Antes de sus shows en Córdoba, Skay dice que no se enteró de las últimas declaraciones de Solari y que trata de no malgastar su tiempo.
Por Pablo Leites
El protocolo para hablar con Skay Beilinson es bastante sencillo. En realidad, y en orden a obvias comparaciones, no se acerca en complejidad ni en paranoia al halo de seguridad y los filtros que rodean al Indio Solari. Concertada la entrevista a través de la producción del show, hay que llamar a un número, dejar que atienda el contestador y presentar credenciales ante el mensaje grabado de "la Negra" Poly. Antes de terminar, si todo sale bien, Skay levantará el tubo y saludará muy amable. "¿Qué hay de nuevo? Bueno, empieza la primavera, aquí se comienza a sentir, las flores a florecer y el mundo sigue girando como siempre, en el mismo sentido. Sólo que un poco más rápido. A eso lo llaman la resonancia Schumann. Tal parece que hay un fenómeno que provoca que el tiempo comience a acelerarse, y es lo que produce esa sensación de que siempre falta. Es un fenómeno científico, analizado por estudiosos, que tiene que ver con ondas electromagnéticas. Interesante, ¿no?", tira con una entonación particular, que no permite discernir con seguridad si está hablando en serio o no. Pero sí, salvo la primera parte, entonada como un relator de Cinepress, está siendo cordialmente serio.
"Y ahora vamos para Córdoba capiiiiital", estira ensayando tonada ad hoc. No le sale tan mal, teniendo en cuenta lo indescifrable –a los oídos porteños al menos– del acento cordobés. Con Los Seguidores de Tláloc, su banda, se presentará en doble jornada. "Una de ellas seguro tendrá un listado de temas parecido al de la reapertura de Obras, a fines del mes pasado (N. de la R.: además de temas de sus cuatro discos solistas, dos o tres de Los Redondos: El pibe de los astilleros, Todo un palo y JiJiJi), pero todavía no armé los sets, los tengo en la cabeza”.
–Dos Captain Blue XL. ¿El número es importante?–Depende de quién evalúe. En mi caso, creo que el hecho artístico sucede cuando algo te conmueve las fibras íntimas, y eso pasa cuando uno es consciente de que hay alguien del otro lado. En la cantidad eso se pierde y estoy convencido de que la capacidad mental de asimilar alcanza hasta donde llega la vista. Después ya hay cosas que se te empiezan a escapar. Y terminás en una soledad rara, sin compartir.
–¿Te llegaron a molestar las multitudes en algún momento de Los Redondos?–Yo soy músico y como tal, me siento feliz cuando estoy arriba del escenario. Eso en la última etapa de los Redondos, cuando estábamos prácticamente obligados a tocar cada seis meses, empezó a joderme, sí. Era un sufrimiento para mí, tocar cada seis meses. Por eso ahora me estoy dando la revancha de tocar seguido.
–Y, además, la baja en la venta de discos vuelve a los shows más necesarios, ¿no?–Puede ser, eso son especulaciones. Por lo pronto, tengo una bocha de temas ya compuestos para el próximo disco, y ya los empezamos a laburar con la banda, y si no arrancamos a grabarlos este año, será el año que viene. La misma banda, porque funcionamos bien, estamos muy cómodos tocando.
A esta altura de la conversa, y teniendo del otro lado de la línea al medio dueño de uno de los mitos más trascendentes del rock argentino, sería un acto de omisión imperdonable no tocar el tema de los tiros por elevación (y no tanto) que Skay y el Indio se propinaron desde que salió a la luz la existencia de cientos de horas de material en video que el guitarrista y su pareja-mánager Poly tienen en custodia. "Están sentados sobre ese material", le dijo Solari a Rolling Stone, y más allá de cierta actitud de acercamiento que Beilinson deslizó hace un año en una entrevista con VOS, no hubo respuesta del otro lado. "No tengo ningún rollo. La única manera de hacerlo es recuperando la amistad. Entender para qué lado queremos llevar al material disponible. Sólo se necesitan tiempo y ganas. Y recuperarnos la confianza mutua", dijo entonces.
Indio Solari subió el tono y en una entrevista de principios de este mes para La Nación habló de traiciones y deslealtades imperdonables. Así que cabía preguntar si había algo más para decir.
–¿Leíste la última entrevista que dio el Indio?–No, no la leí.
–¿Tampoco nadie te comentó nada?–No, y en realidad no tengo nada que opinar de nada que tenga que ver con el Indio.
–¿Sigue todo tan mal como se ve desde afuera?–No sé, yo al Indio no lo veo desde hace 10 años. No sé quién es el Indio hoy, así que no tengo nada que contestarte sobre eso.
