lunes, 19 de septiembre de 2011

LUZ SOBRE MIEMBROS DE LA TRIPLE A



Por Fabián Kovacic


Los papeles del escritor Rodolfo Walsh ayudan, una vez más, a desentrañar el entramado de relaciones entre paramilitares argentinos, la CIA y el Plan Cóndor. El juez Rafecas procesó a un integrante clave de la organización creada por López Rega.


En agosto de 1975 Rodolfo Walsh investigaba a la Triple A y detectó una célula paramilitar ligada a la Policía Federal dedicada a la identificación, detección y secuestro de exiliados políticos latinoamericanos. El responsable de inteligencia de ese grupo, según las observaciones de Walsh, era el anónimo comisario Rolando Oscar Nerone. Treinta y seis años después el juez federal Daniel Rafecas procesó a Nerone por el secuestro y desaparición de la ciudadana argentino-uruguaya Victoria Lucía Grisonas, ocurrido el 26 de setiembre de 1976 en la casa que la mujer compartía con su esposo uruguayo Roger Julien y sus dos hijos, Anatole, de cuatro años de edad, y Victoria, de apenas 16 meses. La pareja militaba en el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33) de Uruguay, diezmadas en Argentina por la banda de Aníbal Gordon y un grupo de militares uruguayos en Automotores Orletti, en ese mismo 1976.La casa de los Julien Grisonas fue asaltada en la tarde del domingo 26 de setiembre, por fuerzas del Ejército Argentino y el uruguayo, la Side y la Policía Federal. Ante el ataque, Roger disparó desde la casa, hirió a Nerone en su pierna izquierda y junto a Victoria, que cargaba con los dos niños, intentaron huir por los fondos de la finca en forma separada. Ambos fueron detenidos. Según la investigación judicial, Roger ingirió una pastilla de cianuro –de acuerdo con la confesión del represor Eduardo Ruffo, partícipe del operativo– y murió en pocos segundos en plena calle. A Victoria le arrebataron a los niños y la tomaron entre tres o cuatro uniformados. Cuando su hijo Anatole gritó por su madre, recibió una respuesta seca. “Tu madre es una yegua y está muerta”, mientras levantaban en el aire a la mujer y la dejaban caer al pavimento repetidas veces hasta que un grupo vestido de civil se hizo cargo de la situación.Los hijos de la pareja fueron vistos junto a su madre en Orletti y posteriormente aparecieron abandonados en una plaza de Valparaíso, Chile, en 1979, para convertirse en los primeros nietos recuperados, en 1983, gracias a la organización Clamor de Brasil y Abuelas de Plaza de Mayo. Roger y Victoria continúan desaparecidos, aunque por cuestiones judiciales, mientras él está encuadrado en la causa del Plan Cóndor, tramitada por el juez federal Norberto Oyarbide, ella se mantiene incluida en la sub causa “Orletti Dos”, que aún sigue en plena instrucción. Hasta ahora el caso tiene detenido e imputado al ex agente de la Side Miguel Angel Furci y ahora a los ex policías Rolando Nerone y Oscar Gutiérrez.
El rompecabezas. Los papeles de Walsh fueron exhumados por Horacio Verbitsky, quien los publicó en la revista El Periodista de Buenos Aires, en marzo de 1986. Ese material fue rescatado por el periodista Alipio Paoletti en su libro Como los nazis, como en Vietnam, publicado por las Madres de Plaza de Mayo. El nombre de Nerone aparece por primera vez ligado a la Triple A como responsable de inteligencia de uno de los nueve grupos identificados por Walsh en el organigrama de la Triple A. El rompecabezas empieza a tomar forma si se compara y analiza las declaraciones de ex represores durante los juicios por violaciones a los derechos humanos en tiempos de Raúl Alfonsín y luego en plena etapa kirchnerista.Según Walsh, el grupo de Nerone cumplía la tarea de identificar y diezmar a los exiliados políticos latinoamericanos refugiados en Buenos Aires y se organizaba en una casa usada como base ubicada en la calle San José al 700. “El comando estaba integrado por siete oficiales y dos suboficiales de la Superintendencia de Seguridad Federal”, y “obedecía al jefe del departamento de Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de Seguridad Federal, comisario inspector Juan Gattei” y cuyo “jefe de Operaciones era el inspector Juan Bautista Pietra, del departamento de Asuntos Políticos”, según la nota publicada en El Periodista.Gattei era un viejo conocido del teniente coronel Jorge Osinde, quien lo convocó a trabajar en el Departamento de Asuntos Extranjeros desde donde el grupo se vinculó con el recientemente asesinado Enrique Arancibia Clavel, agente de inteligencia chileno, con quien organizaron el asesinato del general Carlos Prats, leal a Salvador Allende, y el crimen del general boliviano Juan José Torres. Retomando la investigación de Walsh, junto a Gattei actuaba otro policía federal, Antonio Gettor, y ambos habían sido becarios de la AID, cobertura regional de la CIA para entrenar y pertrechar a la represión latinoamericana. Su responsable era Gardener Hathaway, director de la estación local de la CIA, con quien Gattei y Gettor tenían trato cotidiano.
