jueves, 9 de septiembre de 2010

ADIÓS CABILDO, ADIÓS

Dejó de editarse la revista del nacionalismo católico que en los ’70 estuvo más a la derecha que las fuerzas armadas

Hay un espacio vacío desde hace unas semanas en el rubro gráfico argentino: Cabildo ha dejado de poblar los quioscos de revistas. La publicación apareció en los setenta con un perfil ultra nacionalista, ultra católico y antisemita. Justo es decirlo: fue coherente y mantuvo ese perfil hasta último momento. Durante los años más negros de la dictadura estuvo más a la derecha que las fuerzas armadas. Que no es poco. Sólo le reprocharon a los militares su liberalismo económico y su falta de dureza para combatir a la “subversión marxista”. Hoy dejó de editarse pero no se rinde: pide unos mangos a sus más fieles lectores para volver a llenar páginas con su prosa barroca y feroz.
Cabildo llegó a los quioscos el 17 de mayo de 1973, días antes de la asunción de Héctor Cámpora. Luego de la muerte de Perón, un año después, en tres ocasiones se ordenó el cierre de la revista. López Rega lo hizo, en febrero 1975. Fue luego de la publicación del número 22, en el que El Brujo aparecía en tapa, con uniforme de comisario y con la leyenda: “El Estado soy yo”. Luego la revista se camufló con el nombre de El Fortín, pero tres meses después también fue cerrada. Tuvo otro incidente en junio del ’77: se retiró de los quioscos la edición de Cabildo sacó en tapa el secuestro del periodista Jacobo Timerman. El problema era que la dictadura sostenía que era una detención legal. Al mes siguiente estaba en la calle de nuevo.
En los años de oro la revista estuvo conducida por Ricardo Curutchet. Otro director fue el escritor Vicente Massot, actual director del diario bahiense La Nueva Provincia. No fue la única publicación de ese tipo que Massot formó parte: también fue colaborador de la revista Verbo, que tradujo y publicó los trabajos de los capellanes franceses de la guerra de Argelia, que justificaron con argumentos teológicos la tortura y la ejecución de prisioneros. Otras plumas de primera línea fueron Jordán Bruno Genta, Carlos Alberto Sacheri, Acdel Edgardo Vilas o Ramón Camps. Hasta escribió un tal GJY, que no era otro que Guillermo Jorge Yacobucci, un camarista de Casación que en 2008 firmó la libertad de varios represores. También despuntaba el vicio de la escritura Antonio Caponnetto, el último director.
Leer hoy una nota de Cabildo puede generar una sonrisa. Pero no eran graciosas en el contexto de los ’70. En la edición de abril de 1977, Caponetto escribió una nota titulada El peligroso mito de los derechos humanos, referida a la entonces llamada “campaña antiargentina”. “La guerra revolucionaria desatada por el enemigo marxista ha entrado en la fase decisiva. Creerla terminada es un riesgo que nadie debe correr”, empezaba la nota. Y terminaba: “En tanto no se haga, y se sigan organizando justificaciones y campañas esclarecedoras, no se hará más que remontar la corriente confusionista que corresponde cortar con un par de sablazos”. Más claro, agua.
El lema con el que nació Cabildo persiste: “Por la nación, contra el caos”. Ese, precisamente, es el nombre del blog en el que se subían notas de la revista y en el que actualmente se leen textos furiosos contra el kirchnerismo, contra el matrimonio igualitario, contra el “infame marxista Angelelli”. No todo es negativo, claro. También hay loas al padre Julio Meinvielle, uno de los ideólogos del antisemitismo en la Argentina. O un recordatorio del aniversario del nacimiento de Benito Mussollini.
Parafraseando libremente a Bertold Brecht, lo viejo, Cabildo, acaba de morir. Pero lo nuevo ya nació. Sí, Cabildo deja retoños. Como B1. Vitamina para la memoria de la guerra en los ’70, que justificaba el terrorismo de Estado. La mentora de esa publicación –al parecer, discontinuada– es Cecilia Pando. Su director, José Luis D’Angelo Rodríguez. Es un ex militar que participó de los alzamientos de Semana Santa, fue condenado y luego indultado. D’Angelo Rodríguez encabeza hoy la revista Madriz, que intenta ser una copia de la revista Barcelona. Pero, a diferencia de la original, no es graciosa. Ni un poquito.
Cabildo dejó de publicarse en varias oportunidades a lo largo de toda su historia. Esos cierres y vueltas a salir se contabilizan en tres épocas. Pero ésta, la tercera, parece la vencida.

UN LIBELO ANTISEMITA
Cabildofue claramente antisemita. Creía y fomentaba la idea de una conspiración sionista mundial. En El antisemitismo en la Historia argentina reciente: la revista Cabildo y la conspiración judía, el historiador Jorge Saborido señala que “los integrantes de la revista revitalizaron la idea de la ‘conspiración judía’ adaptándola a la realidad argentina del momento”.

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