Diez años es mucho tiempo. Incluso teniendo en cuenta la resonancia Schumann, cualquiera pensaría que una década podría haber sido suficiente. La realidad es que Solari quiere invitar a “Semilla” Bucarelli y a Sergio Dawi, dos ex Redondos que quedaron en el medio. El tiempo dirá, aunque pase más rápido para Skay.
“Yo igual el tiempo me lo hago, ¿eh? Y lo aprovecho de la mejor manera. Trato de no malgastarlo en boludeces, que es la peor economía que uno podría hacer. Y en el plano artístico, estoy, como se dice, ‘en pleno uso de mis facultades’, con una absoluta creatividad y ganas de hacer lo que estoy haciendo”.
"Y ahora vamos para Córdoba capiiiiital", estira ensayando tonada ad hoc. No le sale tan mal, teniendo en cuenta lo indescifrable –a los oídos porteños al menos– del acento cordobés. Con Los Seguidores de Tláloc, su banda, se presentará en doble jornada. "Una de ellas seguro tendrá un listado de temas parecido al de la reapertura de Obras, a fines del mes pasado (N. de la R.: además de temas de sus cuatro discos solistas, dos o tres de Los Redondos: El pibe de los astilleros, Todo un palo y JiJiJi), pero todavía no armé los sets, los tengo en la cabeza”.
–Dos Captain Blue XL. ¿El número es importante?–Depende de quién evalúe. En mi caso, creo que el hecho artístico sucede cuando algo te conmueve las fibras íntimas, y eso pasa cuando uno es consciente de que hay alguien del otro lado. En la cantidad eso se pierde y estoy convencido de que la capacidad mental de asimilar alcanza hasta donde llega la vista. Después ya hay cosas que se te empiezan a escapar. Y terminás en una soledad rara, sin compartir.
–¿Te llegaron a molestar las multitudes en algún momento de Los Redondos?–Yo soy músico y como tal, me siento feliz cuando estoy arriba del escenario. Eso en la última etapa de los Redondos, cuando estábamos prácticamente obligados a tocar cada seis meses, empezó a joderme, sí. Era un sufrimiento para mí, tocar cada seis meses. Por eso ahora me estoy dando la revancha de tocar seguido.
–Y, además, la baja en la venta de discos vuelve a los shows más necesarios, ¿no?–Puede ser, eso son especulaciones. Por lo pronto, tengo una bocha de temas ya compuestos para el próximo disco, y ya los empezamos a laburar con la banda, y si no arrancamos a grabarlos este año, será el año que viene. La misma banda, porque funcionamos bien, estamos muy cómodos tocando.
A esta altura de la conversa, y teniendo del otro lado de la línea al medio dueño de uno de los mitos más trascendentes del rock argentino, sería un acto de omisión imperdonable no tocar el tema de los tiros por elevación (y no tanto) que Skay y el Indio se propinaron desde que salió a la luz la existencia de cientos de horas de material en video que el guitarrista y su pareja-mánager Poly tienen en custodia. "Están sentados sobre ese material", le dijo Solari a Rolling Stone, y más allá de cierta actitud de acercamiento que Beilinson deslizó hace un año en una entrevista con VOS, no hubo respuesta del otro lado. "No tengo ningún rollo. La única manera de hacerlo es recuperando la amistad. Entender para qué lado queremos llevar al material disponible. Sólo se necesitan tiempo y ganas. Y recuperarnos la confianza mutua", dijo entonces.
Indio Solari subió el tono y en una entrevista de principios de este mes para La Nación habló de traiciones y deslealtades imperdonables. Así que cabía preguntar si había algo más para decir.
–¿Leíste la última entrevista que dio el Indio?–No, no la leí.
–¿Tampoco nadie te comentó nada?–No, y en realidad no tengo nada que opinar de nada que tenga que ver con el Indio.
–¿Sigue todo tan mal como se ve desde afuera?–No sé, yo al Indio no lo veo desde hace 10 años. No sé quién es el Indio hoy, así que no tengo nada que contestarte sobre eso.
Diez años es mucho tiempo. Incluso teniendo en cuenta la resonancia Schumann, cualquiera pensaría que una década podría haber sido suficiente. La realidad es que Solari quiere invitar a “Semilla” Bucarelli y a Sergio Dawi, dos ex Redondos que quedaron en el medio. El tiempo dirá, aunque pase más rápido para Skay.
“Yo igual el tiempo me lo hago, ¿eh? Y lo aprovecho de la mejor manera. Trato de no malgastarlo en boludeces, que es la peor economía que uno podría hacer. Y en el plano artístico, estoy, como se dice, ‘en pleno uso de mis facultades’, con una absoluta creatividad y ganas de hacer lo que estoy haciendo”.
esta bien Skay....podes negarlo al Indio si queres...pero no se puede tapar el sol con las manos!! creo que sos un buen musico impecable...solo que el indio llego de otro modo.....tiene la mistica...eso nada mas.
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