lunes, 5 de septiembre de 2011

SALEN A LA LUZ MÁS HORRORES DE ENSAYOS MÉDICOS DE EEUU EN GUATEMALA



En los años 40, se inocularon graves enfermedades a miles de personas.


Una conducta inhumana y cruel tuvo lugar en Guatemala: a los pacientes les abrieron heridas y se las infectaron con bacterias, meningitis y neurosífilis, entre otras enfermedades”. Con estas palabras, Anita Allen, integrante de una comisión investigadora estadounidense, reveló ayer en la ciudad de Atlanta nuevos y macabros detalles del experimento médico que Washington realizó en el país centroamericano en la década de 1940. Uno de ellos muestra toda la perversión desplegada: a una mujer que padecía una enfermedad terminal le inocularon gonorrea, para ver cuánto tiempo sobrevivía.
Los experimentos se realizaron entre 1946 y 1948, provocaron la muerte de al menos 83 personas en forma directa y ya es considerado como uno de los episodios más sombríos de las investigaciones médicas en la historia estadounidense. Las víctimas de este aberrante ensayo fueron 5.500, entre ellas niños huérfanos, pacientes con problemas mentales, indígenas, soldados, prostitutas y enfermos . A 1.300 de ellos se les inocularon enfermedades venéreas.
Estos estudios fueron realizados por médicos del Servicio de Salud Pública de EE.UU. y de la Oficina Sanitaria Panamericana, junto con organismos del gobierno guatemalteco. Todo fue pagado con fondos del gobierno estadounidense.
El método era simple: se exponía en forma deliberada a miles de personas a enfermedades de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea y chancroide , para así determinar si la penicilina –entonces relativamente nueva– podía detener y combatir la infección.
El episodio se mantuvo oculto por décadas y recién se descubrió el año pasado, gracias a que la historiadora médica Susan Reverbydel, del Colegio Wellsley, halló expedientes de los pacientes entre unos documentos del médico John Cutler, director del experimento.
En ese momento el presidente Barack Obama ofreció disculpas a Guatemala y ordenó que una comisión de bioética, compuesta por notables, revisara lo ocurrido. En la presentación preliminar del informe, la directora de ese grupo de especialistas, Amy Gutmann, sintetizó el caso con dos palabras: “Escalofriantemente atroz” .
Al igual que Josef Mengele, el médico nazi de los pavorosos experimentos en los campos de concentración del nazismo, Cutler no tenía escrúpulos ni medía el espanto de sus experimentos. Por ejemplo, siete mujeres con epilepsia, que estaban alojadas en el Asilo de Alienados, fueron inyectadas con sífilis abajo de la nuca . Así trataban de comprobar la hipótesis de que la nueva infección podría de alguna manera curarles la epilepsia. Cada una de las mujeres enfermó de meningitis bacteriana, posiblemente por el uso de material sin esterilizar.
Quizá los detalles más perturbadores se refieren a una paciente femenina de sífilis, que se encontraba en estado terminal. Los investigadores, interesados en ver el impacto de una nueva infección en un cuerpo debilitado, le inocularon gonorrea en los ojos y en otras partes de su cuerpo. Murió seis meses después, en forma espantosa.
Según la comisión, la nueva información indica que los médicos tuvieron una insólita actitud inmoral, incluso si el hecho fuera puesto en el contexto histórico de la época: “Los investigadores colocaron en primer lugar sus propios avances médicos y en un distante segundo lugar al decoro humano; estos son graves violaciones a los derechos humanos ”.
El gobierno de Guatemala, que dio a conocer este caso, está haciendo su propia investigación. Quiere saber qué consecuencias tuvieron los pacientes y sus familias a raíz de las infecciones a que los sometieron. Ya logró ubicar a cinco sobrevivientes, de entre 84 y 85 años. Antes, la prensa había localizado a una mujer llamada Marta Orellana, a la que incluyeron en los fatídicos experimentos cuando tenía sólo 9 años.
En Guatemala, el descubrimiento impactó con fuerza en la opinión pública. “Todo ciudadano estadounidense consciente sentirá vergüenza. Todo guatemalteco sentirá dolor y rabia”, comentó el conocido diario Prensa Libre.

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