Encontramos la tabla de los ocho mandamientos troskos (porque diez, dijeron, era hacerle el juego a la patronal religiosa). Algunos van con su explicación y algunas referencias temporales para entenderlo, vio, porque tampoco son muchachos fáciles de comprender. Aquí están, estos son, los mandatos de León:
I. Amarás a Trotsky por sobre todas las cosas.
El primer mandamiento se explica por sí solo.. En una asamblea interclaustroskysta de la división troskysta de Saladillo, ex-frente independiente anti-casi todas las cosas malas, por amplia mayoría representativa y democrática de seis votos se decidió declarar a León Trotsky como "un grosso tremendo" que "le batía la justa a los pulpos capitalistas de la patronal explotadora". Horas después, el frente se rompió (ver mandamiento V) porque la cúpula de la asamblea decidió que decir "batir la justa" era una utilización lunfardista del lenguaje que obedece a un vicio pequeño burgués que había que combatir. La agrupación troskysta de Saladillo quedó dividida en tres frentes independientes de cuatro miembros cada uno, observándose sus nombres: "Frente Popular Independiente y Lunfardista Trotsky Grosso"; "Frente Anti Patronal Vanguardista Por la Pobreza Estructural como Medio de Concientización de Clases"; "Asamblea Interbarrial Revolucionaria Sub Sede Saladillo".
II. No negociarás, ni por la vida de tu padre, ni por la de tu mujer, siervo, criada, buey, asno o cosa alguna de tu prójimo.
Un trosko no negocia. Un trosko tiene sus principios, luego, la realidad existe o no de acuerdo a ellos, y ésto último es irrelevante. El trosko no opera políticamente: el trosko es la representación del proletariado, y el camino hacia la reivindicación popular de las luchas obreras consiste en la creación de un frente tan pero tan pequeño que lo incluye a él y casi a nadie más. En ese sentido, la Academia de Física Troskysta de Moscú observó en un informe: "La naturaleza de las cosas obedece a la lógica troskysta de la formación de frentes unipersonales: así como los partidos troskos se componen en principio de varias integrantes hasta quedar uno sólo, de la misma manera la materia puede dividirse primero en partículas, luego en neutrones y protones hasta llegar al reciente quark. Queda dicho: un trosko que se precie debe lograr crear un frente de composición quarkista, es decir, constitutivamente integrado por él solo".
III. Santificarás las asambleas.
Si bien lo principal es amar a Trotsky por sobre todas las cosas, dos escaloncitos más abajo de León vienen las asambleas. Todo trosko es, por definición, un ser asambleario. Mate, megáfono y divague extraterrestre: tres componentes claves de toda asamblea troska. (Ver mandamiento VII). Así como las tribus tienen sus rituales, el trosko mide su troskedad de acuerdo a su capacidad de permanencia en una asamblea. Cuenta una leyenda urbana que en el año 1993, una asamblea troska de la Facultad de Sociales debatió alrededor de un día y medio la moción de un camarada para "poder ir al baño". Una fracción aseguraba que el camarada "quería escaparle al bulto", mientras la facción que apoyaba al mismo observaba que "el bulto que le está creciendo se llama vejiga y está a punto de estallarle". El camarada finalmente murió de inflamación, y se creó un frente denominado "Los desechos derramados no serán negociados", donde se recuerda la lucha del compañero por mantenerse firme hasta el final sin doblegarse ante el acoso de los pulpos capitalistas.
IV. No usarás el nombre León en vano.
Referido al mandamiento número uno, la necesidad de no utilizar el nombre de León Trotsky en vano fue institucionalizada por la asamblea de Callao y Corrientes, donde se decidió -en asamblea, obvio- declarar traidores a la causa popular del pueblo explotado a los siguientes: Gieco, León; Arslanián, León; Rozitchner, ídem; Enrique, de León (duque de Sajonia y Baviera); Ferrari, León; Knox, León (hijo de Brad Pitt y Angelina Jolie).
