compromiso con la democracia, con la libertad de expresión y de manifestación, el derecho de huelga; todo lo que representa una ruptura con el pasado de dictadura, donde pagamos un precio histórico altísimo”, afirmó.
La solvencia económica no es la única forma de enfrentar la crisis; el ministro también hizo una fuerte alusión a la necesidad de invertir en ciencia y tecnología. “No basta sólo discutir medidas proteccionistas, arancelarias o macroeconómicas. No debemos lograr competitividad con mano de obra barata, recortando derechos laborales. La cultura de incrementar la productividad con la articulación de ciencia, tecnología e innovación, que fue un poco el éxito de Asia, es lo que nosotros estamos impulsando como prioridad en América Latina”, señaló.
Al respecto, en charla con Miradas al Sur, Aloizo Mercadante Oliva compartió el ejemplo de Petrobras, que al ser una empresa que obligatoriamente tiene que invertir en Investigación y Desarrollo –el 1% de su producción en petróleo tiene ese destino obligatorio, mitad en su empresa y mitad en universidades e institutos de investigación–. “Esta política es lo que hizo que sea lo que es hoy, porque todo el descubrimiento del PreSalt, a 7 mil metros de profundidad, que exige investigación e innovación, fue realizado con esa inversión que le permite ser la empresa con la mejor tecnología en aguas profundas”, comentó.
–¿Y este cambio de mirada cómo se logró?
–La primera gran preocupación que tuvimos con el gobierno de Lula fue cambiar la política externa, apoyar más la relación Sur-Sur, profundizar la integración regional, fortalecer nuevas instancias de coordinación, como los Brics, buscando romper toda una trayectoria de política externa que estaba en la relación Norte-Sur. Lula fue el presidente que más viajes realizó a África, más que todos los presidentes de la historia de Brasil. Lo da un pequeño ejemplo de lo que significó la política externa de Brasil. Más solidaridad al Sur, más integración al Sur, más identidad con el Sur, más vocación para el mundo en desarrollo o países emergentes.
–¿A eso se debe su presencia en Argentina?
–Sí, es lo que pensamos para Brasil y el Mercosur. Hoy tuvimos un encuentro muy productivo con los Ministros de Educación de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela para aunar perspectivas, eligiendo a la educación como instrumento estratégico para la integración, en momentos en que tenemos dificultades comerciales, por lo que tenemos muchos desafíos por delante.
–¿Lo que implica repensar las historias desde una perspectiva integradora?
–Sí, estamos diseñando una directriz curricular, que comenzamos a trabajar entre los ministerios, que en la primera etapa está a cargo de Paraguay, para construir una propuesta curricular para la integración. Éste será un replanteo en la discusión sobre la Historia, los referentes (Bolívar, San Martín, Artigas, etc.), las bases que propician la integración regional y un poco de la historia reciente que configura el Mercosur.
–América latina está revisando su pasado reciente, ¿lo están incorporando en las currículas?
–Estamos empezando, ahora, con la Comisión de Verdad, que va a reescribir la historia reciente de Brasil, para la producción pedagógica y académica. Y ahí vamos a ver la violación de DD.HH., la tortura o la censura, todo lo que es un capítulo que aún no fue escrito con transparencia. Ése es el papel fundamental de la Comisión de la Verdad. Y el ministerio, junto a la Secretaría de DD.HH. que acompaña la Comisión, va a tomar la producción que la misma haga para la elaboración de materiales para el proceso educativo.
–¿Cuál será su rol en la campaña para las elecciones municipales de octubre?
–Mi rol será un papel republicano. Tengo que lidiar con todos los alcaldes que hoy están en Brasil y los que estarán. Tengo un compromiso partidario que es público, ya saben, con el PT. Pero si tengo alguna participación en la campaña va a ser muy cuidadosa. Lo que Brasil necesita es que el área de la educación suba su nivel. Porque si tenemos divergencias partidistas, esto perjudicará el pacto que tenemos para preservar la educación. Mi tiempo como senador acabó. Yo no he dicho nada sobre las elecciones. Mi papel es cuidar de la educación, que ya es un problema muy grande... .
En ese marco, Aloizo Mercadante Oliva expuso la solvencia que tiene Brasil para enfrentar la crisis internacional. “Con ocho años del gobierno Lula, la deuda externa bajó de un nivel del 59% al 37% del PBI, fue un gobierno que desendeudó al Estado. Hemos demostrado que sin privatizaciones, pero con política económica y fiscal consistente, podemos hacer una política anticíclica; aumentar el gasto en la inversión ante la crisis y aumentar el superávit en período de expansión para preservar el crecimiento sustentable”, sostuvo.