Los Grupos de Tareas. Ya en 1983, el policía Roberto Peregrino Fernández había denunciado ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos (Cadhu), en España, la división de áreas y grupos de tareas según los diferentes sectores políticos a detectar. “Los distintos Grupos de Tareas (GT) habían especializado su actuación por grupos políticos. Así, por ejemplo, el Ejército tenía a su cargo la represión del ERP; la Armada, a Montoneros; la Fuerza Aérea, a organizaciones menores, FAL, FAP, etc., y la PFA, a pesar de trabajar bajo jurisdicción del Ejército, también se encargaba de la represión a Montoneros. Cuando algunos de los GT secuestraban a alguna persona que por su participación interesara a otro GT, se trasladaba al prisionero.”Antes de morir en circunstancias extrañas en abril de 2006, el represor Juan Antonio Del Cerro señaló en su testimonio en la causa Suárez Mason, cómo se componían y a quiénes perseguían los diferentes grupos de tareas. Según el ex policía existía el GT 5, organizado por la Side y la Policía Federal, y era el responsable de investigar a los grupos que integraban la Junta Coordinadora Revolucionaria, donde estaban nucleados los Tupamaros, de Uruguay; el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de Chile y de Bolivia, y el ERP argentino.El disparo de Roger Julien hirió a Nerone en su pierna y lo dejó fuera de combate, por lo que dos de sus compañeros lo auxiliaron y se retiraron del lugar, según denunciaron ante el juez Rafecas en marzo pasado, cuando fueron citados a declarar. Además del herido, participaron Oscar Cacho Gutiérrez y Roberto Gómez Migenes, quien ya habría muerto. Tanto Gutiérrez como Nerone participaron en las correrías posteriores de la banda de Aníbal Gordon y el responsable de la Side, el general Otto Paladino. Ambos trabajaron en la agencia de seguridad Magíster, según contó Alipio Paoletti, con oficinas en la calle Cerrito, de la Ciudad de Buenos Aires.El general Juan Ramón Nieto Moreno era el responsable del grupo que secuestró a Victoria Lucía Grisonas, según se deduce de una nota insertada en el legajo del policía federal Nerone, en la que el militar solicita una felicitación al Departamento de Asuntos Extranjeros en favor del herido por su desempeño durante el operativo. Por el balazo, Nerone fue dado de baja en la Policía Federal en 1982 y terminó trabajando en la agencia de seguridad privada Organización Anselmi SRL, con oficinas y bases en Capital, Pilar y San Martín, curiosamente a escasas veinte cuadras del lugar del operativo de 1976.Aún conserva su cargo de director y posiblemente acuda cada día a su trabajo, ya que tanto él como Cacho Gutiérrez están procesados pero gozan de la más absoluta libertad. Con todo, la investigación de Walsh puede lograr treinta y cinco años más tarde armar el rompecabezas del Operativo Cóndor y el rol de la Policía Federal en el secuestro de extranjeros. Sólo hay que saber tirar de las pistas.
• INVESTIGACIÓN. Cuando el Plan Cóndor era legal La investigadora e historiadora uruguaya Clara Aldrighi descubrió en 2002, en Washington, los documentos desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano donde se revelan los acuerdos oficiales entre la CIA y las policías sudamericanas para la cooperación en la lucha contra el delito y las organizaciones políticas, en una línea divisoria sumamente difusa. Allí figura el intercambio de instructores brasileños y argentinos con la policía uruguaya, la donación de móviles policiales brasileños a sus pares uruguayos y la asistencia a los cursos que la Side y la Policía Federal daban a los policías orientales entre 1969 y 1972, años donde los uruguayos extremaron la represión contra la guerrilla urbana de los Tupamaros. Así llegaron a Buenos Aires, entre otros, el comisario Hugo Campos Hermida y el fotógrafo policial Nelson Bardesio, organizador, en 1970, de los escuadrones cazatupamaros, a imagen y semejanza de la tristemente célebre Triple A argentina.Eran los años de la dictadura del general Alejandro Lanusse. Campos Hermida ya murió y fue uno de los torturadores más feroces de militantes uruguayos en Uruguay y Buenos Aires, donde actuó en Automotores Orletti. Bardesio fue detenido en julio de 2008 mientras vivía en Ituzaingó y fue extraditado a Uruguay, donde se lo acusa de cuatro crímenes. Junto con el policía argentino Juan Gattei y Gardener Hathaway, fueron protagonistas de un Plan Cóndor todavía legal.

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