Entrevista a Alberto Sileoni, ministro de Educación de la Nación.
Por Exequiel Siddig
–Qué advertencias trae la crisis del modelo universitario chileno?–Es un modelo con cosas mostrables y siempre estamos atentos para aprender de todos. Pero hay diferencias de concepción sobre la educación. Una muestra son las expresiones recientes del presidente. Volvió a reflejar que para él, la educación es un bien de consumo. Y repitió la idea cuando dijo: “Las cosas no son gratis, alguien tiene que pagar”. Nosotros creemos que es cierto, pero que el que tiene que pagar es el Estado. Son dos modelos. El argentino tuvo tres hitos: 1) la reforma de 1918 que tiene que ver con la mejor tradición radical democrática. El segundo hito es del 20 de junio del ’49 por una decisión de Perón que suprime los aranceles universitarios y el tercer momento es el del 2003, cuando se destinaron 1.800 millones de pesos a la educación universitaria y en el 2011, 13 mil. La UBA tiene 300 mil alumnos, la Universidad de Chile tiene 23 mil alumnos. Nosotros tenemos 47 universidades públicas y 46 privadas. Chile tiene 47 universidades privadas y 20 públicas. En las públicas hay que pagar.–¿Hay coordinación de políticas universitarias en el Mercosur?–El otro día hubo una reunión justamente con rectores. Estas cosas todavía están más verdes, pero por supuesto yo me he encontrado con embajadores de países vecinos; hemos empezado a trabajar en una mayor flexibilidad en términos de la homologación de títulos.–¿De qué manera se puede ampliar el marco socioeconómico de ingreso a la universidad?–Una cosa es la UBA y las grandes universidades tradicionales. Pero hay otros casos importantes. Recién hablé con autoridades de Moreno. Más del 90 por ciento de los pibes son primera generación de estudiantes universitarios. Florencio Varela, 95 por ciento. Toda la línea de General Sarmiento, Lanús, San Martín, Tres de Febrero que también tiene una alta tasa de primera generación de estudiantes. También podría hablar de Villa Mercedes, en San Luis, que se acaba de crear. General Sarmiento, que no es una universidad nueva. Está en el medio de barriadas pobres, trabajando muy fuerte para que esos pibes se metan en la universidad y no sólo se metan, sino que no la abandonen. Entonces, ahí te doy un primer plano de trabajo que es el trabajo educativo universitario, hay otro plano que es extraescolar pero también va en la misma dirección que es cuando los padres tienen más laburo, Asignación Universal por Hijo, un horizonte de cada vez menos desempleo y más empleo seguro registrado, 50 mil becas invitando a vocaciones científico tecnológica. Todas estas cosas, algunas educativas y otras extra educativas pero que impactan en la educación, van a ser que de a poco cada vez más paguemos esa deuda; porque acá la deuda es que buena parte, lo dice la Presidenta cada vez que puede, los sectores más carecientes pagan una universidad a la cual no van. Entonces, las palabras de Paulo Freire se podrían utilizar acá. Esas palabras dicen que no sólo debe ser pública sino que también debe ser popular, y esto es un trabajo que yo no podría decir que ya está dado, pero cada vez vamos en esa dirección, es lo que buscamos todo el tiempo, que haya más primeras generaciones que accedan a una educación.
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