Combinar equilibrio fiscal con políticas públicas expansivas es la base de un nuevo desarrollismo, tal como lo expuso el ministro. “Nosotros buscamos conceptuar esta nueva etapa, que tiene diferencias muy significativas con el período del nacional desarrollismo de los años ’60 (…); tenemos un compromiso con la estabilidad inflacionaria, con las cuentas públicas, con la consistencia de la deuda pública; un cuidado extremo con el Balance de Pagos, con las reservas cambiarias, y un compromiso con la democracia, con la libertad de expresión y de manifestación, el derecho de huelga; todo lo que representa una ruptura con el pasado de dictadura, donde pagamos un precio histórico altísimo”, afirmó.
La solvencia económica no es la única forma de enfrentar la crisis; el ministro también hizo una fuerte alusión a la necesidad de invertir en ciencia y tecnología. “No basta sólo discutir medidas proteccionistas, arancelarias o macroeconómicas. No debemos lograr competitividad con mano de obra barata, recortando derechos laborales. La cultura de incrementar la productividad con la articulación de ciencia, tecnología e innovación, que fue un poco el éxito de Asia, es lo que nosotros estamos impulsando como prioridad en América Latina”, señaló.
Al respecto, en charla con Miradas al Sur, Aloizo Mercadante Oliva compartió el ejemplo de Petrobras, que al ser una empresa que obligatoriamente tiene que invertir en Investigación y Desarrollo –el 1% de su producción en petróleo tiene ese destino obligatorio, mitad en su empresa y mitad en universidades e institutos de investigación–. “Esta política es lo que hizo que sea lo que es hoy, porque todo el descubrimiento del PreSalt, a 7 mil metros de profundidad, que exige investigación e innovación, fue realizado con esa inversión que le permite ser la empresa con la mejor tecnología en aguas profundas”, comentó.
–¿Y este cambio de mirada cómo se logró?
–La primera gran preocupación que tuvimos con el gobierno de Lula fue cambiar la política externa, apoyar más la relación Sur-Sur, profundizar la integración regional, fortalecer nuevas instancias de coordinación, como los Brics, buscando romper toda una trayectoria de política externa que estaba en la relación Norte-Sur. Lula fue el presidente que más viajes realizó a África, más que todos los presidentes de la historia de Brasil. Lo da un pequeño ejemplo de lo que significó la política externa de Brasil. Más solidaridad al Sur, más integración al Sur, más identidad con el Sur, más vocación para el mundo en desarrollo o países emergentes.
–¿A eso se debe su presencia en Argentina?
–Sí, es lo que pensamos para Brasil y el Mercosur. Hoy tuvimos un encuentro muy productivo con los Ministros de Educación de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela para aunar perspectivas, eligiendo a la educación como instrumento estratégico para la integración, en momentos en que tenemos dificultades comerciales, por lo que tenemos muchos desafíos por delante.
–¿Lo que implica repensar las historias desde una perspectiva integradora?
–Sí, estamos diseñando una directriz curricular, que comenzamos a trabajar entre los ministerios, que en la primera etapa está a cargo de Paraguay, para construir una propuesta curricular para la integración. Éste será un replanteo en la discusión sobre la Historia, los referentes (Bolívar, San Martín, Artigas, etc.), las bases que propician la integración regional y un poco de la historia reciente que configura el Mercosur.
–América latina está revisando su pasado reciente, ¿lo están incorporando en las currículas?
–Estamos empezando, ahora, con la Comisión de Verdad, que va a reescribir la historia reciente de Brasil, para la producción pedagógica y académica. Y ahí vamos a ver la violación de DD.HH., la tortura o la censura, todo lo que es un capítulo que aún no fue escrito con transparencia. Ése es el papel fundamental de la Comisión de la Verdad. Y el ministerio, junto a la Secretaría de DD.HH. que acompaña la Comisión, va a tomar la producción que la misma haga para la elaboración de materiales para el proceso educativo.
–¿Cuál será su rol en la campaña para las elecciones municipales de octubre?
–Mi rol será un papel republicano. Tengo que lidiar con todos los alcaldes que hoy están en Brasil y los que estarán. Tengo un compromiso partidario que es público, ya saben, con el PT. Pero si tengo alguna participación en la campaña va a ser muy cuidadosa. Lo que Brasil necesita es que el área de la educación suba su nivel. Porque si tenemos divergencias partidistas, esto perjudicará el pacto que tenemos para preservar la educación. Mi tiempo como senador acabó. Yo no he dicho nada sobre las elecciones. Mi papel es cuidar de la educación, que ya es un problema muy grande... .
Fuente: Miradas al Sur
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