lunes, 24 de junio de 2013

"MIENTRAS ESTUVIMOS JUNTOS, LO DIMOS TODO"

Skay rememora los tiempos ricoteros; además, te contamos cómo suena La luna hueca, su quinto trabajo que saldrá en julio.

Por Claudio Kleiman

Es una soleada tarde de otoño en el estudio conde, en una tranquila zona de Colegiales, y Skay Beilinson luce radiante. Los ojos azules que hicieron que Marta Minujín lo bautizara con lo que sería su nombre artístico se agrandan, y su clásica sonrisa ocupa buena parte del rostro, mientras se dispone a efectuar unas últimas sobregrabaciones antes de comenzar la mezcla de lo que será La luna hueca, el quinto álbum de estudio del ex guitarrista de los Redondos.
Este nuevo disco, que tiene fecha de edición prevista para julio, marca un salto cualitativo en una carrera que -al igual que con su legendaria banda- se mueve continuamente hacia adelante, evolucionando con el paso del tiempo al ritmo de su propia inspiración. Cuando se le pregunta sobre el origen del nombre, Skay explica que "la luna siempre ha sido el lugar de los poetas, de los soñadores. Entonces «la luna hueca» contiene todos esos mundos, esas historias. Es un lugar vacío para ser llenado con la imaginación".
Historias e imaginación son dos palabras clave para definir las canciones del álbum, como "El redentor secreto", basada en un viejo relato de la India sobre los ogros. "Cuenta que vivían en Ceilán adentro de un limón, hasta que un ciego pasó con un cuchillo, cortó el limón y mató a todos los ogros. Desde entonces, son todos felices", remata el guitarrista, que continúa diciendo que la relectura de la obra Cortázar, especialmente  La vuelta al día en ochenta mundos, le inspiró una nueva forma de escribir canciones. "Me disparó para un lado interesante, que es salir de esos relatos en los que uno tiene que contar algo que sea específicamente claro y que se entienda, y poder meterse a veces en historias delirantes como ésta."
Una primera escucha del álbum sugiere una mayor variedad tímbrica que en sus trabajos anteriores, así como una profundización en ciertos colores étnicos y aires de música oriental que han sido siempre una de sus características como guitarrista y compositor. "Hay muchas acústicas, que es algo que un poco me estaba debiendo", dice. "Porque a veces agarro la guitarra acústica y salen cosas muy interesantes, entonces empezaron a tener cierto protagonismo en algunas canciones. Y las escalas orientales son algo que ya tengo grabado a fuego. Hay un tema medio étnico, que lo toqué con una mandolina a la que luego le pitcheamos la afinación un tono más abajo para que suene como los laúdes árabes." Esa canción, que puede llegar a recordar algunas de las recientes exploraciones de Robert Plant, se llama "La fiesta del karma". Entusiasmado, Skay comienza a cantar la melodía: "A veces no sé muy bien, si fue el diablo o si fue dios, que nos arrojó al vacío en esta danza cósmica.".
Junto a su pareja, la inseparable Poli, quien fuera la "ingeniera psíquica" de los Redondos y continúa siendo su manager, realizaron un viaje a Turquía durante el verano. Podría suponerse que esa excursión determinó la estética del álbum pero, según el guitarrista, fue exactamente al revés. "En realidad, es como que el disco detonó el viaje a Turquía; fue como completar lo que habíamos empezado", cuenta Skay. "Podría decirse que el viaje sirvió para afianzar cosas: hay un universo que se confirma."
Para este nuevo disco, volvió a trabajar con el técnico de grabación Joaquín Rosson que, al igual que en el disco anterior, ¿Dónde vas?, se encargó de la producción junto con el propio Skay. También se mantiene su banda, que "en esta nueva encarnación" se llama Los Fakires, con Claudio Quartero en bajo, Javier Lecumberry en teclados, Oscar Reyna en guitarra y Topo Espíndola en batería. Y, una vez más, Rocambole estará a cargo del arte.
Skay atraviesa un gran momento. En marzo dio un ciclo de cuatro conciertos en el Teatro Vorterix, con entradas agotadas, en los que agregó un segmento acústico. "Nos vamos dando libertades para hacer cosas que en otro momento nos parecían arriesgadas", dice, "como por ejemplo salir con un set acústico, casi sin ensayo. Es como que se ha vuelto todo más fluido".
Estando con Skay, es inevitable hacer la pregunta del millón, especialmente cuando circuló la noticia de que el Indio invitó a los ex Redondos Semilla Bucciarelli, Sergio Dawi y Walter Sidotti para grabar una canción en su próximo álbum. ¿Será que puede haber una reunión de los Redondos? El guitarrista se apresura a desalentar las expectativas: "Lo que pasa es que ése fue un tiempo tan intenso, tan propio de una época, que me resulta imposible pensar que pueda volver a repetirse. Durante los años que estuvimos juntos lo dimos todo, así que no tengo más que agradecimiento y lo llevo siempre en lo mejor de mis recuerdos. Fue una época de gloria y ese espíritu no está presente. De todas maneras, todo lo que haga cada uno está buenísimo. Pero no me atrevo a pensarnos juntos sin ese espíritu, sin la bendición de Patricio Rey".
 
Fuente: Revista Rolling Stone.

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