V. Romperás un frente.
"Un trosko que está de acuerdo, más que trosko es bonapartista", reza el frente de una asamblea barrial de Caballito aparateada por el troskismo en 2002. Estar de acuerdo con otro es síntoma de claudicación, una agachada imperdonable que será tapa de la próxima Prensa Obrera. Un trosko se junta con los camaradas a debatir la realidad social, pintar carteles y repartir volantes, pero sabe en el fondo que ese camarada es un potencial traidor de la causa del proletariado, puesto que los vicios pequeño burgueses tientan a los militantes débiles, que son todos menos Jorge Altamira y uno mismo. Cada trosko, entonces, es un potencial STASI, y por esa misma razón se vuelve necesario e inevitable hacer todos los intentos necesarios para romper cualquier tipo de frente. Un frente que de muchos que dura mucho tiempo, más que frente es un arreglo burgués para disputar cargos políticos, dos palabrejas que el troskismo detesta, porque la política de cargos, lo sabe cualquier trosko, es detestable y cómplice. Una secta troskomusulmana de El Cairo, aseguró en 2003 que "romped un frente y tendrás en el cielo una corte de mil mujeres vírgenes dispuestas a discutir La Revolución Permanente por el resto de la eternidad". Por su parte, en la última asamblea realizada en Cariló, un grupo de monaguillos troskos que hacían entrismo en el Opus Dei, adaptó el cancionero católico al bagaje ideológico trosko, entonando:
Yo soy un buen troskista
y un mandamiento nuevo os doy:
que rompan todos los frentes
como los he rompido* yo.
* (Los trosko-monaguillos aseguraron que adhieren a la visión de la cuarta internacional althusseriana de Mercedes, Pcia. de Bs. As, donde se declaró que "la conjugación correcta de los verbos es una trampa del capitalismo para impedir la verdadera expresión de las masas explotadas").
VI. Avizorarás la crisis.
¿Wall Street se cayó por la burbuja hipotecaria? Minga, debería decir un trosko. La crisis la viene anunciando Jorge Altamira desde Prensa Obrera hace bocha de tiempo. Un trosko debe asegurar, en cada escrito, charla, comunicación telefónica, cita amorosa y mensajito de texto, que se está viniendo el derrumbe del capitalismo. Avizorar la crisis es un mandato trosko que obedece directamente a su necesidad de ver pasar el cadáver del capitalismo antes de conseguir laburo en un banco, engordar y casarse con una camarada.
VII. No codiciarás los votos ajenos, ni sus aparatos, ni su capacidad transformadora de la realidad.
Un trosko, jamás de los jamaces, debe hacer esfuerzos por superar su techo histórico del 2,8% del padrón electoral. El trosko no medirá los votos cuantitativamente: más vale un voto consciente, que cien comprados por el clientelismo bonapartista del gobierno macartista y cómplice de las patronales. En 1997, Robertro Skista, invitó a un asado en su hogar de Valentín Alsina a unos amigos que volvían a su ciudad y, de paso, votarían el otro día. Robertro les contó que "militaba en el PO", y que al otro día se presentaba a las elecciones. Sus amigos, satisfechos con unas apetitosas mollejas, decidieron volcarse por la opción obrerista que representaba Robertro y sus camaradas. En esas elecciones, los 431 votos que sacaba el PO aumentaron exponencialmente a 437, 6 más que representaban la misma cantidad que los amigos de Robertro. En la asamblea posterior a las elecciones para analizar la continuidad del plan de lucha, se inquirió a Robertro acerca de la razón de dichos votos. "Las mollejas me salen bárbaras", aseguró en plan jocoso el militante. "¿Entonces no nos votaron por la cercanía de la revolución?", retrucó el dueño del megáfono. "Bueno, qué se yo, más o menos", respondió Robertro, quien fue posteriormente enterrado hasta la mitad y apedreado hasta morir por decisión soberana y democrática de la asamblea.
VIII. Aparatearás las asambleas.
En consonancia con el mandamiento III, el troskismo es el único y verdadero sujeto de las asambleas. Ergo, ¿de qué sirve la presencia de sujetos ajenos a la comunidad troskista, si no son capaces de disfrutar de las bondades asambleísticas? Dicho lo cual, la misión de todo trosko en una asamblea donde se encuentren personas ajenas al troskismo será aburrir de manera escandalosa hasta volverla insoportable. Planteará el trosko reclamos imposibles, declarará cualquier noticia de la página 20 del diario como un síntoma de crisis orgánica del sistema, e incorporará, como dogma, la lucha de los trabajadores del subte a cualquier reclamo. Harán asambleas los domingos a la mañana, en Semana Santa y sobre todo el primero de enero, cuando los burgueses y la clase obrera alienada tiene resaca y pocas ganas de levantarse. Evitarán ver los partidos de la Selección, y armarán mesas de debate sobre la Revolución Rusa para todo el mes que dure el Mundial, un opio globalizado para amainar el potencial revolucionario del pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario